Felipe VI alerta de una “crisis de confianza” en las democracias que “nutre” a los “extremismos” y pide “ejemplaridad” a los poderes públicos
El rey Felipe VI ha alertado en su tradicional mensaje de Navidad de que “las sociedades democráticas atraviesan una inquietante crisis de confianza” que “afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones”. De ella, ha dicho, se “nutren” los “extremismos, los radicalismos y populismos”, que también se alimentan “de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro”. Y ha concluido: “Nos corresponde a todos preservar la confianza en nuestra convivencia democrática”.
El jefe del Estado ha ofrecido esta Nochebuena su decimosegundo mensaje de Navidad, el tercero desde el Palacio Real y el segundo consecutivo desde la Sala de Columnas, donde hace 40 años España firmó su adhesión a las Comunidades Europeas, predecesoras de la actual UE. Fue también donde se firmó la abdicación prematura de su padre, Juan Carlos I. Como novedad, Felipe VI ha optado este año por dar su discurso de pie.
Y allí se celebró el pasado mes de noviembre un homenaje oficial a Felipe González, quien era presidente en 1985 cuando España entró en Europa. Aquel día, Felipe VI defendió “el respeto mutuo” de la Transición como “un gesto político revolucionario” frente a la “crispación” actual. En su discurso de fin de año, el rey ha insistido en que “la raíz de todo proyecto compartido es necesariamente la convivencia”, y ha hecho una reflexión explícita sobre la colaboración intergeneracional como base de la prosperidad.
“Preguntémonos, sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?”, se ha preguntado.
“Estoy hablando de diálogo, porque las soluciones a nuestros problemas requieren del concurso, la responsabilidad y el compromiso de todos”, ha asegurado. “Estoy hablando de respeto en el lenguaje y de escucha de las opiniones ajenas”, ha añadido. “Estoy hablando de especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos”, ha sostenido como única referencia, velada, a los escándalos de corrupción política.
No es la primera vez que el rey alerta contra los riesgos de la “desinformación”. En 2024 visitó Paiporta, una de las localidades más afectadas por la dana que arrasó buena parte de la provincia de Valencia y mató a 230 personas. Entonces se acercó a un grupo de vecinos que protestaban contra la supuesta falta de ayuda de las instituciones públicas durante los primeros días tras la tragedia.
“Hay mucha intoxicación informativa y mucha gente interesada en esto, para que haya caos”, dijo a los vecinos. Fue el mismo día que fue agredido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por ultras vinculados a Revuelta, según ellos mismos dijeron. Revuelta es la asociación juvenil de Vox acusada ahora de quedarse con donativos destinados a las víctimas de la dana.
Alianza intergeneracional
Felipe VI ha puesto la Transición como ejemplo de cómo deben actuar ahora los españoles. “Aun con sus diferencias y sus dudas, supieron salvar sus desacuerdos y transformar la incertidumbre en un sólido punto de partida”, ha asegurado. “Aquel coraje —el de avanzar sin garantías, pero unidos— es una de las lecciones más valiosas que nos enseñaron”, ha añadido.
El rey ha defendido el trabajo que hicieron las generaciones anteriores, y también ha señalado los retos que tienen por delante los más jóvenes. Y, frente a los debates que enfrentan a unos con otros, con el sistema de pensiones públicas como principal objetivo, Felipe VI ha apostado por un canto intergeneracional.
“Nuestra sociedad está forjada por generaciones que recuerdan la Transición y por otras que no la vivieron y que han nacido y crecido en democracia y libertad”, ha sostenido. “Generaciones de mayores que han visto cambiar España como nunca antes en nuestra historia; generaciones de adultos que concilian, con gran esfuerzo, responsabilidades laborales, familiares y personales; y generaciones de jóvenes que afrontan ahora nuevas dificultades con iniciativa y compromiso”, ha dicho.
“Todas son necesarias para avanzar de forma justa y cohesionada”, ha advertido Felipe VI, quien ha planteado: “Cada tiempo histórico tiene sus propios desafíos. Los caminos fáciles no existen. Los nuestros no lo son ni más ni menos que los de nuestros padres o abuelos”.
Felipe VI ha hecho esta apelación en el 50 aniversario de la coronación de su padre, Juan Carlos de Borbón, ausente de los fastos por el medio siglo de restauración borbónica. El rey emérito permanece en el destierro en Abu Dabi pese a que la justicia archivó las causas abiertas contra él por su “inviolabilidad” y tras solventar sus deudas con la Hacienda Pública gracias a diferentes préstamos de amigos.
El enfrentamiento entre padre e hijo es notorio desde hace ya años. Y ha aumentado a cuenta de los desplantes del rey emérito hacia el actual jefe del Estado, especialmente sus visitas a España y la reciente publicación de una autobiografía muy parcial.
La “dignidad” de los “más vulnerables”
Felipe VI ha tenido un recuerdo para los más desfavorecidos y ha reclamado hablar “también de empatía; y de la necesidad de situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política”.
Una frase que destaca después de que el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, haya dejado en la calle a 400 personas migrantes en vísperas de Navidad.
El rey ha pasado de puntillas por otras cuestiones de actualidad. No ha mencionado los conflictos armados de Ucrania o Gaza, ni los avisos de guerra contra Venezuela del presidente de EEUU, Donald Trump. Felipe VI se limita a hablar de un “mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis”.
Tampoco menciona el medio siglo de la muerte del dictador Francisco Franco. “Nosotros ya hemos estado ahí, que ese capítulo de la historia ya lo conocemos y que tuvo consecuencias funestas”, asegura sin más después de mencionar los “extremismos, los radicalismos y populismos”.
La palabra “mujer” no aparece ni una sola vez en las siete páginas de discurso. Apenas menciona de pasada que “muchos ciudadanos sienten que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso” o “que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes”, dos de los principales problemas que los españoles apuntan en las encuestas.
Sobre el cambio climático, el rey solo atina a decir “que los fenómenos climáticos son un condicionante cada vez mayor y en ocasiones trágico”.
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