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La ciudad de València, con más de 800.000 habitantes, un área metropolitana que duplica su población, y más de dos millones de turistas al año, está sucia. Lo sabe cualquier vecino que dé un paseo por la calle, lo reflejan las estadísticas oficiales que publica el ayuntamiento, y, de cara al verano, cualquier persona que eche un vistazo a las redes sociales.
Los perfiles públicos de recomendaciones de la ciudad, espacios digitales variopintos donde se habla de la vida en la urbe, recogen decenas de quejas sobre el mal estado de algunos barrios. La limpieza, como todo, también entiende de clases: las imágenes de los barrios obreros contrastan con las de los pudientes. Son especialmente activas las protestas en barrios como El Cabanyal, con calles tremendamente desiguales y turistificado en los últimos años, que contrasta con zonas más pudientes como l'Eixample. En primavera, varias asociaciones de vecinos, como San Antonio-Saïdia, Malvarrosa u Orriols protestaron severamente por este servicio.
La falta de limpieza en la ciudad es el segundo principal problema para los ciudadanos encuestados por el ayuntamiento en el último mes, solo por detrás del precio del alquiler. El 4% de los encuestados en el barómetro municipal dijo que era su principal problema, y un tercio de los habitantes cree que ha empeorado. Otra estadística, el informe de quejas y sugerencias de mayo, también subraya el malestar: en él se recogen 105 traslados -quejas formales al consistorio referentes a los servicios que presta- sobre limpieza y recogida de residuos. Es la segunda área que más quejas acumula, solo por detrás de la seguridad y polícia. En concreto, hay 113 quejas o sugerencias sobre servicios de limpieza en vía pública en solo un mes, cuando se registran casi 2.000 incidencias a través de la web o la app municipal. En el cómputo de 2024, seguridad y limpieza volvieron a encabezar las quejas, aunque descendieron un 14% sobre el último ejercicio; hubo más de 800 quejas por limpieza deficiente en las calles.
El Ayuntamiento pide colaboración ciudadana
El consistorio ha lanzado una campaña a través de los propios empleados de los servicios de limpieza y recogida de residuos para explicar su trabajo y pedir colaboración ciudadana. A través de una serie de vídeos se pide a los vecinos y visitantes algo más de civismo y se recuerdan las normas básicas.
El Ayuntamiento defiende que en 2023, al inicio del contrato de limpieza, se baldeaban las calles cada 21 días, mientras que en la actualidad se realiza limpieza con agua cada 10 días de media. Una mejora que, apuntan, en los últimos meses, se ha ampliado con otros de igual importancia. Por ejemplo, las fracciones de envases ligeros y de papel-cartón de las zonas comerciales se recogen dos veces al día y las furgonetas que se encargan de retirar los colmos de los contenedores han aumentado en número. Con todo, para los vecinos, parece no ser suficiente.