Los secretos del Borbón cabeza abajo, símbolo de los valencianos

El retrato de Felipe V, colgado boca abajo en el Museo de Bellas Artes de Xàtiva, es posiblemente la obra más simbólica de la ciudad, es conocida como un símbolo de rechazo por la infamia que representó el primer rey borbón de España, y ha trascendido como una forma de protestar de los valencianos. A lo largo de los años, este cuadro ha capturado la atención de los visitantes tanto por su particular disposición como también el origen de su volteado.

Felipe V mandó quemar la ciudad de Xàtiva el 19 de junio de 1707, casi dos meses después de la Batalla de Almansa del 25 de abril del mismo año. La represalia tuvo su origen en que la ciudad se convirtió tras dicha batalla en un refugio de los partidarios del otro aspirante del trono español, Carlos de Austria. Los últimos 'maulets' (como se conocía a los austracistas, y que provenía del vocablo mawla, que en árabe vulgar significaba esclavo) resistieron durante semanas el asedio de los 'botiflers' (los partidarios del Borbón, una palabra que deriva del inglés beauty flower, en referencia a la flor de lis que identifica a esta dinastía).

Con la caída de Xàtiva, Felipe V se ensañó con la ciudad: “La obstinada rebeldía con que hasta los términos de la desesperación resistieron la entrada de mis armas los vecinos de la ciudad de Xàtiva [...] empeñó mi justicia a mandarla arruinar para extinguir su memoria, como se ejecutó para castigo de su obstinación, y escarmiento de los que intentasen seguir su mismo error”. Así la ciudad fue incendiada, posteriormente sus campos fueron sembrados con sal para condenarla a la pobreza, la ciudad pasó de tener 12.000 habitantes a sólo 400, y tardó casi 80 años en recuperar su nivel demográfico. Para más ignominia el rey cambió su nombre por el de 'Colonia Nueva de San Phelipe', una denominación que mantuvo la ciudad hasta que recuperó su nombre en las Cortes de Cádiz en 1812.

La obra

El retrato de Felipe V es una obra pintada por el artista local Josep Amorós en 1719, y muestra al monarca con casaca roja delante de una escena de la Batalla de Almansa que muestra con su mano derecha. Una obra que se considera de no gran factura y que no destacó hasta que le pusieron la mano encima para darle la vuelta.

El origen de la decisión de darle la vuelta al retrato sigue envuelto en varias teorías. La versión más extendida señala al historiador Carlos Sarthou, quien fue cronista oficial de la ciudad desde el año 1940 y director del Museu de l'Almodí en aquellos años, y que en un artículo publicado en 1957 bajo el título El Museo de Játiva. Datos histórico descriptivos reconocía haberlo hecho personalmente “porque mandó incendiar Villarreal y Játiva, mis dos patrias valencianas, la nativa y la adoptiva”.

Para Nacho Catalán, coordinador de Bellas Artes del IVCR+I, este testimonio escrito constituye la prueba más sólida de su autoría. Sin embargo, también se han atribuido los hechos a otros nombres, como el director del museo José Carchano en 1919, el canónigo Francisco Gil o el sacerdote Joaquín Núñez, quien supuestamente lo habría girado junto a un grupo de estudiantes. Incluso existe la hipótesis de un simple error de un operario. Sea cual fuere el origen, lo cierto es que el lienzo permanece invertido desde hace décadas y seguirá así en el futuro.

Décadas más tarde, en 1995, el entonces nuevo alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus (PP) tuvo la ocurrencia de que el también entonces príncipe Felipe fuese a la ciudad para pedir perdón y así voltear el cuadro de su antepasado, nadie confirmó posteriormente si se trató de una chanza o de un órdago. El rechazo de la ciudad fue prácticamente absoluto.

Otra polémica se produjo un año más tarde, cuando en 1996 la Real Fábrica de Moneda y Timbre lanzó un nuevo diseño de la moneda de 50 céntimos, con la efigie del primer rey Borbón en España y su escudo de armas. La moneda solía ser evitada entre los setabenses

Es más, el día que el rey Juan Carlos I abdicó en su hijo, el twitter oficial del Ayuntamiento de Xàtiva –con Rus todavía como alcalde– recordó que el mismo día del año 1707 las tropas borbónicas tomaron y saquearon la ciudad... y que la coronación de Felipe VI se podría producir el día antes del aniversario del incendio, y así fue.

Entre las curiosidades también cabe destacar que cuando el cuadro ha sido prestado para su exposición, como fue el caso de Almansa (donde se produjo la infausta batalla), para su transporte se puso como condición que viajara y fuera expuesto invertido.

La restauración: entre ciencia y respeto por el original

Recientemente, el retrato de Felipe V ha sido sometido a un exhaustivo proceso de restauración llevado a cabo por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+I). La restauradora Isabel Alonso destacó los desafíos encontrados durante el proceso, entre los que se incluye la presencia de papel y barnices en exceso que dificultaban la visibilidad original de la pintura.

Gracias al uso de tecnologías innovadoras, como la realidad aumentada, se ha podido estudiar en detalle la obra. Uno de los hallazgos más interesantes durante la restauración fue la aparición de varias inscripciones en el cuadro, algunas de ellas haciendo referencia al propio Felipe V y a Fernando de Borbón, el Príncipe de Asturias. Concretamente se ha podido leer: “DON / FELIPE / QVINTO / REY DE / ESPAÑA”, y debajo de ésta, se puede leer una segunda inscripción, que dice: “DON / FERNANDO / Đ BORBON / PRINSIPE / DE ASTU / RIAS”. Finalmente, y por debajo de esta segunda inscripción, aún aparece una tercera en la que se lee: “DON / FHELIPE / V REY Đ / ESPAÑA”.

Estos mensajes se deben, según los expertos, a la inestabilidad dinástica de la época, ya que Felipe V abdicó temporalmente en favor de su hijo, Luis I, antes de regresar al trono tras su muerte prematura.

A pesar de las intervenciones previas en el cuadro, los expertos han asegurado que la restauración se ha realizado con un profundo respeto hacia la obra original. El protocolo “Cremonesi”, utilizado para seleccionar los disolventes más adecuados, ha permitido limpiar el lienzo con la máxima delicadeza, preservando su integridad histórica.

Una obra que sigue viva en la memoria colectiva

Más allá de su restauración técnica, el retrato de Felipe V se ha convertido en un emblema de la resistencia de Xàtiva y su lucha por mantener viva la memoria histórica. La decisión de continuar exhibiéndolo boca abajo no solo es un acto de conservación, sino también una manifestación política de los habitantes de la ciudad, que siguen rechazando el monarca que destruyó su patrimonio y forzó su sumisión.

El cuadro ha permanecido invertido durante décadas, un símbolo inquebrantable de la identidad valenciana, resistiendo el paso del tiempo y siendo testigo de las luchas políticas que marcaron la historia de la región. Hoy en día, este retrato se presenta como una pieza única, que no solo documenta un momento histórico, sino que también invita a reflexionar sobre los procesos de memoria, identidad y justicia en una sociedad que aún no olvida su pasado.