La izquierda en la gymkana

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Vivimos en una sociedad totalmente burocratizada, desde el ámbito del consumo o la empresa privada, hasta llegar al mastodonte de la administración pública. 

Esto podría ser positivo, sinónimo de organización y eficacia, pero cualquiera que nos hayamos enfrentado a un cambio de compañía telefónica, la reclamación de una factura o lo que es más grave, a la solicitud de una prestación social, sabemos que la sensación que se te queda en el cuerpo es de impotencia, mucha impotencia. 

Reclamar un derecho, tu derecho, se convierte en una gymkana casi imposible, hecha para cansarte y que desertes de reclamar aquello que te pertenece por ley. 

Todo un sistema preparado para cansar a la persona consumidora o lo que es más grave, a la ciudadana.

Esto mismo le sucede al político o política que llega a una administración e intenta de buena fe, cambiar algunas cosas en pro de la ciudadanía. 

Cosas que a priori podrían parecer de simple funcionamiento, incluso de sentido común, se convierten en solicitudes encadenadas de departamento en departamento, contestaciones a medias tintas, miradas desafiantes de empleados públicos de alto rango y la gran frase: “Es que eso siempre se ha hecho así”. 

Todo esto en el mejor de los casos, en el peor puedes verte envuelta en falsos titulares o denuncias falsas de la derecha ultra organizada.

Lo se, cansa, desgasta, agota, pero la izquierda no vinimos a dejar las cosas como estaban, vinimos a luchar por las más desfavorecidas, por la justicia social, por la igualdad de derechos y ai caramba! Para eso el sistema no está preparado amigas, resulta “que eso nunca se ha hecho así”. 

Pero si hemos llegado hasta aquí, si la ciudadanía nos ha colocado en las instituciones, es para hacer las cosas como nunca antes se habían hecho y nos va a tocar hacer la gymkana burocrática más imposible jamás pensada y ojo cuidao! A nivel de todos los escalones gubernamentales, Gobierno de España, Generalitat y Ayuntamientos. 

Ya sabemos que la crisis sanitaria de la COVID-19 nos está afectando a nivel sanitario, económico, de empleo, retrocesos en igualdad de género, en acceso a la educación, vivienda, sector cultural… 

Todas estas materias mayoritariamente, tienen como gestores a las autonomías, (benditas autonomias!) y es posible, que algunos gobernantes municipales tengan la tentación de espolsar responsabilidades y decir “Es que eso no es competencia nuestra” a modo funcionario de alto-rango-de-toda-la-vida-de-dios. 

No, si eres un dirigente de izquierdas, con la que está cayendo no puedes encogerte de brazos y ser parte de la super Gymkana burocrática. Has venido a ser parte de la solución, no del problema.

Te va a  tocar arremangarte y acompañar a tus vecinas en el camino a materializar sus derechos que ya están escritos en un papel, eso sí, gracias a la coalición de izquierdas en el Gobierno de España y al Pacte del Botànic en el caso valenciano.

Esto se puede hacer de muchísimas maneras, una puede ser las típicas ayudas concretas a un sector. Pero podríamos tirar de ingenio y sencillez. De eso que las anticuadas administraciones que hemos heredado carecen y nos quejamos con tanta razón.

¿Podríamos poner wifis potentes abiertos para atajar la brecha digital? ¿podríamos crear redes de ayuda mutua vecinal? ¿podríamos acompañar en la creación de cooperativas de riders, limpiadoras o aparadoras? ¿podríamos formar al sector empresarial y agrícola para poder crear un país, una comunidad o una ciudad lo más soberana posible y no depender de aviones chinos ante un rebrote? ¿Podríamos impulsar la cultura local  poniéndola en contacto con la hostelería? ¿Podríamos contratar enfermeras comunitarias en los barrios para favorecer la salud pública? ¿Podríamos hacer seguimiento a los Hospitales públicos de gestión privada creando oficinas de acompañamiento al paciente? ¿Podríamos crear más ocio saludable y accesible para infancia, adolescencia, joventut o tercera edad?.

Está claro que nadie estaba preparada para gestionar una pandemia mundial, que todo el sistema está preparado para que nada cambie, pero tenemos los ideales, la fuerza y el sentido común de nuestro lado.