André Malraux: de espacio degradado a plaza dura
Este es un artículo publicado en el blog 'La periodista desquiciada'
Los vecinos del barrio del Fort Pienc de Barcelona están de enhorabuena. Después de años de degradación, la reurbanización de la plaza André Malraux aún su fase final de obras para convertirse en una plaza dura más. Si las previsiones de la conselleria de Territorio y Sostenibilidad se cumplen, a principios del año que viene el barrio recuperará una plaza que nada tendrá que ver con el espacio original verde y frondoso, sacrificado por las obras de construcción del nuevo intercambiador de el Arco del Triunfo.
De la superficie total de 7.500 m2, la parte ocupada por el hormigón supera con creces la que se dedicará a zona verde y áreas infantiles. De momento, la decena de árboles de la plaza que sobrevivieron a las obras aguantan con dignidad, pero la cincuentena que se tuvieron que trasladar ya no volverán. La fuente ha desaparecido y los discretos respiraderos de la estación han sido sustituidos por unos tubos metálicos de grandes dimensiones.
El hormigón se concentra sobre todo en la parte de la plaza que da a la Avenida Vilanova, mientras que se ha optado por una gran escalera nada accesible para personas con movilidad reducida para salvar el gran desnivel existente en la parte que da a la calle Nápoles, justo enfrente de la estación del Norte y del parque, provocado por la elevación del techo de la estación de metro que hay debajo de la plaza.
El concejal del distrito del Eixample, Gerard Ardanuy, celebró el pasado miércoles la finalización de la remodelación de una plaza que ha sido cerrada durante seis años, primero por el retraso de las obras del intercambiador y después por la rifirrafe entre Generalitat y Ayuntamiento por quién debía pagar la reurbanización.
“En breve podremos volver a disfrutar de este espacio”, explicó Ardanuy al Consejo de Fort Pienc ante una audiencia cada vez más reducida por su decisión de adelantar el pleno a las 18.30 horas y así animar a la participación ciudadana. Suerte que su cortejo oficial, entre asesores, funcionarios varios y concejales de distrito, terminaron de llenar la sala de actos.
Que la plaza sea a partir de enero un espacio duro y gris parece importar poco. Si quieren verde, los vecinos de Fort Pienc ya tienen el parque de la Estación del Norte, donde los perros y sus cagadas se han hecho los dueños del espacio. Y si no tienen suficiente y necesitan más oxígeno, pueden irse de paseo hasta el parque de la Ciutadella y contemplar de paso la degradación del Invernadero.