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Los 10 mejores discos de 2025

Francisco Gámiz

23 de diciembre de 2025 21:53 h

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Cuando pase el tiempo y miremos atrás, varios nombres ayudarán a comprender cómo era la escena musical de 2025. Uno de ellos es el de Taylor Swift, que ha logrado algo impensable en un momento en el que el streaming domina la industria y las ventas de discos en formato físico se creían muertas para siempre: su duodécimo disco, The Life of a Showgirl, vendió hasta cuatro millones de copias en su semana de lanzamiento solo en Estados Unidos, una cifra jamás alcanzada desde que en 1991 se empezaran a recopilar las ventas de música. De este desorbitado número, un millón de unidades corresponden a vinilos, el mayor debut de la era moderna.

La hazaña de Swift, la más sorprendente de un año en el que han sucedido muchas cosas, sabemos que es monumental porque la música no son solo discos, es una conversación. Y, a lo largo de este año, hemos conocido cómo el fin de la monocultura y la fragmentación ocasionada por los algoritmos ha dejado a la industria del entretenimiento con menos productos capaces de lograr la omnipresencia. Además, también hemos aprendido por qué comprar la camiseta de tus artistas favoritos puede ser “más rentable” para ellos que comprar su música, cómo hacer sold out ya no es suficiente y hay quien monta fiestas a 16 euros para escuchar en primicia su nuevo disco, o si medio millón por un concierto gratuito de Gloria Estefan es caro o barato.

Parece que 2026 será un año con menos citas en estadios, sobre todo después de las giras de Aitana o Lola Índigo este verano, que las hicieron en estos recintos a pesar de que afirmaban no ganar dinero con ellas. Pero, aunque no sea en estadios, la moda que sí parece haberse instaurado en 2025 es que, para disfrutar de conciertos el próximo año, primero tendrás que ser cliente de un banco para conseguir entradas. O, si lo que quieres es comprar el último disco del cantante del momento, hacerlo a través de una gran superficie porque no se está cuidado lo suficiente el pequeño comercio. Este año, además, muchos festivales han estado ante su edición más polémica por el fondo de inversión con intereses en Israel KKR... y la mayoría sigue sin incluir mujeres.

Los diez discos seleccionados como los mejores del año consiguen, de alguna manera, recoger parte de todas esas conversaciones y transmitir cómo es la música de hoy y hacia dónde apunta a dirigirse. En 2025 hemos descubierto que hay personas que no disfrutan escuchando canciones, pero, si eres de los que sí lo hacen, este es un variado repertorio ordenado alfabéticamente que invita a perderse y dejarse fascinar por algo que va más allá de cada uno de nosotros.

Amaia: ‘Si abro los ojos no es real’

Desde que saltara a la fama en Operación Triunfo 2017, Amaia ha ido construyendo la discografía más interesante de su generación. La artista apostó por un sonido no demasiado comercial en su debut Pero No Pasa Nada (2019), un trabajo de corte pop-rock en el que priorizaba la lírica y el intimismo a los hits de radio. Esas reglas, que no han dejado de estar presentes en su música, brillan como nunca en su tercer álbum de estudio. Todo es un acierto en Si abro los ojos no es real, un disco que viaja desde la niñez hasta la muerte con canciones como Auxiliar, un precioso tema escrito desde la perspectiva de su madre sobre pasar a la etapa adulta, o Despedida, en la que rinde homenaje a su abuela fallecida.

Bad Bunny: ‘Debí tirar más fotos’

Era la noche de Reyes en España cuando Bad Bunny sorprendió con el lanzamiento de Debí tirar más fotos, el primer disco importante del año. El rapero publicó un domingo por la tarde, sin apenas aviso, el que se acabaría convirtiendo en uno de los álbumes más reivindicativos y exitosos de 2025. El último proyecto del artista es una carta de amor a Puerto Rico y una contundente crítica al colonialismo y al clima político actual en Estados Unidos. Lo hace, además, rescatando los sonidos latinos más característicos de su país, que brillan a través de temas como Lo que le pasó a Hawaii, una canción que aborda la lucha por la preservación del entorno natural.

Bon Iver: ‘Sable, Fable’

Pese a que su música está cargada de melancolía, Bon Iver ha regresado a la industria, tras seis años desde su último trabajo, con un disco sobre renovación y sanación. Sable, Fable es un álbum que lleva al cantante a encontrar la luz tras muchas, muchas canciones oscuras, tirando de letras mucho más directas y, en ocasiones, incluso acompañadas por un toque soul que le queda de maravilla. El disco, con himnos del nivel de If Only I Could Wait junto a Danielle Haim, muestra a Bon Iver haciendo las paces con la depresión y yendo más allá del personaje despechado que ha protagonizado gran parte de su discografía. Esta vez, Bon Iver es feliz consigo mismo, y parece que también más feliz con aquello que escribe.

Guitarricadelafuente: ‘Spanish Leather’

Los acordes folclóricos de las canciones de Guitarricadelafuente siempre se han sentido como ir al campo y dejarse cautivar por la naturaleza. Pero, en esta ocasión, el artista se ha abierto a la gran ciudad y todo lo que eso conlleva: la libertad de quien cambia de entorno, el anhelo de las cosas que dejamos atrás, la búsqueda de un futuro soñado... Cualquiera que escuche Spanish Leather reconocerá al mismo intérprete que debutó con el exquisito disco La Cantera (2022), pero ahora todo es mucho más pulido. La producción destaca sin necesidad de querer abarcar demasiado, y las letras, igual de melancólicas, ahondan en el amor homosexual y el deseo carnal.

Haim: ‘I Quit’

Compuesto por 15 temas y alcanzando casi la hora de duración, las hermanas Haim cantan a la ruptura en su cuarto trabajo discográfico. Abrazando la ironía e incluso riéndose de la toxicidad de relaciones pasadas, Haim hace de I Quit un disco de afirmación personal en el que se valora el decir adiós como un acto de fortaleza. Las canciones quedan envueltas por un sonido rock ligero increíblemente pegadizo que no tiene mucho que envidiar a su anterior y también sobresaliente álbum, Women In Music Pt III (2020). Desde la carta de presentación Relationships hasta la ensoñación de Lucky stars o la más dolorosa Cry, todas las etapas del duelo se pasean por un disco que invita a bailar en todo momento.

Hayley Williams: ‘Ego Death At A Bachelorette Party’

Tocando temas como la pérdida de ambición y autoestima, Hayley Williams ha firmado uno de las obras más interesantes dentro de la escena alternativa. La cantante aprovecha su más reciente disco para criticar la hipocresía social y la cultura tóxica, especialmente en la industria musical, confrontando figuras como el cantante country Morgan Wallen y cuestionando normas impuestas como el silenciamiento. El proyecto expone la fragilidad del ego envuelto por una serie de géneros que van desde el rock hasta el pop o el folk. Entre las pistas más emblemáticas de Ego Death At A Bachelorette Party se encuentra Parachute, que resume la frustración de rendirse y enfrentarse a la falta de seguridad en una relación cercana.

Pulp: ‘More’

Pulp, el grupo que alcanzó el estrellato cantando los romances de la clase obrera, ha culminado con su regreso el retorno del britpop. La banda, que se alejó de la escena musical en 2002, ha vuelto con la publicación de su estupendísimo More, el que ha sido su primer álbum de contenido inédito en 24 años. Manteniendo la aguda observación política de la banda, el disco profundiza en la nostalgia, la madurez, el paso del tiempo y el consumismo, con letras que van desde el orgullo por sus raíces en Sheffield hasta la crítica a internet. Uno de los mejores ejemplos es The Hymn of the North, en el que el grupo aborda cómo ahora podemos comunicarnos con más personas que nunca, pero estamos más aislados del mundo real.

Rosalía: ‘Lux’

Rosalía ha logrado con Lux en el panorama nacional algo que solo Taylor Swift consigue con todos sus discos en el ámbito internacional: convertir el lanzamiento de su nuevo álbum en todo un evento. Desde que presentara su último proyecto en Callao de Madrid hasta que salió al mercado en su totalidad dos semanas después, Rosalía acaparó todas las conversaciones con un trabajo que recorre la mística femenina y la espiritualidad. Distanciándose por completo del instrumental de Motomami (2022), y optando en ocasiones por rememorar El Mal Querer (2018), la intérprete catalana apuesta por un sonido orquestal para arropar unos temas cantados en español, alemán o incluso ucraniano.

Sabrina Carpenter: ‘Man's Best Friend’

Tras cuatro discos en el mercado, es probable que Sabrina Carpenter no esperara esta década llegar a ser una de las estrellas del pop más importantes del mundo. Sin embargo, la publicación de Short n' Sweet (2024) no solo le adjudicó algunos de los mayores hits de los últimos años, sino que le ha brindado la confianza de satirizar como nadie las decepciones masculinas. La cantante no ha querido complacer a ningún hombre con Man's Best Friend, y eso la ha hecho lanzar su mejor trabajo hasta la fecha. Pese a que no cuenta con ningún éxito instantáneo del calibre de Espresso o Please, Please, Please, este nuevo álbum es todavía más divertido que su predecesor e irradia mayor autoafirmación de Carpenter como artista.

Taylor Swift: ‘The Life of a Showgirl’

Tras haberse convertido en la artista más importante de este siglo, y con un récord histórico de hasta cuatro victorias al Grammy a álbum del año, Taylor Swift ya no tiene nada que demostrar. Sea para bien o sea para mal, es un cumplido que el disco más comentado de 2025 sea el duodécimo trabajo de la trayectoria de alguien, y Swift es plenamente consciente de ello. Aun así, sus nuevas 12 canciones suponen un atractivo y mordaz viaje (que llegó a pasar hasta por los cines) a través del amor, la fama y la venganza. No es el mejor álbum de su discografía, que a estas alturas cuenta con clásicos muy difíciles de superar, pero The Life of a Showgirl sigue siendo mejor de lo que está haciendo el resto de la escena pop.

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