El agua es un bien tan vital como invisible resulta el sistema que permite que disfrutemos de ella a diario en nuestros hogares, ciudades y centros de trabajo. Pero para garantizar este suministro y hacerlo, además, de una manera segura, eficiente y sostenible existe un sistema muy complejo y tal vez más frágil o vulnerable de lo que podamos imaginar. La ciudadanía, en general, solo es consciente de ello cuando algo va mal o cuando se producen grandes catástrofes como la DANA del pasado 29 de octubre o el apagón nacional de este mismo año. Así quedó de manifiesto este viernes en la celebración de los 10 primeros años de vida de la Cátedra Aguas de Valencia en Las Naves. Un acuerdo que, como destacaba uno de los ponentes, convierte a un noviazgo en forma de colaboraciones puntuales en un matrimonio estable y duradero donde la confianza entre las partes, en este caso, la UPV y Aguas de Valencia, resulta fundamental para seguir avanzando y aportando los saberes comunes y compartidos a la sociedad.
A lo largo de la mañana, expertos en la materia contaron a un público conformado, a su vez, por otros expertos en las mismas áreas, la relevancia de la colaboración público-privada no solo para garantizar un buen servicio sino para conseguir mayor agilidad, mejores respuestas ante catástrofes e incluso mayor financiación y menores costos para la población. No obstante, y a pesar de los esfuerzos, el desconocimiento de la opinión pública en torno a qué es o en qué consiste el sistema integral del agua; qué tiene que pasar, cada día, a cada segundo, para que cuando se abre un grifo este de agua o a dónde va a parar o cómo se trata lo que sale de nuestros lavabos, duchas o retretes, es todavía generalizado.
Paradójicamente, en este siglo XXI de las comunicaciones y la inmediatez, la comunicación hacia la ciudadanía de algo tan fundamental cómo es el funcionamiento de nuestro sistema de agua potable, su relevancia, debilidades, retos y objetivos todavía es una gran asignatura pendiente.
¿El agua de Valencia se puede beber?
En las mesas de debate de la jornada, tituladas “10 años promoviendo la colaboración público-privada” y “10 años transfiriendo a la sociedad con impacto” los ponentes destacaron el impacto positivo que la Cátedra Aguas de Valencia tiene ya en la sociedad. De ella han salido ya 67 becas de Trabajo de Fin de Grado, así como el el patrocinio en ocho ediciones de los premios del IIAMA o el apoyo a diez congresos nacionales e internacionales, entre otros logros.
No obstante, y cómo quedó también patente durante el acto, todavía queda mucho trabajo por hacer. Uno que resulta fundamental es la educación y concienciación de que el agua de Valencia no solo se puede y se debe beber, sino que es totalmente segura y, además, con este gesto se reduce el uso y abuso de plásticos con el consecuente ahorro energético y beneficio ecológico.
En esta línea, Juanjo Mayans, jefe del servicio de agua de la Diputación de Valencia destacaba la relevancia de llevar la formación y concienciación a los centros educativos y también de que todos seamos conscientes de que “a la escasez hídrica hay que sumar el envejecimiento de los sistemas y de las redes y el hecho de que se mantiene una tarifa muy baja porque ningún político la quiere subir porque es una medida muy impopular”. Por ello, agregaba “hay que saber comunicar al ciudadano cuánto cuesta todo este sistema de agua y lo importante que es mantenerlo y modernizarlo”.
Por su parte, María José Magraner, jefa del Servicio del Ciclo Integral del Agua del Ayuntamiento de Valencia decía: “La ciudadanía todo eso no lo percibe. Mira la factura y si tiene suministro o no. Estamos tan acostumbrados a tener agua que no concebimos que esto no sea así”. Y también reflexionaba sobre el hecho de comunicar bien en qué consiste una colaboración público-privada como la que mantiene Valencia con Global Omnium: “Da la sensación de que cuando aparece la palabra ‘privado’ todo se traduce en interés económico y desaparece el valor de servicio público. Necesitamos que se entienda que no es así para que este servicio no quede relegado. Son infraestructuras escondidas que no se ven pero detrás hay mucho trabajo. Tenemos que saber comunicarlo, aunque sabemos que es muy difícil”.
Mientras tanto, Cristina Sola, Comisaria de la Confederación Hidrográfica del Júcar añadía: “Es vital legar a la gente común con datos claros y de manera transparente. Darles datos y ejemplos reales que puedan entender. Sin olvidar las redes sociales y la educación en todos sus niveles”.
La dana, un ejemplo de la eficiencia de la colaboración público-privada
La colaboración público-privada, que queda patente con esta Cátedra del Agua, también se da en el día a día con acuerdos como los que existen entre Aguas de Valencia y Global Omnium. Según expertos como Sola: “Cuando se produce una emergencia como la dana el sector privado aporta su gran capacidad de respuesta inmediata”, en contraste con la de la administración que suele ser más lenta y burocrática. Por otra parte, ponía de ejemplo a la universidad como clave para investigar en nuevos recursos y soluciones a problemas como la reutilización, la desalación, entre otros.
Juanjo Mayans confesaba que “el primer teléfono al que llamé el día 30 de octubre fue al del gerente de Egevasa para asegurar el suministro de agua en cubas a diferentes poblaciones. Luego llamé a Vicente Fajardo (director general en Global Omnium) para asegurar el abastecimiento. En menos de una semana estaba restablecido el 90% y en 10 días el 100% y eso fue gracias esa colaboración público-privada”. Además, destacaba que se trabajó desde el primero momento para restablecer el funcionamiento de las más de 120 depuradoras y que hoy en día ya está restablecido el 98%.
No obstante, y a pesar de todos estos esfuerzos, el propio Fajardo reconocía a los medios de comunicación que todavía faltan entre tres y cuatro años para que nuestro sistema integral del agua vuelva a estar donde se encontraba antes de la DANA.
Mientras que Alberto García, subdirector del Instituto de Ingenieria del Agua y Medio Ambiente de la UPV, señalaba: “La Dana y el apagón mostraron las debilidades del sistema y hubo riesgo real de que estuviera comprometido. Y No queremos volver a pasar por esto”.
Precisamente, para evitarlo se explicó ante los presentes el nuevo Plan de Infraestructuras Críticas de Abastecimiento en Valencia 2025-2031 con el que se van a invertir 120 millones de euros en tres puntos clave como son la Fortaleza del sistema, la modernización de la red y su sostenibilidad y eficiencia energética y ambiental.
La Cátedra como puente vital entre el mundo académico y el empresarial
Otro gran logro de la Cátedra del Agua es que se ha convertido en un puente y un vínculo esencial entre el mundo académico y el empresarial que a veces parece que viajan de manera tan independiente o desconectada. Por el contrario, aquí los Trabajos de Fin de Master y sus becas se diseñan y ejecutan teniendo en cuenta problemas reales que necesitan solución y, en consecuencia, sus autores, los estudiantes, luego pasan a formar parte del mundo empresarial de una manera prácticamente directa. Como ejemplo, uno de los directores de Cátedras del Agua de otras ciudades presentes en el acto como era Ricardo Vázquez (Universidad de A Coruña) aseguraba que su máster tiene un 100% de empleabilidad directa.
“A veces nos quejamos que la empresa va por un lado y la universidad por otro, pero las cátedras son la herramienta para encauzar ambos caminos”, aseguraba Raúl Herrero, responsable de la Cátedra Emasesa de la Universidad de Sevilla.
Por su parte, el rector de la UPV José Capilla, aseguraba que la “Cátedra Aguas de Valencia ha contado hasta ahora con una actividad muy brillante. En este sentido es fundamental formar estudiantes, atraer talento, formarlo bien y contactarlo con el sector de agua que es mucho más que abrir un grifo, existen riegos por el cambio climático o necesidad de infraestructuras”. Y agregaba: “La UPV mantiene 110 cátedras y aulas activas y somos la universidad española en números absolutos con más alianzas con su entorno”.
Vicente Fajardo, a su vez, aseguraba que el reto en estos momentos es “atraer y retener talento en el sector del agua que además tiene la obligación de ser transversal e incorporar nuevos perfiles que respondan a los importantes retos que tiene el sector”.
Y ambos se comprometían a mantener esta colaboración público-privada que fomenta la Cátedra del Agua durante, al menos, diez años más.