OPINIÓN

El jefe de gabinete

València —
23 de diciembre de 2024 05:00 h

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Los jefes de gabinete, personas que siempre se han caracterizado por trabajar en la sombra, se están poniendo de moda. Sin duda, el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es el más conocido. Miguel Ángel Rodríguez no repara en esfuerzos para anunciar en redes imputaciones de políticos y fiscales y se ha convertido en uno más de los arietes que el PP suelta contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero no es el único que ha cosechado una fama inusitada. Y no precisamente por su discreción y buen hacer.

José Manuel Cuenca era hasta este viernes el secretario autonómico del gabinete del president de la Generallitat. El hombre más fiel a Carlos Mazón, su escudero, y uno de los pocos que el nuevo jefe del Consell, Juan Francisco Pérez Llorca, ha fulminado. Corren nuevos tiempos y Cuenca, que ha cosechado muchos enemigos en sus dos años y medio como enfant terrible de Presidencia, es un laste que el nuevo inquilino del Palau no quiere asumir. Más aún tras la revelación de los wasaps de la exconsellera de Justicia e Interior y principal imputada en la causa de la dana, Salomé Pradas, en los que se evidencia que tanto Cuenca, como el propio Mazón, sabían que el temporal ya había producido muertos y siguieron como si nada. Uno en El Ventorro y el otro en una reunión privada en Xàtiva a partir de las 14 horas del 29 de octubre de 2024.

José Manuel Cuenca fue el fichaje estrella para su gabinete. Cuenca es periodista y fraguó toda su carrera profesional en la cadena Cope. Primero como periodista deportivo y, después, como delegado en Alicante, Murcia y finalmente en Cuenca, donde fue desterrado por la emisora. Cuenca —el periodista, no la provincia— fue despedido de la cadena Cope por un posible cobro de comisiones ilegales de la publicidad de la emisora en Murcia. La radio de los obispos fundamentó las acusaciones en una auditoría interna demoledora. No fue suficiente este informe, ya que el juez de lo laboral lo consideró de parte y decretó el despido como improcedente. El periodista cobró 127.729 euros de indemnización. Los jefes siempre suelen tener más suerte que la tropa.

Tras su salida trastabillada de los medios, Cuenca entró en la comunicación institucional para empresas contratistas de la Administración, es decir, como abridor de puertas con políticos. STV Gestión, una polémica empresa de Murcia liderada por el empresario José Alcántara, decidió incorporarlo a su equipo. La llegada del actual jefe de gabinete de Mazón les permitió entrar en numerosos ayuntamientos gobernados por el PP de Alicante y en la joya de la Corona, la Diputación de Alicante presidida por Carlos Mazón. En esa relación comercial es donde Cuenca y Mazón tejieron una amistad de hierro que propició que el periodista deportivo haya sido el jefe de la sala de máquinas del Palau de la Generalitat durante la corta era Mazón.

José Manuel Cuenca era el martillo de herejes de Mazón. Es la persona que presionaba a los medios de comunicación y que amenazaba a los periodistas. Quien ofrecía publicidad a cambio de un buen trato para su jefe. Es también quien daba o quitaba paso a los empresarios que quieren tener una buena relación con la Generalitat. La llave del castillo de Carlos Mazón.

El jefe de gabinete de Mazón no llevaba muy bien las críticas a su superior. Ha llamado a directores de medios para quejarse por mensajes en redes de periodistas, con la correspondiente amonestación para los plumillas. También ha amenazado a periodistas con vetarles en À Punt. También se dedicaba a llamar a las agencias de publicidad para que redujeran las campañas a determinados medios de comunicación por su línea crítica con el poder. Ya ves, por sus críticas al poder. Hasta se permitía el lujo de recomendar a empresas privadas contratistas de la administración autonómica que no se anunciaran o participaran en actos de los periódicos no adeptos al régimen.

Y como no, el clásico, un férreo control sobre el dinero público que reparte entre los medios con un único argumento. La pleitesía. Como si el dinero público fuera suyo y la difusión de mensajes institucionales no se tuviera que hacer por audiencia o por lectores.

Las pruebas que Salomé Pradas ha aportado a la causa de la dana sitúan a Cuenca en una posición muy difícil. Pero más a Mazón. Es más que conocido en los corrillos de poder de València que, cuando Cuenca hablaba lo hacía por boca de Mazón. Cuenca era una extensión de la voluntad del presidente de la Generalitat. Los sabían sus consellers, lo sabían los empresarios y lo sabían los directores de medios de comunicación. Cuenca era Mazón.

Cuenca y Mazón son amigos, confidentes, compañeros de piso durante sus años en el Palau de la Generalitat y pareja de running. Con la documentación aportada por Salomé Pradas, parece que ambos seguirán compartiendo camino. Esta vez, hacia el juzgado que investiga la negligencia que habría causado los 230 homicidios imprudentes del día de la dana.