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El acusado de lanzar un cohete al helicóptero de los Mossos: “No quería hacer daño a ningún policía”

Lanzamiento sí, pero sin mala intención. El joven acusado de lanzar un cohete al helicóptero de los Mossos d'Esquadra durante las protestas del procés ha reconocido que tiró el petardo pero ha negado que buscara derribar la aeronave o herir a sus tripulantes. “No quería hacer daño a ningún policía”, ha dicho F.L.G. en su turno de última palabra. 

Ante la sección 5ª de la Audiencia de Barcelona ha quedado visto para sentencia este martes el juicio contra el joven. Fiscalía y Generalitat se han reafirmado en su petición de nueve años y medio y dos años de cárcel respectivamente, mientras la defensa del encausado, que ejerce la abogada Mireia San Nicolás, ha reiterado su petición de absolución.

Acusaciones y defensas coinciden en que F.L.G. lanzó tres cohetes la noche del 16 de octubre de 2019, una de las madrugadas de disturbios en Barcelona que siguieron a la sentencia del procés. La discrepancia entre las partes estriba en la intención del acusado: mientras Fiscalía y Generalitat mantienen que quería hacer daño a los Mossos la defensa lo niega. 

Se basa la defensa en dos elementos. El primero, que el cohete no llegó a impactar ni pasó justo al lado del helicóptero, como muestra uno de los vídeos del caso, sino que, según su versión, emitió sus destellos de luz roja a unos metros de la aeronave. Además, según la defensa se trata de un artefacto pirotécnico (en concreto, una “palmera”) de escasa peligrosidad, que se caracteriza más por emitir luces que por una gran explosión.

“El cohete no tiene la peligrosidad ni la potencia para ser un instrumento peligroso”, ha aseverado San Nicolás, que ha insistido en que si el acusado hubiera tenido intención de dar al helicóptero “no hubiera lanzado los cohetes tan lejos” de la aeronave y hubiera agotado los cohetes que llevaba en la mochila (le sobraron tres).

En su declaración, el acusado además ha asegurado que aquella noche fue a Barcelona para ver a un amigo y que se vio inmerso en los disturbios sin quererlo, y que de hecho fue “esquivando” los altercados que se daban en la zona de plaza Urquinaona hasta una zona “más tranquila” y “con ambiente festivo”, que fue donde sucedieron los hechos: la Gran Via entre las calles Bruc y Roger de Llúria. 

“No dirigí el cohete hacia el helicóptero”, ha remarcado F.L.G., que ha explicado que el lanzamiento lo hizo “vertical hacia el cielo” y hacia los árboles de la Gran Via. El joven también ha acusado a los mossos que lo detuvieron de sobrepasarse en el uso de la fuerza y de “arrastrarle” 20 metros por la calle haciendo caso omiso a sus gritos de dolor. Sin embargo ha recordado, tal y como también admitieron los mossos, que los agentes dejaron sin efecto la detención en la misma calle, sin llegarle a trasladar a comisaría.

Para remarcar que su intención no era hacer daño sino “festiva”, F.L.G. ha insistido en que el primer lanzamiento lo realizó cuando el helicóptero estaba todavía más lejos, a 300 metros, y que solo fue en el segundo, una vez la aeronave se había movido hacia su posición, que el cohete emitió luces más cerca del helicóptero.

Para las acusaciones en cambio la tesis de F.L.G. no se sostiene. “La declaración del acusado ha sido extraña, ilógica e irracional”, ha valorado el abogado de la Generalitat, mientras que para la fiscal la versión del procesado es “inverosímil”. Ha hecho hincapié la fiscal en la “contradicción” del acusado al afirmar primero que fue a Barcelona a ver a un amigo para después reconocer que vestía un pañuelo con el que suele vestirse para las manifestaciones.

La tesis de las acusaciones se sustenta en el relato de los Mossos d'Esquadra que vieron el lanzamiento y en el piloto del helicóptero, que ha declarado este martes y ha explicado que el cohete detonó a unos 5 o 10 metros de la nave. “El helicóptero se desestabilizó totalmente, podría haber sido catastrófico”, ha recordado. La decisión ahora está en manos del tribunal.