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“Good Night Sarajevo” o la historia de un periodista de radio en aquel asedio

"Good Night Sarajevo" o la historia de un periodista de radio en aquel asedio

EFE

Belgrado —

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En la Sarajevo asediada, un “soldado sin fusil de guerra”, un periodista de radio, usó su voz casi sin cesar, hasta perderla, para infundir esperanza en los oyentes. Su historia se cuenta en un documental español que se exhibe en el prestigioso Festival de Cine de Sarajevo.

“Su única arma fue la palabra”, declara a Efe Edu Marín, periodista que, junto con el historiador y realizador Olivier Algora, dirigió el largometraje titulado “Good Night Sarajevo”.

La cinta se presenta mañana en la vigésimo primera edición del citado certamen.

Durante el largo asedio de Sarajevo, en la guerra bosnia (1992-1995), el periodista Slobodan Boban Minic decidió permanecer en su ciudad “porque sintió que era su obligación, su manera de resistir”, explica Marín.

En Radio Sarajevo (ahora Radio Bosnia-Herzegovina) se dedicaba a conectar a familias y personas separadas por el conflicto, o hablaba de todo menos de la guerra, para ayudar a los sarajevitas a olvidar la barbarie, a tratar de llevar o “fingir” una vida normal.

En declaraciones a Efe, Minic comenta que, consciente de la importancia de las informaciones que conectaban a “esa gente infeliz” en Bosnia y esparcida por el mundo, y de que su programa era el único capaz de proporcionarlas, se esforzó por que ninguno de los cientos y miles de mensajes que había a diario “quedase sin leer”.

Y eso retando las “imposibles” condiciones de trabajo en Sarajevo: sin luz, calefacción, transporte, alimentos, medicinas.

“Hablaba a veces durante horas y horas sin pausa, y, claro, sin una gota de agua”, recuerda Minic.

“En un momento, mis cuerdas vocales se rebelaron. En media frase, me quedé sin voz”, añade el protagonista del documental.

Así le llegó el fin de su papel en la guerra, pues los médicos le prohibieron “pronunciar una sola palabra durante al menos seis meses” y Minic no estaba dispuesto a participar de otra manera.

Decidió irse a España, al pueblo de L'Escala, en Girona, donde se encontraba su familia refugiada desde hacía un año.

Pasó cinco años sin volver a Sarajevo y la cinta, de 63 minutos de duración, trata de sus reencuentros con las personas y los lugares que tejieron su historia.

Tanto Marín como Minic asistirán a la presentación de su obra en el festival, y verán así cumplirse uno de sus objetivos, el de mostrarla a los sarajevitas. “Estamos muy emocionados”, dice Marín.

“Estamos acostumbrados -dice- a escuchar, leer y ver historias de sufrimiento relacionadas con los conflictos. En este caso, pese a que es una historia muy emotiva, el mensaje que le queda al espectador es de esperanza, de lucha y de resistencia pacífica”.

Para Minic, su trabajo “fue una resistencia 'sui generis' a quienes querían destruir (la ciudad) para probar que la vida en común (de convivencia entre diferentes etnias y religiones) no era posible, aunque en Sarajevo se convivía durante más de 500 años”.

“Mis llamamientos a la razón, historia, vida en común, civilización, solución pacífica, fueron dirigidos a todos los factores de la tragedia balcánica, y también a la gente del mundo entero. Entonces aún no sabía que los llamamientos de esa especie son ingenuos e inútiles”, dice.

Marín concibió la idea de rodar esta historia, su ópera prima como director de cine, tras la lectura del libro de Minic “Bienvenido a Sarajevo, hermano”.

Entre el 14 y el 22 de agosto, un total de 259 películas de 57 países se muestran en el Festival de Sarajevo que surgió hace veinte años durante la guerra civil de Bosnia (1992-1995) y se ha convertido en el mayor certamen del cine en el sureste de Europa.

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