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El Banco de España propone que la UE establezca un límite de gasto a los estados

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

Daniel Yebra

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De política económica. De medidas fiscales. Sobre el pacto de rentas. Acerca de un mecanismo de financiación conjunto de la UE. De la unión bancaria. Y hasta de las nuevas reglas comunitarias. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, lanzó recomendaciones aquí y allá este miércoles para la difícil digestión del endurecimiento de la política monetaria. Una estrategia que los banqueros centrales y el resto del Consejo de Gobierno del BCE han decidido unilateralmente.

Las propuestas de De Cos en la mayoría de materias ya son conocidas. Por tanto, destaca su incursión en el debate sobre la modificación de las reglas fiscales comunitarias, suspendidas por la pandemia. Acompañado por el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, habló de un límite al gasto público y de un objetivo a medio plazo para la ratio de deuda sobre el PIB (Producto Interior Bruto).

Al igual que hizo la AIReF (Autoridad independiente de responsabilidad fiscal) hace solo unos días, el Banco de España renuncia al control del déficit (el desequilibrio entre ingresos y gastos del estado) como principal vara de medir y también a la meta de una ratio de endeudamiento del 60% sobre el PIB (Producto interior bruto), totalmente alejada de la realidad económica de este contexto de históricos esfuerzos presupuestarios.

“Resulta imprescindible un marco de reglas que garantice la sostenibilidad fiscal a escala nacional para el buen funcionamiento de la Unión Europea (UE) en su conjunto”, planteó el gobernador en su discurso de recogida del Premio José Echegaray.

“En mi opinión, la actual revisión de las reglas fiscales debería incluir su simplificación a través del establecimiento de una regla de crecimiento del gasto público, con un ancla en la ratio de deuda sobre el PIB, así como potenciar la capacidad para acumular colchones fiscales en períodos de bonanza económica para utilizarlos en momentos de crisis”, explicó.

Objetivo de deuda por país y legislatura

El “ancla” a la que hace referencia es el mismo objetivo a medio plazo para el endeudamiento de la propuesta de la AIReF. Aunque esta institución concretó que lo tendrían que proponer los gobiernos en cada legislatura y ser aprobado por la Comisión Europea.

Sobre el límite al gasto, la AIReF piensa que se debería poder modificar bajo circunstancias excepcionales, como el propio shock de la COVID o la actual crisis energética por la invasión rusa de Ucrania. De Cos no entró en más detalles.

En la práctica, se trata de un marco similar al que se han autoimpuesto los estados en los últimos meses, sin reglas oficiales: el Ejecutivo proyecta actualmente que el endeudamiento baje del 110% en 2025, y que el déficit sea inferior al 3% en ese mismo horizonte.

El calendario marca que el 9 de noviembre la Comisión Europea trasladará su proposición para las nuevas reglas fiscales, que iría en la línea de explicada por la AIReF, según la propia institución. Y el debate planteado, “incluso desde antes de la pandemia”, parte de establecer “objetivos de medio plazo que se puedan cumplir y que tengan un compromiso político, frente a metas a corto que si no se cumplen no pasa nada”.

“¿Hasta qué nivel deberemos aumentar los tipos?”

Sobre las subidas de los tipos de interés oficiales que está ejecutando el BCE, el gobernador del Banco de España aseguró que “necesitaremos incrementar [el 'precio' del dinero] hasta alcanzar los niveles que permitan que la inflación converja en nuestro objetivo del 2% en ese horizonte de medio plazo”.

Esta estrategia consiste en encarecer la financiación (hipotecas y el resto de préstamos) para ahogar la actividad y a las familias, y así dañar la demanda y bajar la inflación, pese a la amenaza de provocar una recesión larga y profunda. Y muchos economistas denuncian que ignora que la crisis de precios se originó en la energía, sobre todo en el petróleo y gas, en los que el BCE no puede intervenir. O solo lo hará cuando haya dañado de 'muerte' la demanda de las familias y las inversiones de las empresas.

“¿Hasta qué nivel deberemos aumentar los tipos de interés? La realidad es que, dada la enorme incertidumbre que existe, no hay una respuesta a esa pregunta. La principal conclusión, de nuevo, es que necesitaremos incrementos adicionales. Pero hasta qué nivel y con qué velocidad dependerá de las perspectivas de inflación, que, a su vez, dependen de las perspectivas de crecimiento y, por tanto, incluyen la mayor probabilidad de recesión que estamos estimando ahora. Y también dependerá de las decisiones que hemos tomado en los últimos meses y de los desfases en la transmisión de sus efectos. Las futuras decisiones serán, por tanto, dependientes de los datos que vayamos recibiendo, en coherencia con el enfoque 'reunión a reunión' que hemos adoptado”, argumentó De Cos.

“Es cuestión de tiempo que el BCE se muestre impotente para hacer frente a la inflación del shock de la oferta por la energía y de los cuellos de botella del comercio global. Así que creo que necesitamos un debate democrático mucho más matizado sobre esto, y ser muy críticos con la idea de que más aumentos agresivos de tipos son una política inteligente”, reflexionaba en una entrevista reciente Philipp Heimberger, economista del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena.

“No hay una justificación creíble para la subida de este jueves, cuando los indicadores económicos indican claramente que está en marcha una recesión”, advertía, por su parte, Stanislas Jourdan, director ejecutivo de Positive Money Europe. “Elevar los tipos en este contexto contraerá aún más el consumo, y retrasará las inversiones verdes. También deteriorará el mercado laboral cuando está en su mejor momento”, añadió.

“El BCE está repitiendo la misma decisión incluso cuando la realidad macroeconómica está empeorando. La subida de tipos nos acerca un paso más a una recesión”, concluyó este activista financiero.

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