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Responsabilidad no susceptible de ser exigida
El gran derrotado en las elecciones del 4M en Madrid ha sido el PSOE. Ciudadanos no cuenta, ya que su derrota estaba descontada. Ha salido de la competición exactamente igual que entró. Los ciudadanos de Madrid han certificado el 4M lo que venían diciendo todos los electores desde el 10 de noviembre de 2019.
El PSOE, por el contrario, ha competido ocupando el Gobierno de la Nación y a partir de un buen resultado en las elecciones madrileñas de hace dos años. Simplemente con que hubiera mantenido su resultado electoral de entonces, la izquierda habría ganado. Porque, en esta ocasión, la izquierda no socialista ha competido bien. Entre Más Madrid y Unidas Podemos han sumado algo más del 24% del voto válidamente emitido y 34 escaños. Así como hace dos años se pudo atribuir al enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón buena parte de la responsabilidad de la derrota de la izquierda tanto en las elecciones municipales como en las autonómicas, este año no cabe hacerlo. El PSOE es el único responsable.
Y cuando digo PSOE me refiero a la dirección nacional y no a la dirección del partido en la Comunidad Autónoma. Como es sabido, el origen de la convocatoria electoral del 4M está en la moción de censura que presentaron conjuntamente Ciudadanos y el PSOE en Murcia. En esa decisión no tuvo nada que ver la dirección del PSOE madrileño, sino que la responsabilidad recae única y exclusivamente en el PSOE nacional.
Tampoco parece haber tenido una intervención determinante la dirección del PSOE en la Comunidad de Madrid en la confección de la candidatura así como en la elaboración del programa y en el desarrollo de la campaña electoral. Desde cualquier punto de vista que se examine el 4M, la responsabilidad de lo ocurrido recae en el Secretario General del PSOE y Presidente del Gobierno.
Esto es lo más negativo de la derrota para el PSOE. La responsabilidad está situada en un punto tan alto, que no es susceptible siquiera de ser exigida. No es posible, en consecuencia, hacer una interpretación honesta de lo ocurrido en el interior del partido, ya que ello exigiría que Pedro Sánchez estuviera dispuesto a reconocer su responsabilidad ante los militantes y se disculpara por el error cometido.
Tal como está el patio político, con un PP que le va a estar recordando un día sí y otro también dicha responsabilidad, a la dirección nacional del PSOE no le va a quedar más remedio que argumentar un día sí y otro también que las elecciones del 4M han sido unas elecciones regionales y que no cabe hacer una interpretación en clave nacional de las mismas. Este miércoles ha empezado a dar esa explicación la Vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
La convocatoria del debate del estado de la nación lo más pronto posible puede ser la ocasión para discutir de esto conjuntamente con los demás asuntos relevantes del año político transcurrido, que son muchos. Como la fórmula del debate permite al Presidente intervenir en todo momento y sin limitación de tiempo, puede ser la ocasión para mantener un cierto control sobre el momento de rendir cuentas sobre su participación en el 4M. En ese debate él va a tener siempre la última palabra.
El hecho de que Pablo Casado haya pedido ya la convocatoria de dicho debate no debe ser óbice para que el Presidente lo convoque. Todo lo contrario. Aunque el ambiente en el Congreso de los Diputados está muy degradado, la exigencia de hacer un discurso público siempre supone una limitación para quienes tienen que hacerlo. Dado que Santiago Abascal es incapaz de autolimitarse y que habla después de Pablo Casado, el Presidente tiene una excelente ocasión para situar el debate en el terreno en que debe estarlo.
Cabe esperar, en cualquier caso, que la dirección del PSOE haya interiorizado que no hay alternativa a la mayoría de investidura y que es del mantenimiento de dicha mayoría de la que tiene que ocuparse. Como le dijeron los militantes la noche electoral del 28 de abril de 2019: con Rivera, no. De haber atendido a su propia militancia, se habría obviado el doble error de Murcia y Madrid.
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