Los whatsapps que guardaba Pradas como última bala implican de lleno a Mazón y su jefe de gabinete en la causa de la dana
Salomé Pradas disparó este viernes la bala de plata que se guardaba en la recámara. Una bala escrita negro sobre blanco y verificada ante el notario Ernesto Tarragón Albella, quien dio fe de que Carlos Mazón y su jefe de gabinete ocultan desde hace más de un año su papel en la gestión de la trágica dana del 29 de octubre de 2024, que dejó 230 fallecidos.
La jugada de la defensa de Pradas abre la puerta a que la jueza instructora apuntale sólidamente que Presidencia manejaba en la sombra la respuesta ante la dana de la Generalitat, por encima de quien ejercía el mando único en la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi). Lo cual conecta con los dos escenarios que barruntaba la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia para una hipotética imputación de Mazón: su actuación en la dana “por acción u omisión impropia”.
Sin embargo, ante esa posibilidad, aparece a modo de escalón intermedio José Manuel Cuenca, jefe de gabinete, compañero de piso en València y cerebro de la estrategia de Carlos Mazón, además de comisario político del Palau ante los medios de comunicación con rango de secretario autonómico. No era ni mucho menos de un secretario autonómico cualquiera: Cuenca, según acredita el acta notarial de Salomé Pradas, dio órdenes —severas, recias, paternalistas y en tono displicente— a la entonces consellera para que no se confinara a la población ni se desmadrara demasiado la respuesta a la dana. El misil de la imputada alcanza de lleno al escudo de Mazón sobre su cuestionada ausencia en la toma de decisiones del día de la tragedia. Pradas ha ejecutado una táctica clásica: si caigo yo, caemos todos. No es la primera ni será la última en hacerlo. Estas cosas pasan hasta en las mejores familias.
Con el acta notarial que detalla los mensajes de WhatsApp intercambiados con Mazón y con el jefe de gabinete (publicada íntegra por elDiario.es), la investigada dio un paso definitivo y sin vuelta atrás que coloca al expresident (aún aforado por su condición de diputado autonómico) y a su mano derecha (sin aforamiento alguno) en el punto de mira de la jueza instructora de la causa de la dana. Una magistrada que nunca ha ocultado que le pisa los talones a Mazón y que lo ha invitado a declarar voluntariamente como investigado varias veces. La jueza Nuria Ruiz Tobarra ya cuenta con un elemento trascendental.
Las consecuencias de la jugada de Pradas son imprevisibles y dan el enésimo vuelco a la causa. Por lo pronto, la segunda acta notarial de Pradas desmiente de plano —otra vez más— a Mazón. Siempre adjudicó a su consellera el control de todas las decisiones que se tomaron en la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi). También retrata nítidamente a un president autonómico desconectado de la trágica realidad sobre el terreno. Y atrapado, aun dimitido, en el reservado del restaurante El Ventorro.
Los mensajes de WhatsApp del acta notarial, que ya consta en el sumario, aportan datos valiosos y relevantes de la gestión de la emergencia.
Mazón: “Cojonudo”
El president, ante un parte de la situación que le remitió Pradas a las 13.03 (que alertaba de que “lo que más preocupa” era el “barranco del Pollo [sic]”, contestó: “Cojonudo”. Cuando, a las 14.11, la consellera le dijo que “la cosa se complica en Utiel”, Mazón ni siquiera respondió.
Pradas informó a José Manuel Cuenca a las 16.28 de que había un fallecido en Utiel, localidad en la que se había activado la Unidad Militar de Emergencias (UME) una hora antes. Un minuto después, llamó a Mazón y el president, que permanecía en un reservado de El Ventorro en plena comida secreta con la periodista Maribel Vilaplana no le cogió el teléfono. Solo Cuenca sabía dónde y con quién estaba el jefe del Consell.
Mensaje del “Presi”
Un cuarto de hora después, a las 16.43, el jefe de gabinete le reenvió a Salomé Pradas la decisión de Mazón, máximo responsable del Ejecutivo autonómico: que “igual” a las 19.00 se dejaba caer por el Centro de Emergencias de l'Eliana. Ya lo declaró la otra mitad de la pareja de comensales de El Ventorro, Maribel Vilaplana: Carlos Mazón “whatsappeaba” mucho en el reservado entre plato y plato.
Cuenca, por cierto, le indica a Pradas que el mensaje reenviado provenía del “Presi”, con un emoticono de un dedo señalando hacia arriba. El jefe de gabinete, presumiblemente por error, en vez de usar el dedo con el índice desplegado, recurre al dedo corazón, a modo de peineta.
“Perfecto”, respondió la consellera. Aunque al mismo tiempo que recibía ese mensaje, Pradas trataba de contactar sin éxito con Cayetano García Ramírez, secretario autonómico de Presidencia.
García Ramírez, citado como testigo el próximo 22 de enero, había conducido a Cuenca sobre la hora de comer a una visita privada del jefe de gabinete a Benigànim y Xàtiva por “motivos personales”, según dijo el alto cargo en su declaración como testigo el pasado 26 de noviembre, sin dar más explicaciones sobre la misteriosa salida. José Manuel Cuenca, por lo demás, reconoció ante la jueza que se le habían borrado los mensajes de WhatsApp de aquella jornada con Mazón. Al menos los que se intercambió con Pradas sobrevivieron en el teléfono de su interlocutora.
Aquella trágica tarde, tras su regreso al Palau, Cayetano García Ramírez fue el único secretario autonómico presente físicamente en la sala de máquinas de Presidencia en la plaza de Manises. El jefe de gabinete se quedó bloqueado en un taxi, tratando de regresar, y atendiendo a los mensajes de WhatsApp de Pradas mientras Mazón seguía en El Ventorro.
La consellera, a duras penas, trataba de mantener la interlocución con Presidencia, aunque el jefe del Consell estaba de comilona y José Manuel Cuenca ni siquiera estaba en el Palau.
Cuenca le telefoneó por WhatsApp a las 16.48, en una breve llamada de apenas 35 segundos. Diez minutos después, le remitió a la consellera el número de teléfono de la alcaldesa del PP de Alginet, Elia Ferrer, conocida por ser la primera edil más joven de España.
Pradas informa del Cecopi desde el minuto uno
A pesar de alguna de las múltiples versiones expresadas por Mazón, lo cierto es que Salomé Pradas mantuvo informado al departamento de Presidencia desde el minuto uno de la reunión del Cecopi, que se convocó a las 17.00. Lo del minuto uno es literal: a las 17.01, la consellera expuso a Cuenca la delicada situación en Utiel, con un centenar de personas “para rescatar”.
La UME, alertaba Pradas, no podía acceder por “vía terrestre” a la localidad, gobernada por el popular Ricardo Gabaldón y completamente inundada. Solo un helicóptero del Consorcio Provincial de Bomberos efectuaba rescates.
La situación no era precisamente para esperarse a tomar el postre y el café. Mazón interrumpió dos minutos el ágape para llamar, a las 17.37, a su consellera. Fue la primera llamada que mantuvo con Pradas tras no haber atendido la anterior.
Media hora después, Salomé Pradas llamó de nuevo a Mazón y habló con el president durante siete minutos. A las 18.16, cuando se produjo esa llamada —la más larga de la tarde—, ya se había activado poco antes el escenario 2 de la presa de Forata, que prevé una posible rotura o avería grave.
A las 18.24, el embalse de Forata empezó a desaguar al río Magro, según la documentación que consta en la causa. Un minuto después, Pradas trató de hablar con Cuenca y consiguió que Mazón le atendiera la llamada durante unos breves 43 segundos. Otro minuto después, llamó a Francisco González, director general de Comunicación. A las 18.30, recibió una llamada de 60 segundos de Carlos Mazón.
Mazón, de camino al párking con Vilaplana
Al final de la larga pausa del Cecopi, la consellera recibió una llamada de 30 segundos de Cuenca (a las 19.07). Tres minutos después, intentó sin éxito contactar con el president Mazón, que en esos momentos acompañaba a Maribel Vilaplana hacia un aparcamiento cercano a El Ventorro. Media hora después, hubo otra llamada cancelada con Carlos Mazón.
El cruce de llamadas acredita que la consellera trataba sistemáticamente de contactar con el president o con su núcleo duro en los momentos decisivos de la reunión de coordinación. El Cecopi manejaba dos medidas: el confinamiento de las zonas afectadas por una potencial castástrofe en Forata y el envío de un mensaje Es-Alert a los móviles de la población de la zona.
Como no podía contactar con Mazón, Pradas recurrió a Cayetano García Ramírez para consultar sobre un posible confinamiento. Le llamó dos veces: a las 19.36 (dos minutos) y a las 19.43 (33 segundos). A esa misma hora, también recibió una llamada de Carlos Mazón de 48 segundos.
Cuenca pide “calma” ante la catástrofe
La respuesta por escrito del Palau llegó poco después. Fue tajante: a las 19.54, Salomé Pradas recibió las primeras instrucciones del jefe de gabinete de Mazón: “Salo. De confinar nada. Por favor. Calma”. “Está la cosa muy mal”, respondió la consellera, que insistía en que había “desbordamientos por toda la provincia”. La situación ya no se centraba únicamente en la presa de Forata.
“Ya mujer. Pero confinar una provincia es una barbaridad. Una cosa es zonificar comarcas”, terciaba José Manuel Cuenca, que enumeraba la Ribera Alta, la Costera y la Hoya de Buñol, sin alusión alguna a l'Horta Sud. “Pero no toda la provincia”, remachaba el alto cargo, que a pesar de estar por debajo del escalafón jerárquico, trataba a Pradas con cierta condescendencia y superioridad.
En respuesta al mensaje de las “comarcas”, Salo, como llaman a la consellera, decía: “No se moja nadie”. La consellera también anunciaba: “Vamos a enviar un mensaje de precaución. A todos”.
Pradas volvió a la carga y propuso a las 19.58 dos medidas para proteger a la población: “confinamiento” de las “áreas afectadas” y “alejamiento (subir plantas)” en unos “cuantos municipios”.
“La chica” Pilar Bernabé
Sin embargo, Cuenca aún tardaría diez minutos en responder: “Salomé. Para confinar hace falta un estado de alarma. Y eso lo decreta la chica que tienes al lado”. “Calma”, reitera. La “chica” a la que aludía el jefe de gabinete de Mazón era la delegada del Gobierno, la socialista Pilar Bernabé.
Esos comentarios, medio indecorosos medio chulescos, los escribió Cuenca a las 20.08, cuando el subdirector general, Jorge Suárez, gestionaba con un técnico en telecomunicaciones de Emergencias la validación del Es-Alert que llegaría a los móviles a las 20.11, cuando ya había decenas y decenas de fallecidos y un número incalculable de ciudadanos estaban atrapados por las inundaciones y necesitaban ser rescatados.
Cuatro minutos después del Es-Alert, que ni siquiera pedía a la población que se refugiara en altura como había propuesto Jorge Suárez desde el principio del Cecopi, Salomé Pradas recordaba a su interlocutor en el ala oeste del Palau de la Generalitat: “Pero confinamiento podemos decretar por ley de emergencias”.
“Tranquila che”
Enseguida, José Manuel Cuenca respondió: “Ya llega el Presi”. Y dio la última orden, sobre el confinamiento: “Quítate esto de la cabeza por favor”. Y apostillaba: “Tranquila che”.
Pradas se mantenía en sus trece y contestó en un audio de WhatsApp (con voz acelerada y un tanto inquieta): “Sí. Son tres medidas diferentes. Hemos pedido evitar el desplazamiento para toda la provincia de Valencia, y vamos a decretar el confinamiento en la Ribera Alta, Baja, Horta Sud y Hoya de Buñol y dentro de esas comarcas pediremos que se eleven a pisos superiores en aquellos municipios y aquellas viviendas que estén próximas a entornos de ríos y barrancos”.
La consellera también escribió tres mensajes más, especialmente inquietantes: “La Confederación [Hidrográfica del Júcar] va a decretar nivel 3 [en la presa de Forata]. Vamos a aconsejar. Solo en comarcas afectadas”, escribió a las 20.22. El nivel 3, que nunca se llegó a activar finalmente, prevé la rotura de la presa.
Los whatsapps que constan en el acta notarial se acaban ahí. Seis minutos después del último mensaje, a las 20.28, Carlos Mazón cruzó la entrada del edificio del Centro de Coordinación de Emergencias de l'Eliana en el que se reunía el Cecopi, vestido con un jersey amarillo. El principal testigo de Emergencias, el subdirector general Jorge Suárez, declaró que a partir de ese momento, Mazón tomó el mando del Cecopi.
“Por acción u omisión impropia”
Sin embargo, el acta notarial apunta a que Presidencia tutelaba o, como mínimo, condicionaba las decisiones de la consellera Salomé Pradas. El transmisor de las órdenes, José Manuel Cuenca, declaró como testigo sin que se conocieran en el momento de su testifical los mensajes de WhatsApp (borrados de su terminal, pero no del móvil de Pradas, que los conservaba bajo siete llaves). Cuenca, por supuesto, no aludió a las órdenes que dio a Pradas.
La magistrada aún tiene pendiente tomar declaración como testigos a varios pesos pesados del núcleo duro de Mazón en Presidencia. Sin embargo, el último giro de guion de la causa, pilotado por la exconsellera investigada, sitúa al jefe de gabinete de Mazón a las puertas de una posible imputación, según coinciden varias fuentes cercanas al procedimiento.
Quizá incluso como paso previo a una exposición razonada de la jueza instructora a la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJ-CV) para pedir la imputación del expresident aforado. “Por acción u omisión impropia...”.
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