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Una campaña contra la masificación turística cuela dos carteles en las marquesinas de Barcelona

Uno de los carteles aparecidos en las marquesinas de publicidad

Sergi Franch

El que con toda seguridad será este verano el debate más candente en la ciudad de Barcelona, el del turismo y sus efectos en el precio del alquiler, se ha colado este fin de semana en las marquesinas municipales como si de publicidad se tratara. Una campaña anónima ha conseguido colocar dos carteles fake contra la masificación turística en los lugares que el Ayuntamiento alquila para la publicidad convencional, desatando, de paso, una agria polémica entre el Gobierno de Colau y la oposición.

La polémica se inició este domingo por la tarde cuando el líder de ERC en el consistorio, Alfred Bosch, alertó de que un cartel se había “colado” –según sus palabras– y reclamó al Ayuntamiento que lo retirara inmediatamente, calificando la acción de “ataque al comercio”.

A él se sumó poco después el portavoz del Grupo Demócrata en el Ayuntamiento (la antigua Convergència), Joaquim Forn, apuntando la existencia de un segundo cartel y pidiendo una investigación.

Como un “ataque intolerable” se refirió a la acción la portavoz municipal de Ciutadans, Carina Mejías, quien aseguró que el Gobierno de Colau aplaude este tipo de iniciativas. “No condenar ni impedir escarnios a hoteles provoca estos abusos”, apuntó.

Al final de la jornada de este domingo, daba cuenta de la polémica el teniente de alcaldía de Barcelona, Jaume Asens, al hacer notar la publicación de una noticia que atribuía la autoría equivocadamente al Ayuntamiento de una marquesina saboteada. Asens denunciaba que los grupos de la oposición habían querido hacer pasar el cartel por obra del Ayuntamiento, cosa que no era cierta.

La discusión y las acusaciones cruzadas entre representantes municipales este fin de semana prosigue a otra, vivida el pasado mes de mayo, cuando varias pintadas en los aledaños del Parc Güell “Tourismus Macht Frei” (un semejante al “Arbeit Macht Frei”, “El trabajo os hará libres”, que saludaba la entrada de los campos de concentración nazis). La aparición de estas pintadas despertó la apocalíptica imagen de una población residente, enfurecida con la apuesta de la masificación turística en la ciudad.

De tal tamaño ha sido el impacto generado este fin de semana por los dos carteles anónimos que el mismo concejal de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Agustí Colom, ha salido este lunes al paso para negar cualquier relación con los autores de las gráficas. Un éxito de los promotores de la iniciativa, en términos de visibilidad, por el impacto y debate suscitado. No pasa desapercibido tampoco que el periódico británico The Independent colocó este mayo a la capital catalana como uno de los ocho destinos mundiales que “más odian a los turistas” .

Para concluir la polémica, el Gobierno municipal ha avanzado que se han pedido explicaciones a la empresa concesionaria sobre cómo se ha podido introducir esta publicidad en los paneles. Lo contaba el concejal de turismo mientras ha explicado que la previsión de ingresos del Ayuntamiento para este año es llegar a la cifra récord de 12 millones de euros salidos del cajón de la tasa turística, el impuesto por pernoctaciones fijado por el Gobierno de Cataluña. El impuesto superaría en 4 los millones recaudados el año pasado. Y sobre el sentido de la campaña, el titular municipal de turismo ha asegurado que “es evidente que el Ayuntamiento no hace este tipo de publicidad”.

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