Jazz catalán para salvar a un preso estadounidense del corredor de la muerte

Sandra Vicente

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“Escribo y recito estas palabras el 2 de enero de 2022, a menos de dos años de la fecha propuesta para mi ejecución, prevista para el 16 de noviembre de 2023. En otras palabras, estoy al bode de mi existencia, mirando directamente a esa aterradora oscuridad que nos espera a todos”. Estas frases, que se van sucediendo entre los ecos entrecortados de una línea telefónica, son pronunciadas desde la soledad del corredor de la muerte de una cárcel de Ohio (Estados Unidos), únicamente acompañadas por un piano suave que mece la voz de Keith LaMar.

Hace tres décadas que este hombre está condenado a muerte por un crimen que asegura que no cometió. Durante años de aislamiento, su única certeza era la de un reloj con una cuenta atrás. Eso, y el Jazz. LaMar se subió al tren azul de John Coltrane desde la celda que le recluye 23 horas al día. “Es un dilema difícil, no os voy a mentir, pero la única manera de afrontarlo es hacer que signifique algo”, continúa este preso.

Esta parte de su testimonio se puede escuchar en la canción 'Calling all Souls', que opera como introducción del disco 'Freedom First', el primero grabado en un corredor de la muerte. LaMar explica su vida con poesías grabadas a través del teléfono de la cárcel, mientras la composición musical que le acompaña va a cargo de Albert Marquès, un pianista catalán de Jazz que se ha volcado con el caso de este afroamericano. Juntos han dado vida a 15 canciones que protestan contra la pena de muerte.

El disco se empezó a fraguar en 2020, durante las protestas de Black Lives Matters en Nueva York, ciudad en la que hace años que reside el catalán. Marquès tocaba en la calle cada día para los manifestantes hasta que un día, hablando con su vecino, se preguntó: “¿Por qué no protestamos antes de que los maten?”. Dio la casualidad que su vecino, también amante del Jazz, conocía a Keith LaMar, un preso que iba a perder la vida injustamente. Con él, el pianista vio claro que su lucha iba a ser contra la pena de muerte y que iba a tener forma de música.

“Ninguno de los dos había hecho algo así antes y me costó convencerlo. La música es una gran herramienta para cambiar las cosas, pero quería que él fuera más que una cara, que participara. No es como esos conciertos que daba Bono en Londres contra el Sida en África, en los que no había ningún enfermo en el escenario”, reflexiona Marquès.

Tras meses de conversaciones y planificaciones, la música del catalán y la poesía del norteamericano se unieron para conformar 'Freedom First', un disco que lleva algunos meses sonando en escenarios, pero que justo ahora llega a su culmen. Gracias a la implicación de diversos colectivos como el Taller de Músics o el Say it Loud, se ha conseguido que no solo se oiga a LaMar, sino que también se le vea. “La performance es mucho mejor”, dice Marquès en una entrevista en Barcelona, donde se encuentra para presentar el disco en el Iridia Fest, un festival de cultura y derechos humanos, y en el Black Music Festival de Girona.

El círculo de la pobreza

El trabajo de Marquès ha supuesto “muchos cambios, pero no suficientes”, cuenta el catalán. A pesar de que la cuenta atrás de LaMar sigue en marcha, sí han conseguido abrir el debate sobre las cárceles y la pena de muerte. Y no solo en Estados Unidos. “Cuando hago este disco no quiero que la gente piense: 'Mira qué malos estos yanquis y qué bien lo hacemos aquí'”, explica el músico, que ha trabajado dando talleres en prisiones tanto americanas como catalanas. “Siempre ves el mismo sin sentido, una perpetuación de los círculos de la pobreza”, reflexiona.

El caso de LaMar ejemplifica bien lo que quiere decir Marquès. Natal de Cleveland, entró a la cárcel por primera vez con 15 años por tráfico de drogas. Su madre le dijo al juez que lo internara, que ella no lo podía mantener. Una vez fuera, se unió a una banda y, cuando tenía 19 años, un grupo rival empezó a tirotearlos. Él, durante la reyerta, acabó matando a uno de ellos, un compañero de la escuela. Su abogado de oficio le dijo que se declarara culpable y sus abogados de ahora le cuentan que, de haber tenido un letrado mejor, podría haber alegado legítima defensa.

“Fue la pobreza la que le hizo entrar en la cárcel de nuevo y fue el racismo el que le llevó al corredor de la muerte”, resume Marquès. Años después, en la prisión, hubo un motín que acabó con cinco muertos. “Se declaró culpable a LaMar, a pesar de que no hubo un juicio justo”, resalta el catalán. 'Freedom First' está pensado para todos esos presos que ven cómo su tiempo de vida llega al final por una condena, injusta o no. Para todos aquellos que no han tenido la capacidad económica de defenderse y para aquellos que han sido condenados por su color de piel.

“En Estados Unidos todos los negros conocen a alguien que está en la cárcel”, dice Marquès. De hecho, un tercio de sus hombres estarán alguna vez en su vida en prisión. Pero el disco no es sólo para los negros. “Quiero que sirva para humanizar a cualquier persona que esté en privación de libertad”, apunta.

El Jazz vuelve a reclamar libertad

'Freedom First' es un canto a la libertad, pero también a la esperanza. Aunque quien lo canta sepa que, casi con total seguridad, su destino está sentenciado. Es por eso que no es baladí que sea el Jazz la música que acompaña sus palabras. El quinteto capitaneado por Marqués hace honor a esas melodías creadas por esclavos negros. Fueron condenados a muerte en vida quienes pusieron orden a la improvisación y dieron lugar a grandes nombres como Duke Ellington, Miles Davis, John Coltrane o Billie Holiday.

Ellos consiguieron que LaMar mantuviera la cabeza en su sitio a pesar de pasar 23 horas al día en aislamiento. Y es el Jazz el que vuelve a salir al rescate de aquellos a quienes se les niegan derechos. Igual que en los campos de algodón, donde esta música servía para que los esclavos pudieran robar algo de la alegría y la narrativa que se les negaba, hoy también ha servido para “colar un gol al sistema”, asegura Marquès.

Y es que las cárceles norteamericanas están privatizadas y en ellas todo es un negocio. “Mientras pagues, puedes hacer lo que quieras”, explica el catalán. Así que, después de leer del derecho y del revés las normas de las conversaciones telefónicas, descubrieron que nada les impedía grabarlas y usarlas como material artístico. Después de abonar las tarifas que establecen 50 céntimos el minuto de llamada, 1 dólar la página de mail y 15 dólares el cuarto de hora de videollamada, la voz de LaMar era libre.

Es posible que la penitenciaría de Ohio reciba una llamada que le absuelva, pero también puede ser que eso no ocurra y que sea ejecutado. Esa cuenta atrás ha marcado mucho los años en los que el disco se ha estado fraguando. “Hacer este trabajo requiere un equilibrio entre querer ayudar y creerte un súper héroe capaz de cambiar el mundo solo”, asegura Marquès, quien destaca la fortaleza mental de LaMar, pero también de la gente que ha trabajado con él.

“Colaborar con personas que tienen un reloj que marca su tiempo es muy difícil y te da hostias que te dejan aturdido”, cuenta el músico, que asegura que el hecho de que, aparte de músico, sea profesor de una escuela pública de Nueva York es lo que le ha preparado para este proyecto. “Trabajo con niños muy pobres, con muchos problemas y no puedo solventar con unas pocas horas unas circunstancias sistémicas. A veces consigo resultados y otros no. Solo el año pasado se suicidaron dos alumnos míos”, recuerda.

Sin los aprendizajes y las “hostias” de las aulas en Nueva York, Marquès confiesa que no habría sido capaz de enfrentarse al caso de LaMar. “Las derrotas no pueden hacer que nos rindamos, es el haberlo intentado lo que nos permite dormir por las noches”, asegura el músico. Todavía es pronto para saber qué pasará el 16 de noviembre, la fecha en que LaMar tiene fijada su ejecución. Lo único seguro es que 'Freedom First' es un altavoz que ha hecho que su versión de los hechos sea escuchada por el mundo.

O, como dice LaMar: “La música que están a punto de escuchar sale del reino de lo imposible [...]. Tanto si tengo éxito como si no a la hora de impedir que esta gente me mate, estáis escuchando mi última voluntad y testamento, la encarnación de todo lo que he soportado, aprendido y conquistado”.