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Avelina Prat se estrena con una fábula sin cuento de inmigración y distancias

Valladolid —

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Valladolid, 25 oct (EFE).- Unos 120.000 ciudadanos de Bulgaria se ganan la vida en España como hace Vasil, el protagonista de la primera película de la española Avelina Prat, una fábula sobre la inmigración devenida en realismo social, estrenada este martes en la Sección Oficial del festival de cine de Valladolid (Seminci).

Personajes reales, muy humanos, “gente con la que te puedes identificar”, configuran el elenco de “Vasil”, caso del intérprete principal de esta coproducción hispano-búlgara, el actor Ivan Barnev, “que no hablaba una palabra de español”, ha subrayado Prat (Valencia, 1972) al término de la proyección a concurso.

Es una fábula sin cuento, tan real como la vida misma, sin 'enxiemplos' o consejos, lejos de intenciones moralizantes o aleccionadoras por parte de su autora, a quien la idea le sobrevino de una experiencia real: su propio padre acogió a un inmigrante búlgaro mientras este buscaba alojamiento y vivienda.

“Ocurrió hace varios años. En principio iba a quedarse dos días pero transcurrieron dos meses. Yo no llegué a conocerlo, por eso viví como una ficción lo que fue un hecho real”, ha analizado esta licenciada en Arquitectura que, tras décadas como script con varios directores y de firmar cortos y documentales, ha dado el salto a la ficción con los intérpretes Karra Elejalde y Alexandra Jiménez.

Misterio, recelo e incluso sospechas desata la figura de Vasil, un consumado jugador de ajedrez, deporte nacional en Bulgaria en cuyos parques y plazas se juega más a la estrategia del tablero que a la del puntapié, una de las muchas cualidades que irá desplegando a lo largo del relato.

Respeto, educación, cultura y clase destila el comportamiento del buscavidas extranjero, no obstante repudiado por quienes consideran el dinero y la ostentación a medida de todas las cosas: “Es gente con bastante cultura a la que denostamos por su condición social y económica”, ha apuntado la directora entre sus conclusiones.

Otra es la distancia e incomunicación entre las personas por temor a conocer la verdad, no siempre halagüeña con uno mismo y, en sentido opuesto, la buena conciencia de quien encara la adversidad con las armas que tiene, sin transgredir su escala de valores, como Vasil, que afronta con naturalidad un ejercicio de supervivencia.

Toda la película, de estreno el 4 de noviembre, gira en derredor de Vasil y el esfuerzo de quienes le rodean por desentrañar a la persona a través de su país de procedencia y la cultura balcánica, prácticamente desconocida pese a encontrarse a poco más de dos horas de vuelo de Madrid.

El espectador de “Vasil” conocerá así el origen de uno de los nombres más populares de Bulgaria, en honor a Vasil Ivanov Kunchev (1837-1873), héroe nacional, mártir y luchador por la independencia de su país, apodado el león (levski) por su bravura y carácter indómito, como el protagonista del filme.

El ajedrez, la gastronomía, el yogur, el misterio de las voces búlgaras, el poeta Iván Vazov, la iglesia ofrendada a Alexander Nevski e incluso el futbolista Hristo Stoichkov son otras de las referencias que desfilan a lo largo de una película que entró a última hora en la Sección Oficial de la Seminci, de puntillas como hizo Vasil, aunque no saldrá de la misma forma a tenor del excelente recibimiento que ha tenido su estreno.

Roberto Jiménez