¿Por qué hay gente que siempre llega tarde?

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Marta Chavarrías

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El mundo podría dividirse en dos grandes grupos: el de las personas que llegan a la hora y el de las personas que siempre llegan tarde. Llegar a las citas y al trabajo a la hora es lo ideal, al menos en la cultura occidental, donde la impuntualidad no goza de muy buena popularidad. No está bien vista, se percibe como una falta de respeto y de consideración hacia las otras personas que sí llegan a la hora. Pero quien más y quien menos ha llegado algunos minutos tarde en más de una ocasión. Nadie es perfecto. Y si esto sucede de manera puntual, no ocurre nada.

Pero llegar tarde siempre, como una parte de nuestra manera de ser, puede llevarnos a más de un problema. Según una encuesta, entre el 15% y el 20% de los estadounidenses llega “constantemente tarde” a todas partes. Y en la mayoría de los casos no se trata solo de dilatar la llegada unos pocos minutos, sino incluso alguna hora. ¿Qué tipos de personas son estas, las que siempre llegan tarde? Para los expertos, en muchos de los casos tiene que ver con nuestros propios relojes internos.

¿Es diferente una persona puntual de otra que no lo es?

El comportamiento tardío no lo explica una sola causa. Las personas pueden tener diferentes motivos y patrones que les llevan a llegar tarde de forma crónica. Los motivos de la demora son específicos para cada persona y pueden ser variados: falta de motivación, distracciones, una mala noche, lo que algunos denominan “idealismo crónico” -subestiman, por ejemplo, el tiempo que tardarán en llegar-, sensación de pérdida de tiempo -llegar antes y esperar no les va-, etc.

Lo curioso es que la mayoría de las personas que siempre llegan tarde lo hacen para cualquier actividad, sea buena o mala. E incluso a pesar de que en muchos casos las consecuencias de llegar tarde son negativas (perder un empleo, enojar a un amigo, etc). Y esto explicaría, por ejemplo, lo que alguna investigación sugiere sobre el hecho de que ciertas personas están “programadas” para llegar tarde y que parte del problema pueda estar en el cerebro.

Para los investigadores, puede haber una razón biológica para la tardanza. Han descubierto que al menos la mitad de los pacientes con TDAH tienen anomalías en el centro ejecutivo de su cerebro, que desempeña un papel decisivo en la gestión del tiempo. El cerebro regula aspectos como la organización, planificación motivación, regulación emocional y gestión del tiempo. Incluso las personas sin TDAH tienen fortalezas y debilidades en cada una de estas áreas.

Para algunos expertos, incluso puede haber causas genéticas: si nuestros padres han tenido problemas en la gestión del tiempo, es probable que tú también los tengas. En otra de las investigaciones realizadas en este campo, los expertos han llegado a una conclusión muy simple: las personas que llegan tarde subestiman cuánto tiempo tardarán en hacer una tarea.

Creen que un minuto son 77 segundos

Según los expertos, hay dos tipos de personas: las de tipo A, que suelen ser puntuales porque tienen un “reloj incorporado”, y las de tipo B, que siempre llegan tarde porque no tienen la capacidad de calcular y medir bien el tiempo. Los dos tipos de personas sienten que el tiempo pasa de manera diferente.

A través de una serie de estudios, los expertos han descubierto que las personas del tipo A pueden calcular un minuto de forma mental casi exactamente (58 segundos), mientras que las del tipo B no hacen un cálculo tan exacto (77 segundos). Este último grupo percibe que los minutos duran mucho más de lo que realmente lo hacen. Una brecha de 18 segundos por minuto que se acumula con el tiempo.

Otra razón que explicaría por qué hay gente que llega tarde viene de la mano de expertos de la Facultad de Medicina de Harvard. Según ellos, las personas que llegan tarde siempre tienen más probabilidades de estar relajadas que las que siempre llegan a la hora. La razón es que no permiten que cosas como fechas límite o las crisis de tiempo dicten su estado de ánimo y, en consecuencia, se sienten menos estresadas. Por tanto, tienen menos posibilidades de sufrir problemas de salud relacionados con el estrés, presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares.

Consejos para no llegar tarde

Aunque el hábito de llegar tarde es difícil de corregir y la puntualidad no se consigue de la noche a la mañana, al menos para los científicos, sí es posible manejarlo un poco.

Calcula tu rutina: escribe cuál es tu rutina diaria (desayuno, ducha, ir al trabajo, hacer ejercicio, etc.) y estima cuánto tiempo crees que tardarás en completarla. Es probable que las personas que llegan tarde se sorprendan de lo que pueden llegar a tardar en hacer cualquiera de estas actividades rutinarias. Este ejercicio es importante para separar las líneas de tiempo poco realistas del cerebro.

Crea una estrategia para hacer las cosas a tiempo: calcular cuánto nos ocupa una actividad concreta nos puede ayudar a planificar mejor las tareas. Invierte el tiempo necesario para llegar a tiempo. Comienza con el tiempo que necesitas para llegar a algún sitio. Asegúrate de tener en cuenta posibles retrasos (ascensor lento, tráfico, retraso de trenes, etc.). Una vez que hayas identificado y calculado el tiempo aproximado necesario para llegar allí, agrega unos 15 minutos más.

No caigas en la tentación de hacer más de una actividad a la vez: una razón por la que muchas personas suelen llegar tarde es la multitarea, pensar que pueden hacer más de una cosa a la vez. Si nuestras actividades no son realistas, ¿de dónde sacamos el tiempo para hacerlo todo? Es mejor decir que no a ciertas cosas y poder planificar mejor el tiempo. Si decimos que sí y no llegamos a todo, será peor.

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