Un técnico de rayos X ha sido condenado por los tribunales como autor de un delito de agresión sexual, tras poner su pene en la mano de una paciente de 81 años mientras le realizaba una prueba diagnóstica. Los hechos ocurrieron en el año 2021, en un centro sanitario de titularidad privada al que la víctima acudió a realizarse unas pruebas diagnósticas, derivada de la Seguridad Social, y que pertenece a Quirónsalud.
La Audiencia Provincial de Albacete ha condenado al autor de los hechos a un año y cinco meses de cárcel, y a indemnizar con más de 12.000 euros a la víctima, que se deberá realizar junto a IDCQ Hospitales y Sanidad S.L.U, la empresa que gestiona Quirónsalud, como responsable civil subsidiario. Además, se ha inhabilitado al condenado para el ejercicio de su profesión, técnico de rayos, durante tres años en cualquier centro sanitario.
Igualmente, se le ha condenado a una inhabilitación especial durante cinco años para realizar cualquier profesión, oficio o actividad con personas menores de edad. También deberá pagar la mitad de las costas procesales.
Desde Quirónsalud han declinado valorar la sentencia, que ya ha sido recurrida por el acusado ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.
El enfado de la paciente: “Sinvergüenza”
La sentencia describe como hechos probados que la víctima acudió al centro sanitario para realizarse una prueba diagnóstica que se desarrolló en dos fases interrumpidas. Fue atendida por el ahora condenado. Durante la primera prueba, que se realizó con la paciente tumbada boca arriba con los brazos en cruz, la víctima de la agresión sintió en una de sus manos un objeto con tacto “algo rugoso y caliente”, lo que le causó “extrañeza y desconcierto”, aunque decidió no decir nada.
En la segunda fase de la prueba clínica, acostada en la misma posición, la paciente volvió a sentir la misma sensación, y decidió apartar la mámpara de la máquina que tenía colocada y girarse para ver qué ocurría. Fue entonces cuando vio el pene del acusado.
La sentencia también recoge el enfado de la mujer –que le gritó “sinvergüenza”, “tú quieres terminar de hacer la faena, y a mi tú no me vas a tocar más”– y cómo decidió abandonar la sala, “muy nerviosa y llorando”. La víctima sufrió una crisis de ansiedad por la que debió ser asistida en el servicio de Urgencias del Hospital de Albacete esa misma tarde. El documento explica que tardó en recuperarse “180 días”, con una secuela de estrés postraumático leve.
El técnico sanitario reconoció que se produjo un “incidente” en la sala de la prueba diagnóstica. Sin embargo, negó haberse sacado los genitales o haber rozado la mano de la paciente con el pene. De todos modos, la sentencia considera el relato de la víctima, señalando que muestra los hechos “con coherencia” y que enfatiza en detalles “significativos” del suceso.
“Desagrado” y “ansiedad”
La sentencia también resalta que la víctima se mostraba “muy segura” al describir la forma en la que estaba en la camilla, así como los movimientos que realizó para apartar la mampara y descubrir el “cuerpo extraño” que le tocaba la mano. Por otro lado, señala que aunque el acusado aseguraba que la mujer estaba “completamente inmovilizada” y, por tanto, no podía girar la cabeza para ver el objeto, no se ha podido acreditar que sea “necesario amarrar la cabeza” de los pacientes para evitar su movilidad.
Además, la Sala explica que el “desagrado” y la “ansiedad” que le provocó la situación a la víctima también “refuerza” la credibilidad de sus manifestaciones. En esta línea, apuntan a que la mujer tenía pesadillas con el hombre, miedo, ansiedad y mal estado de ánimo.