El urogallo frente los parques eólicos: 20 años de una batalla en León que se alarga para poder sobrevivir

La batalla judicial del llamado ‘Nudo de Villameca’ entre el urogallo y los parques eólicos ha durado ya 20 años y promete alargarse. Es entonces, entre los años 2000 y 2001, cuando se empezaron a plantear una veintena de proyectos eólicos en las comarcas leonesas de Omaña, Cepeda y Bierzo y éstos empezaron a ser recurridos por colectivos conservacionistas por su afección al medio ambiente, en especial a especies como el urogallo cantábrico. Y estos colectivos consiguieron anular, sentencias mediante, la mayor parte de los proyectos aunque algunos de ellos sí se llegaron a construir y llevan parados varios años por orden judicial.

La Junta de Castilla y León ha vuelto a otorgar en los últimos días autorización ambiental positiva, trámite esencial para su puesta en funcionamiento, a los parques eólicos Peña del Gato, Valdesamario y Espina, varados desde el 2017 cuando el Supremo ratificó su ilegalidad. Entre otras cuestiones, por no haber valorado suficientemente su afección al urogallo, entonces especie en peligro de extinción y hoy en peligro crítico de extinción. Y la escasa evaluación de su impacto en esta especie, a juicio de los conservacionistas, vuelve a ser objeto de polémica y una posible nueva guerra judicial.

El urogallo es una especie en peligro crítico de extinción desde julio de 2017 y un emblema de los ecosistemas cantábricos junto al oso pardo. Su declaración de especie gravísimamente amenazada llegó tras el fracaso del plan Life+ para su conservación que invirtió 5,5 millones de euros entre 2010 y 2016 pero que no logró revertir la caída de la especie. El último informe sobre la especie conocido concluyó que su hábitat se ha reducido un 83% en los 42 años y casi sólo quedan en la provincia de León.

En 2017 un informe de varios científicos, publicado en la revista 'Bird Conservation International’, alertaba de que la población de urogallos más rara de Europa, la ubicada en las comarcas leonesas donde se proyectaron los parques eólicos, estaba desprotegida. Pese a las evidencias científicas de su presencia en la zona la Junta de Castilla y León no la tenía incluida en sus mapas ni del Plan Life+ ni de la Red Natura 2000. Y así sigue pese a que en ese mismo año apareció un ejemplar hembra de urogallo muerto a los pies de una de las torres eólicas de la zona, aunque según los informes “no concluía con certeza que dicha muerte fuera como resultado de colisionar contra un aerogenerador”. 

SEO/Birdlife, que encabezó junto a otras entidades los recursos que anularon la mayor parte de Nudo de Villameca, advierte tras las reautorizaciones ambientales que los nuevos proyectos presentados por los promotores siguen sin evaluar correctamente el impacto sobre el urogallo “a juzgar por los estudios de impacto ambiental que han presentado los promotores”.

La entidad ecologista cree que “los promotores no han tenido en cuenta que el urogallo cantábrico es, desde 2018, una de las siete especies catalogadas en peligro crítico en España” y que además “la Junta no ha establecido unas medidas acordes a esta situación en las DIA publicadas”. Aseguran que van a defender la especie “hasta el final” y reclaman “responsabilidad a todas las partes” al hablar de una especie al borde de la extinción. Si se concede la autorización tal y como está planteada, señalan, volverán a los juzgados, “Sería lamentable que la conservación de una especie crítica de nuestro patrimonio natural, como es el urogallo cantábrico, vuelva a ser objeto de una pelea en los tribunales”. La conservación del urogallo, entienden, debe ser “una cuestión de interés especial para el conjunto del Estado”.

Uno de los ‘problemas’ de las sentencias que anularon las autorizaciones era que no ordenaron quitar lo construido, sino retrotraer al inicio de la evaluación ambiental. Y eso es lo que hicieron las empresas promotoras y la Junta de Castilla y León, volver a presentar los proyectos sin cambios sobre lo ya en pie. Y sobre la afección de los parques al urogallo, que los tribunales usaron como argumento para anularlos por no estudiarlo, se ha concluido que “La afección sobre especies de avifauna y, más concretamente, sobre el urogallo cantábrico se considera compatible, debido a la baja posibilidad de que puedan producirse colisiones y alteración del hábitat, durante la fase de explotación”. 

Es decir, se vuelve prácticamente al mismo punto de partida que hace 20 años. En las nuevas autorizaciones ambientales, con deficiencias según las organizaciones que han presentado alegaciones en el proceso, sí se tienen en cuenta algunos aspectos como en uno de ellos tendrá que realizar una parada obligatoria en época de cría.  

Para SEO/Birdlife esta batalla que se lleva a cabo desde primeros de milenio “han sido 20 años perdidos para el urogallo, la biodiversidad y también la lucha contra el cambio climático”. Las nuevas autorizaciones ambientales vislumbran que se alargará.