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El Bou Ferrer, “pieza puzzle” para el estudio de la arquitectura naval romana

El Bou Ferrer, "pieza puzzle" para el estudio de la arquitectura naval romana

EFE

Madrid —

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El pecio Bou Ferrer es la “pieza del puzzle” que falta para completar los estudios de arquitectura naval romana entre la época republicana e imperial, explica a Efe el codirector del proyecto, Carlos de Juan, en el Museo Arqueológico Nacional que expondrá uno de los lingotes de plomo.

Considerado desde septiembre de este año Bien de Interés Cultural, el pecio Bou Ferrer es el yacimiento arqueológico en excavación más importante del Mediterráneo, un enorme navío de 30 metros de eslora y 230 toneladas de peso que zarpó a mediados del siglo I del puerto de Gades (Cádiz) con destino a Roma, pero que se encalló en las costas de la antigua Allón (Villajoyosa, Alicante).

Encontrado en el interior del barco, el lingote que se muestra en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) ha sido restaurado por el propio museo para su muestra, y pertenece a un conjunto de 13 barras de plomo extraídas entre los años 2012 y 2013 en las excavaciones de este “tesoro” que nunca han sido expuestas dentro de la colección permanente de un museo.

Pero la importancia “particular” de este lingote respecto a otros que residen habitualmente en el MAN, según De Juan, está en la leyenda “IMP (emperador) GER (germánico) AUG (augusto)” que se puede leer claramente en el mineral, y que les lleva a “proponer”, porque no se puede hablar categóricamente hasta que finalice el proyecto, que pertenecía al emperador romano Nerón.

Una conclusión, la pertenencia a Nerón (54-68 d. C.), a la que han llegado a través de la convergencia entre la tipología de las letras, las ánforas y otros pequeños objetos cerámicos encontrados que sitúa el barco en el año 60 d.c., y descarta por ello a otros “príncipes” romanos como Calígula (37-41 d.C) o Claudio (41-54 d.C.).

Una época que “no es desconocida para el público general”, dice De Juan, ya que muchas de las películas creadas por Hollywood en los años 50 ilustran estos años en los que el emperador romano alimentaba a su pueblo a través de programas de abastecimiento público que traían alimentos de otros lugares, como trigo de Egipto o Aceite de Andalucía, relata.

Y precisamente, a uno de estos programas dirigidos a la metrópoli atribuye De Juan el cargamento del Bou Ferrer, aunque el descubrimiento de los lingotes con marcas del emperador y el cargamento de salsa de pescado (garum), una de delicatesen de la época, hacen temblar dicho argumento.

“Parece una confusión entre lo público y lo privado, porque aparentemente el barco es para abastecer al pueblo de Roma, pero no se abastece a un pueblo con salsa para pescado, eso es para gente pudiente”, precisa el codirector del proyecto.

Hallado en el año 1999 por los buceadores José Bou y Antoine Ferrer, de ahí su nombre, en las excavaciones solo se ha accedido a seis de los 33 metros de largo del navío, lo que da que pensar sobre la existencia de muchas más cosas como “enseres propios de los marineros”, cuenta de Juan.

“No se puede precisar hasta que esté finalizada la investigación porque es posible que los mismos romanos, los 'urinatores', hayan buceado a recoger algunas ánforas, hemos encontrado piedras extrañas que nos están hablando de eso”, aclara De Juan.

De momento, además de los 13 lingotes de plomo, se han encontrado entre 2.500 o 3.000 ánforas, a las que hay que sumar el reciente descubrimiento del “costado del barco que se conserva fragmentado y tumbado en el fondo marino”, que permitirá determinar “cómo es un gran mercante del siglo I d.C. y no de Hollywood”, sostiene.

Financiado por la Comunidad Valenciana, el Ayuntamiento de Villajoyosa y la Universidad de Alicante con la colaboración del Club Náutico de Villajoyosa, las investigaciones no tratan de encontrar cuántos más tesoros mejor sino poder conocer parte de la historia, y servir a la formación de arqueólogos subacuáticos.

“El objetivo es conocer un fragmento de la historia de Roma, no 4.000 ánforas, queremos saber cómo es el barco, los tipos de producción de las ánforas, su contenido, la fecha del barco... cuando podamos contestar todas estas preguntas, la investigación se detendrá”, concluye el investigador.

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