Pacto de Estado por el cambio climático

Estos días se celebran, en el Congreso de los Diputados, unas jornadas sobre aportaciones de la sociedad civil al pacto de Estado contra el cambio climático. Se trata sin duda de un ejercicio de reflexión muy adecuado en estos momentos. 

El Gobierno, haciendo lo que debe y con un criterio acertado, impulsa un pacto de Estado sobre uno (si no el mayor) de los problemas a los que se enfrenta la humanidad: el cambio climático. 

La ciencia ha avanzado mucho en este campo y debe ser el instrumento para la toma de decisiones. No se pueden admitir los planteamientos frívolos de aquellos que cuestionan a los expertos y que relativizan el aumento de la temperatura global, la emisión de gases de efecto invernadero y las consecuencias del cambio climático.

Una amenaza actual

No se trata de un riesgo futuro; es una amenaza real, hoy, como pudimos comprobar hace un año con los terribles efectos de la DANA en Valencia o con los incendios, extraordinariamente dañinos, de este verano en el oeste de España. 

En un pacto de Estado deben participar los partidos políticos (esta debería ser una política en la que todos los que buscan el bien común, deberían ponerse de acuerdo) pero también la sociedad civil.

Hoy ya sabemos que las actuaciones en la lucha contra el cambio climático no pueden esperar (hay que actuar en el corto plazo) y que los efectos dramáticos a nivel global afectan a toda la sociedad

La opinión (determinante) de los científicos, de las organizaciones ecologistas, de los habitantes del medio rural, de los que luchan contra los incendios forestales o de aquellos que utilizan el agua para la producción de alimentos, los agricultores y ganaderos, entre otros, es muy importante. 

Hoy ya sabemos que las actuaciones en la lucha contra el cambio climático no pueden esperar (hay que actuar en el corto plazo) y que los efectos dramáticos a nivel global afectan a toda la sociedad, siendo los más vulnerables los más perjudicados por las catástrofes ambientales que vivimos, consecuencia del cambio climático.

Incidir en agricultura y ganadería

Uno de los campos en los que debemos incidir de forma más directa es el de la agricultura y la ganadería, donde los beneficios para el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son evidentes cuando las prácticas agrarias son correctas.

También, conviene destacar la relevancia de las explotaciones familiares, con agricultores y ganaderos que viven en el medio rural, generando actividad económica y empleo, y comprometiendo esta con la lucha contra la despoblación, causante esta última, en parte, del impacto de los incendios forestales en el territorio rural. 

En este sentido, y para seguir avanzando, es necesario seguir adelante con las políticas del pacto verde europeo, la estrategia por la biodiversidad o la aplicación de prácticas beneficiosas para el medio ambiente, retribuidas (ahora, eco-regímenes).

La Política Agraria Común (PAC) para 2028-2034 no puede volver la vista atrás desde el punto de vista de la ambición ambiental. Y debe construirse de la mano con la sociedad civil que representan las Organizaciones Profesionales Agrarias. Y el acuerdo no es siempre fácil, pero todos lo esfuerzos merecen la pena para contribuir a la lucha contra el cambio climático, también desde el ámbito del sector agrario.