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Siguiendo las huellas de Orson Welles

Filmoteca de Catalunya / Colita (foto)

Oriol Puig

Barcelona —

Orson Welles, de quien el 6 de mayo se cumple el centenario de su nacimiento, era un apasionado de España. Con solo dieciocho años se instaló en Sevilla en plena República. A principios de los años 50, incorporó el país de su admirado Don Quijote a la gira europea al que había sido condenado desde que, en 1947, fue expulsado de Hollywood. Buscaba en el viejo continente el ambiente y la estructura idónea para continuar su carrera cinematográfica. Un éxodo que lo llevó a encontrar su sitio en España, la patria de la gastronomía, el vino y los amigos.

En enero de 1954 arrancó el rodaje de Mr. Arkadin que concluyó en París nueve meses más tarde. Welles filmó en Segovia, Valladolid, Cannes y Munich pero también Barcelona y poco después en S’Agaró. Fue justamente en la Costa Brava donde tuvo el histórico encuentro con Josep Pla. El autor de El quadern gris había despreciado en varias ocasiones el cine pero acabó reconociendo ante Welles que “este es un hombre que pesa mucho”. El encuentro acabó con dedicatoria incluida, en la que Pla escribió: “Después del peliculero, firma un antipeliculero”.

Diez años más tarde, Welles buscaba localizaciones para el rodaje de Campanadas a medianoche a partir de una combinación de textos de William Shakespeare. La película requería un castillo medieval y la elección recayó sobre la Colegiata de Sant Vicenç de Cardona. En apenas dos semanas, se filmaron las escenas de una cuarta parte del metraje. John Gielgud, Keith Baxter, Marina Vlady y Fernando Rey, entre otros, acompañaban a Welles.

Para Cardona, que entonces apenas contaba con siete mil habitantes, el rodaje de la película fue todo un acontecimiento. Cincuenta años después muchos de los ciudadanos todavía guardan un buen recuerdo de aquella experiencia. Para conmemorar el rodaje, y en el marco del centenario de Orson Welles, la película se proyectará dentro de la colegiata que acogió la filmación y se ofrecerá la posibilidad de una visita guiada por los escenarios del rodaje.

Actores amateurs, peluquerías y fondas del pueblo se volcaron en Campanadas a medianoche, cuyo rodaje visitó una joven Colita con la misión de retratar a Welles. El director le concedió treinta minutos y, acabado este tiempo, una señal breve indicaba que el tiempo se había agotado. De aquella sesión proceden, aun así, varios retratos de Welles y de sus actores, a los cuales el cineasta trataba con particular ternura y afecto. Las imágenes, que se han visto en pocas ocasiones, se expondrán durante dos meses en el vestíbulo de la Filmoteca.

Previamente, Welles había renunciado el rodaje de algunas escenas en Barcelona, porque el recinto histórico que había localizado, estaba lleno de turistas. En cambio, el cineasta regresó a Barcelona en 1976 para el rodaje de El viaje de los malditos sobre la odisea de un millar de judíos fugitivos del nazismo.

Orson Welles poliédrico

El director de la Filmoteca de Cataluña, Esteve Riambau, es uno de los más grandes especialistas en Orson Welles. Suyos son los ensayos Orson Welles. El espectáculo sin límites (1985), Orson Welles. Una España inmortal (1993) y el montaje teatral Su seguro servidor, Orson Welles (2010). Así que no es de extrañar que haya orquestado un ambicioso calendario de actividades para celebrar el centenario de Welles, muchas de ellas relacionadas con sus frecuentes visitas en Cataluña.

Ciudadano Kane, durante muchos años considerada como la mejor película de la historia del cine, dará el pistoletazo de salida a la celebración del centenario del nacimiento de Orson Welles con toda su grandeza y complejidad. Con sólo 25 años, Welles ya era una estrella del teatro y de la radio. A partir de entonces, Hollywood lo condenó a dar tumbos por Europa, donde de las necesidades hizo virtudes tan exquisitas como Campanadas a medianoche o F for Fake. Su sombra, en cualquier caso, aparece sobre el cine moderno como una síntesis de varios lenguajes y una constante reflexión sobre el poder y la traición de la amistad.

El homenaje incluye la totalidad de su filmografía como realizador, algunos de los trabajos inacabados y varias apariciones como actor. Se podrán ver las inacabadas Unfinished works y Obediently yours, a pesar de que la restauración de su última película, La otra cara del viento -protagonizada por John Huston, Bob Random, Peter Bogdanovich y Susan Strasberg- no llegará a tiempo para el centenario. En total serán 35 títulos los que se podrán ver hasta el 30 de junio.

Los días 3 y 4 de junio, en la sede de la Filmoteca de Cataluña, tendrá lugar el seminario “Orson Welles, un artista multidisciplinario”. Además de la visita de Chris Welles Feder, hija del director, que participó en el rodaje de Mr. Arkadin en la capital catalana durante sus vacaciones escolares, el actor Keith Baxter también visitará Barcelona para conmemorar el rodaje que, entre octubre de 1964 y la primavera de 1965, revolucionó Cardona.

Y del cine al teatro: si Josep Maria Pou ya se metió en la piel del cineasta en Su seguro servidor, Orson Welles (un montaje, por cierto, dirigido por Riambau) y la película Máscaras, en junio el tándem repetirá con el espectáculo Feliz centenario, Mr Welles! Josep Maria Pou y Carles Canut representarán sobre el escenario una entrevista televisiva ficticia.

La radio, el medio que dio a conocer a Welles gracias a la polémica emisión de La guerra de los mundos, también formará parte de las celebraciones: el programa El séptimo vicio de Radio 3 dedicará un monográfico a Orson Welles que incluirá entrevistas y fragmentos dramatizados en directo de algunas de las emisiones radiofónicas del genio que, el 30 de octubre de 1938, desató el pánico en los Estados Unidos con la narración –desde el estudio 1 de la emisora CBS– de la historia de H. G. Wells.

Un auténtico festival para rendir homenaje a la obra del director que también dejó impronta en la radio, la televisión, el periodismo y la magia. “Es un cineasta absolutamente vivo. Su figura fue enorme cuando era vivo y después de su muerte, todavía lo es más. Es casi un personaje de ficción”, dice Esteve Riambau, que destaca lo mucho que queda para descubrir del poliédrico cineasta de Wisconsin cuyos restos descansan en un pozo a pie de carretera en Ronda, Málaga.

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