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Claves para entender la guerra de la SGAE, más dividida que nunca

José Miguel Fernandez Sastron durante la ceremonia de entrega de las llaves de "La casa de los autores" en Madrid,

P. Campos

Todo empezó hace décadas, fotocopiando una partitura de dominio público (libre de derechos), tachando un par de notas y reescribiendo unas nuevas a mano. Registrando con otro nombre obras ya existentes o transcribiendo la misma dos y tres veces. A veces era música inaudible.

Siguió con obras creadas ad hoc para emitirse en televisión, primero en la llamada 'hora de las brujas' y después en los programas de música nocturna. Temas que recaudaban hasta un 70% del dinero que ingresaba la SGAE a pesar de que la franja horaria de madrugada tiene en torno al 1% de audiencia. El círculo se cerraba porque las editoriales de música creadas por las cadenas de televisión, en alianza con algunos autores, obtenían un retorno del dinero que abona la sociedad por la emisión del repertorio musical. 

Así definió el juez Ismael Moreno el fraude de la llamada 'rueda de las televisiones', conocida sobradamente dentro de la SGAE desde hace años, que tasó en “al menos” 100 millones de euros y explotó por los aires hace un año con una nueva entrada de la UDEV en el Palacio de Longoria avivando mucho más, si era posible, las luchas internas dentro de la sociedad.

El auto también señaló directamente sus consecuencias políticas porque la SGAE no funciona por el sistema un socio, un voto sino que el socio que más recauda es el que más votos tiene y, por tanto, más peso a la hora de tomar decisiones en los órganos de gobierno. Algo fundamental para decidir cuestiones como el porcentaje de reparto de los derechos de la polémica franja nocturna. 

En medio de todo esto, una sentencia del TSJM; el Ministerio de Cultura requiriendo información; la SGAE mundial diciendo que la situación actual es insostenible; una reforma de estatutos con una fortísima oposición con un manifiesto firmado por 270 autores como Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar o Montxo Armendáriz; la sombra del caso Saga (aún sin juzgar) y una asamblea que se celebra este jueves, paradójicamente el Día de la Música, con una enquistada división interna que ya parece crónica. Estas son las claves de la enésima batalla que se libra en la SGAE.

La rueda, el laudo de la OMPI y el reparto de la noche

Cuando salta el escándalo de ‘la rueda’, la SGAE decide acudir a la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) para que arbitre de manera independiente. Esta decide que el límite reparto de lo recaudado de la franja nocturna debe estar entre el 10 y el 20%. 

La Junta Directiva de la entidad acuerda que sea del 15% primero y del 20% después, pero Telecinco y Música Aparte (editora de Atresmedia) denuncian en enero de este año y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anula en mayo el laudo en una sentencia no recurrible que asegura que el arbitraje viola sus estatutos.

El juez dice que la Junta Directiva no tenía competencia para imponer el arbitraje omitiendo a la asamblea, el único órgano habilitado para modificar los estatutos de la entidad. 

Así las cosas, el reparto de este mes de junio se ha hecho de la manera habitual, mientras que el Ministerio de Cultura, aun reconociendo la validez de la sentencia, conminaba a la SGAE la semana pasada a volver a ese 15% acordado en abril al interpretar que aunque no se aplique el laudo, la entidad sí puede acordar ese porcentaje y aprobarlo en asamblea. 

Para solucionar el que es principal escollo en el seno de la entidad, y que no aparece en el orden del día de la asamblea, Sastrón señala directamente a las editoras de televisión y al Gobierno.

“El problema es que las televisiones tienen capacidad de programar y beneficiarse de su propia programación. La única solución sería poner un límite al retorno. La SGAE no puede legislar. Lo intentó acotar y nos lo tumbó la CNMV”, asegura en declaraciones a eldiario.es. “Si el Ministerio quiere ayudar que legisle un límite de retorno, pero no se nos puede tirar a nosotros la pelota. Es su responsabilidad. Si hubiera una ley que establezca un límite a un abuso... pero quizás no es tan fácil enfrentarse a los medios de comunicación”, deja en el aire. 

Sus opositores, sin embargo, afirman con rotundidad que el reparto hecho en junio es ilegal y que quien echa balones fuera es la presidencia. “El reparto de derechos de este mes de junio no se ajusta a la ley y debe paralizarse”, aseguran desde Coalición Autoral.

Antonio Onetti, que fue presidente de la Fundación SGAE, explica que, aunque la justicia haya tumbado el laudo, “eso no significa que la Junta Directiva no sea soberana para cambiar el porcentaje. Se ponen muchas excusas”.

David García Aristegui, de la sección musical de CNT Artes Gráficas, Comunicación y Espectáculos, es tajante: “Somos absolutamente críticos con los autores de la rueda. Es una vergüenza defender este modelo. Hay que acabar con ese fraude que perjudica seriamente a los derechos de autor”.

La dura advertencia de la CISCAC

CISAC (Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores) es la SGAE mundial y ha enviado un informe técnico durísimo a la sociedad española por sus chanchullos con ‘la rueda’. Tanto que amenaza con expulsarla porque, como recuerda,  cualquier sociedad miembro debe operar “por el bien común” y la SGAE no lo hace actualmente según su criterio.

“La rueda se autoperpetúa, ya que las distribuciones infladas de la rueda han llevado a los participantes a votar en los órganos rectores de la SGAE y luego les permiten proteger y mejorar esas prácticas discriminatorias y/o no tomar de forma proactiva todas las medidas necesarias para detenerlas decisivamente”, recoge en su auditoría.

Le recomienda que ingrese en un programa bajo su supervisión para abordar cambios en los próximos seis meses. Si obvia sus recomendaciones, amenaza con sanciones que van desde la advertencia hasta la multa o la expulsión temporal e incluso permanente.

Sastrón se defiende añadiendo que es un informe técnico desactualizado por las sentencias que han tumbado el laudo y la reincorporación de tres editores cesados de la Junta Directiva y que aún falta por conocer el pronunciamiento del consejo. “Es un informe bastante tendencioso que ya está fuera de juego”, aduce.

Sin embargo, el daño a la imagen y reputación ya no solo nacional es patente hasta el punto de que el presidente de la Confederación Internacional de Editores de Música ha dicho que “debe ser considerado como una estafa y resuelto con una política de tolerancia cero”. 

Vuelve el Ministerio de Cultura

Un tuit del exministro Màxim Huerta puso al recién recuperado Ministerio de Cultura sobre la SGAE. El PSOE ya había pedido al Ejecutivo de Mariano Rajoy que interviniera la entidad ante “la incapacidad” de sus cargos de resolver su caos.

El pasado 12 de junio, ya en el poder, hacía oficial un requerimiento de información en el que pedía, entre otras, que se aplique el reparto de la franja nocturna al 15%, que termine con ‘la rueda’ e información relativa a la auditoría de CISAC. De todos modos, Cultura ha descartado nombrar un observador para la votación de la asamblea aunque asegura que estará “muy vigilante”.

Aristegui celebra que “por fin hay un ministerio que se plantea hacer algo con la SGAE. Al menos se pide información, pero no basta porque hay un descontrol y una opacidad que hay que superar”. Por su parte, Coalición Autoral exige a Cultura la regeneración de la sociedad “y si fuera necesario, intervenirla temporalmente”. “Es un intento de politizar la institución, creando un estado de alarma que dificulta e incluso impide que los socios tomen la palabra”, aseguraba el presidente la semana pasada en una nota de prensa a este respecto.

En declaraciones a eldiario.es, Sastrón insiste: “El Gobierno debería hacer dos cosas: en el ámbito público, no permitir que las televisiones públicas usen su repertorio en su beneficio y en privado establecer un límite razonable”. Aun así, añade que  tiene “bastante esperanza en el nuevo ministro, francamente”.

Reforma de Estatutos

Con todos estos huevos dentro de la cesta, el jueves se celebra la que se presupone una tensa Asamblea General Ordinaria de la SGAE. En ella se votará la reforma de Estatutos de la entidad que los opositores definen de 'madurazo' y Sastrón defiende como “democrática”, aunque, como recuerda Aristegui, “hablar de democracia en la SGAE cuando un socio no es un voto y los que más votos tienen son los de ‘la rueda’... Hay sociedades que funcionan con un sistema de un socio, un voto como DAMA, es decir se puede hacer”.

La modificación estatutaria, obligatoria para adaptarlos a la transposición europea y a la LPI, contempla que el cargo de presidente dure dos mandatos a partir de este momento. Esto significaría que Sastrón podría presentarse de nuevo a la reelección. “Hablan de perpetuarse en el cargo cuando no llevo ni un mandato entero”, se defiende.

Onetti le contesta: “Es un reforzamiento de la figura de la presidencia. Ahora Sastrón tiene más fuerza de la que tuvo Teddy Bautista. Eso es lo que busca” porque “está chantajeando a los socios diciendo que aceptamos sus Estatutos o nos ponen una multa. Que no nos eche la culpa a los que somos contrarios porque él tenía que haberlos consensuado”.

Los Estatutos también recogen una modificación de la estructura orgánica de la entidad. La principal polémica es que elimina el Consejo de Administración, más hostil al actual presidente, y la Junta Directiva pasa de 39 a 21 socios. Sastrón defiende este adelgazamiento que responde a “una proporción más equilibrada” en aras de un menor gasto (que tasa en un ahorro de 500.000 euros al año) y una mayor agilidad a la hora de trabajar.

En frente, sus opositores subrayan que el colegio de Pequeño Derecho (los músicos) va a tener más peso y, por tanto, control de la entidad ya que se quedarían con nueve miembros frente a cuatro para los colegios de Editores, Gran Derecho y Audiovisual. 

“Hay mucha expectación”, reconoce Sastrón. “Espero que se aprueben las cuentas y también los Estatutos porque creo que es lo mejor para los socios”, añade ya que el plazo de Cultura para esta reforma es de tres meses.

“Hay muchas razones para votar no”, agrega Onetti. “Estamos en un momento crítico y lo que pretende Sastrón no lo va a mejorar. Se está aprovechando de una obligación real de adaptar los Estatutos para apuntalar un modelo que tiende a darle muchísimo poder a la presidencia, a la Junta Directiva y a un grupo determinado de socios”.

“La reforma de Estatutos podría llevar a la SGAE a la quiebra financiera y su posterior desaparición”, alertan desde Coalición Autoral, mientras Aristegui aboga por “refundar la SGAE”.

El presidente de la sociedad confirma que si se aprueban sus estatutos, convocará elecciones en otoño (están previstas para febrero) y si no, tendrán que hacer unos nuevos.

Sea como sea, la mayoría de dos tercios necesaria no está clara al igual que tampoco lo está la deriva que tomará la próxima temporada del 'Juego de Tronos' de la SGAE.

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