Las ausencias de las nominaciones a los Goya en el gran año del cine español

Javier Zurro

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“Este año esto es una película de suspense, más que nunca”. La frase la decía el presidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite, antes de dar paso a la lectura de las nominadas a los Premios Goya de este año. Anticipaba lo que iba a ocurrir. En un año histórico, lleno de grandes películas, y muchas iban a quedarse fuera de las candidaturas importantes. Títulos que en otra ocasión hubieran conseguido más nominaciones se quedaban sin ninguna o con unas pocas. Así ocurrió. La sensación al ver las nominaciones es que el gran año del cine español no era humo, era realidad. Lo certifican las películas candidatas.

El daño colateral está en las ausencias de un año donde, además, por primera vez hay cinco nominadas por categoría. Hasta el año pasado solo Mejor película contaba con cinco candidatas, mientras que el resto solo tenían cuatro. El cambio en la normativa ha ayudado a que haya menos ‘olvidos’ en un curso donde se podría haber elegido, como en los Oscar, a diez obras candidatas a Mejor filme. Estas son las ausencias más llamativas.

Pacifiction

La gran ausencia. La película de Albert Serra ni está en los Goya ni en los Feroz (que eligen los periodistas) ni en los Forqué (que eligen los productores. Uno podría entender su ausencia en Mejor película debido a la radicalidad de la propuesta, pero cuesta entender que no hayan encontrado hueco en ninguna candidatura. Ni dirección, ni actor protagonista para un maravilloso Benoit Magimel ni Fotografía para el increíble trabajo de Artur Tort.

Su olvido en todos los premios es más sangrante cuando uno ve el filme ganando galardones internacionales como el Louis Delluc en Francia. Un filme que ha conseguido competir por la Palma de Oro en el Festival de Cannes, pero que no ha conseguido ni una candidatura a ningún premio en España. 

Un año, una noche

Otro caso parecido al de Pacifiction es el de Un año, una noche, el filme de Isaki Lacuesta que compitió por el Oso de Oro en Berlín (certamen donde Alcarràs ganó el Oso de Oro). La Academia no ha nominado Un año, una noche en las categorías de Mejor película ni mejor dirección. Tampoco a sus dos interpretes, Nahuel Pérez Biscayart y Noemie Merlant. Sí la ha reconocido en los quintetos de Mejor guion adaptado, Mejor montaje y Mejor sonido.

Unicorn Wars

En algún momento habrá que romper la barrera que separa las películas de animación y las de acción real. En los Goya nunca una película de animación ha sido candidata al premio a la Mejor película. Alguna, como Tadeo Jones o Arrugas, lograron menciones en guion adaptado (la primera por venir de un cortometraje y la segunda de una novela gráfica), pero ninguna desafió el estatus quo. La arriesgada y original obra de Alberto Vázquez podría haber sido una buena opción para demostrarlo. Ni la Academia ni los periodistas la han reconocido.

La consagración de la primavera

Otra de las grandes películas del año, la inteligente y sutil aproximación de Fernando Franco a la sexualidad en cuerpos fuera del canon fue la película española mejor recibida por la crítica en San Sebastián, pero ni allí ganó premio ni logra nominaciones en los Goya más allá de sus dos protagonistas, Telmo Irureta y Valeria Sorolla, que entran entre los finalistas en las categorías de Mejor actor revelación y Mejor actriz revelación. Se queda fuera Emma Suárez, cuya interpretación podría haber estado entre las nominadas a actriz de reparto y el guion y el trabajo como director de Fernando Franco.

Adelfa Calvo, por En los márgenes

Parecía claro que el cuarteto protagonista de En los márgenes estaría nominado. Finalmente han sido tres los que lograban la nominación este jueves. Luis Tosar como actor protagonista, Christian Checa, como Actor revelación y Penélope Cruz, como Actriz de reparto. Se queda fuera Adelfa Calvo, conmovedora y contenida en el filme de Juan Diego Botto y con una de las mejores escenas del año, una despedida digna y emocionante. La entrada de Cruz puede haber complicado la de su compañera en la misma categoría.

Karra Elejalde, por Vasil

Tras su premio como Mejor actor en Seminci y su nominación a los Feroz parecía que la de los Goya estaba encarrillada para Karra Elejalde por su papel en Vasil, la ópera prima de Avelina Prat en donde ofrece un cambio de registro viendo a un actor más contenido. Tampoco se acuerdan de su compañera de reparto, Alexandra Jiménez, que nunca ha sido candidata al Goya, ni siquiera por Las distancias, donde ofreció una de las mejores interpretaciones de aquel año.

Raphaëlle Pérez, por Mi vacío y yo

El quinteto de Mejor actriz revelación es impecable, pero falta la presencia de esta actriz que hubiera sido la primera mujer transexual en lograr la candidatura. La película de Adrián Silvestre es uno de esos títulos en los márgenes de la industria que suele quedar olvidado en las nominaciones a los premios importantes.

Pol López, por Suro

La película de Mikel Gurrea, que ya destacó en el cortometraje con Heltzear, con el que estuvo en el Festival de Cine de Venecia, logró la candidatura que todos daban por segura, la de dirección novel, y sorprendió con la (merecidísima) de Actriz protagonista para Vicky Luengo que fue recibida con aplausos en la sala. Quien queda fuera es su compañero Pol López, maravilloso también como su pareja en la ficción. Hubiera sido bonito verles a los dos nominados ya que es una de esas interpretaciones que son como un baile entre dos personas y donde el trabajo de uno engrandece el del otro.

Manel Lunes y Ángela Molina, La piedad

Eduardo Casanova vuelve al cine después de sorprender con la inclasificable Pieles. Su segunda película sigue los mismos patrones (rosas), con un filme personal y diferente que cuenta una relación tóxica entre una madre y un hijo a los que dan vida Ángela Molina y Manel Llunell, dos interpretaciones al límite, arriesgadas y salvajes que deberían haber encontrado su hueco.