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El falso debate del terrorismo

La portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua.

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¿Qué habría pasado si ETA hubiera abandonado la lucha armada de manera definitiva e irreversible y se hubiera disuelto a continuación bajo gobiernos presididos por el PP en lugar de bajo gobiernos presididos por el PSOE? ¿Se seguiría hablando de terrorismo de la forma en que se está haciendo en general y en las campañas electorales en particular?

Pienso que una mayoría contundente de ciudadanos tiene clara la respuesta a estos interrogantes. El terrorismo habría dejado de ser un argumento en el debate político y especialmente en el debate electoral. No se hablaría del terrorismo, sino del fin del terrorismo, que sería una suerte de medalla de la que el PP estaría presumiendo un día sí y otro también.

Quiero decir con ello que del terrorismo se está haciendo un uso espurio. El Estado de Derecho derrotó al terrorismo sin dar nada a cambio, como subrayó de manera rotunda José Luís Rodríguez Zapatero en entrevista con Carlos Herrera. En España no ha habido terrorismo desde hace trece años. ETA ha dejado de existir y el nacionalismo abertzale se refundó políticamente con un partido que fue inscrito en el Registro de Partidos del Ministerio del Interior, una vez analizados sus estatutos y comprobado de manera fehaciente que no había nada en ellos que fuera anticonstitucional. 

La trayectoria del nacionalismo abertzale desde la desaparición de ETA es política y jurídicamente irreprochable. Tanto cuando actúa en el interior de el País Vasco como cuando lo hace en el sistema político español o en el de la Unión Europea.

Ya quisiéramos que en el Congreso de los Diputados se debatiera en los términos en que se debate en el Parlamento Vasco. O que el ejercicio de la memoria democrática se produjera en las comunidades autónomas gobernadas por el PP en colaboración con Vox de manera parecida a como se produce en el País Vasco. 

El nacionalismo abertzale no ha dejado de pedir perdón a las víctimas del terrorismo en ningún momento y, cuando cometió el error de incluir en sus listas electorales municipales a candidatos que habían participado en actos terroristas, pidió perdón y retiró a dichos candidatos. Escribí cuando ocurrió esto último que, en mi interpretación, la inclusión de tales candidatos era un homenaje a la democracia española, a la que, tras haberla estado atacando de manera despiadada, se la reconocía de la mejor manera que puede hacerse, participando en los procesos electorales que ETA había combatido e intentado interrumpir. Era la mejor manera posible de expresar el reconocimiento de la propia derrota. 

Me imagino que la mayor parte de los lectores habrán seguido el debate político desde que ETA abandonó el terrorismo y habrán visto y oído a los parlamentarios de Bildu en las sesiones de control de los miércoles en el Congreso de los Diputados o en sus intervenciones en las sesiones de investidura o de moción de censura o en el debate de la proposición de ley de amnistía o de las leyes de presupuestos, etc. 

Pido simplemente que comparen la ejecutoria de los parlamentarios aberzales con la de los parlamentarios de Vox en su totalidad y con la de la inmensa mayoría de los parlamentarios del PP. ¿Son comparables desde la perspectiva del discurso democrático las intervenciones de los parlamentarios de Vox y PP con la de los parlamentarios de Bildu? ¿Es comparable su conducta en el escaño mientras hablan los diputados de los demás grupos que la de los diputados de PP y Vox?

Los parlamentarios abertzales están demostrando con su conducta la ruptura con el terrorismo y su compromiso con la democracia. El terrorismo fue una práctica de la que se hizo uso y se abandonó de manera definitiva e irreversible.

Son los parlamentarios del PP y Vox los que parecen añorar el terrorismo y hacer un uso torticero de las víctimas, como ha tenido que reprocharles reiteradamente Consuelo Ordóñez. 

Los parlamentarios abertzales no son los que tienen que avergonzarse de su conducta. Pueden presumir de su trayectoria de estos últimos trece años, algo que no pueden hacer los parlamentarios de las derechas españolas. 

Esto lo saben mejor que nadie los ciudadanos vascos. El domingo lo comprobaremos.  

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