El sector de la construcción en España continuará creciendo en los próximos años, animado por la promoción de vivienda de nueva planta, pero a un ritmo insuficiente para paliar el déficit de 700.000 casas que estiman organismos como el Banco de España. Según el informe Euroconstruct Invierno 2025, presentado esta semana, esta industria “vive un periodo de gran dinamismo, con indicadores que muestran una clara tendencia al alza”. Este trabajo, elaborado por analistas independientes para 19 países europeos, calcula que el sector español cerrará 2025 con un incremento del 4%. Unas subidas que se mantendrán aunque de forma más matizada en el 3,6% en 2026; un 3,2% en 2027; y un 2,2% en 2028.
Pese a estos incrementos, superiores a los que se esperan en la media del resto de países europeos con subidas estimadas del 1,9 al 2,4% anual en el próximo trienio, España partía de una producción de vivienda que viene repuntando levemente en los últimos años, pero desde niveles muy bajos. En 2022 comenzaron a construirse 110.018 casas, según los datos oficiales del Ministerio de Vivienda, y 2024 culminó con más de 127.000 visados de obra nueva.
Según los cálculos del director general del Instituto de Tecnología de la Construcción de Catalunya, Francisco Diéguez, España estaría en disposición de producir en los próximos tres años, hasta 2028, unas 420.000 viviendas. “No es un crecimiento menor, aunque tendríamos margen de mejora”, indicó durante la presentación del informe, donde destacó que con estos números aún habría que “hacer un sobreesfuerzo para recuperar ese déficit histórico acumulado de vivienda que no se ha construido en los últimos años”.
Aunque los responsables del informe consideran que ese aumento en la construcción de vivienda será insuficiente, hay tres factores fundamentales que animan las estimaciones sobre el residencial de nueva planta. El primero viene desde las administraciones públicas. “Hay un gran interés por parte de los gobiernos, que por fin se han dado cuenta de que la inacción en la que llevan muchos años les puede provocar problemas sociales de gran magnitud”, indica Diéguez, que celebra los “planes de choque para hacer vivienda pública, asequible y de alquiler”.
Otra de las palancas es el flujo de dinero. “No se esperan grandes sorpresas desde el punto de vista de la situación financiera, con los bancos en disposición de dar crédito”, añade el experto. Según los datos del Banco de España, el crédito promotor está en mínimos, pero la causa está del lado del receptor. “Hoy por hoy, todo el que sale al mercado, se financia”, explicaba un directivo vinculado al sector bancario en septiembre. De hecho, solo en 2024, hubo disponibles unos 100.000 millones de euros. Además, buena parte de las compras se hacen sin hipoteca, lo que aleja, por el momento, los fantasmas de una nueva burbuja financiera. Y el coste de los materiales parece que se estabiliza.
La tercera pata que anima a la construcción es un mercado que responde a la altísima demanda subiendo la factura. “El sector inmobiliario está colocando sin problemas toda la producción, lo que provoca un repunte de precios que tiene un impacto positivo, la gente quiere invertir en vivienda y considera que sigue siendo un activo”, apunta Diéguez, que no obvia la otra casa de esta moneda: “Aleja a una parte de la demanda, que no puede afrontar esos precios, y tiene que buscar alternativas como el alquiler, que también seguirá subiendo”. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el precio de las casas subió un 10,9% en los primeros nueve meses de este año y un 12,8% respecto al tercer trimestre de 2024, el mayor incremento interanual en 18 años.
Con estos mimbres, el subsector residencial de nueva planta será el que más crecerá de aquí a 2028, según Euroconstruct Invierno 2025. Con una cuota de mercado del 32% en 2024, cerrará este año con un crecimiento del 7%, un punto menos en 2026 y 2027 y algo más del 5% en 2028. Por su parte, la rehabilitación, que supone el 29% del total, rondará un crecimiento del 3%, el 2% y el 1% en 2025, 2026 y 2027 y 2028, respectivamente.
En cuanto a la ingeniería civil, cerró 2024 con una cuota de mercado del 21% y se esperan incrementos del 3% en 2025; del 2% en 2026 y de cerca del 1% en 2027. La estimación del informe es que caiga un 2% en 2028. De hecho, tanto en las grandes obras públicas como en los trabajos de rehabilitación cae la sombra del fin de los fondos Next Generation, muchos de los cuales deben estar ejecutados a finales del primer semestre del año que arranca.
El handicap que puede frenar la evolución del sector es, indicó Diéguez, el “gran déficit de mano de obra”. El analista puso el foco en el debate sobre la inmigración que se está produciendo tanto en Europa como en España para resaltar que hace falta apostar tanto por “recuperar como por atraer nueva mano de obra”, que pasa por la inmigración. Al margen de otras iniciativas, como la industrialización de viviendas o la robotización de procesos, que pueden contribuir, pero “no resolverán el problema” por sí mismos.
¿Qué pasa en Europa?
A nivel europeo, el sector había venido experimentando un estancamiento en los últimos tres años, e incluso ligeras caídas pero, si se toma como referencia el año 2013, cuando la construcción tocó fondo tras la crisis financiera mundial, 2022 fue un año de máximos. “El sector de la construcción europeo estaba produciendo a niveles récord, por lo que cualquier avance sobre ese nivel es positivo y, si se cumple la previsión, podemos llegar a 2028 con cinco puntos porcentuales por encima, lo que es una estupenda noticia”, explicaba Josep Ramón Fontana, responsable de análisis y diagnosis del mercado de la construcción del ITeC.
No obstante, de esa media sobresalen países como España, Reino Unido y Polonia, en la parte superior del ránking y “con posibilidades de sacar más partido de la fase expansiva de los próximos años, ya que anteriormente se han visto menos afectados por las turbulencias sufridas en el resto de los países”, indica el informe.
Precisamente, en el trimestre que cierra 2025, el más comportamiento del sector en Europa ha venido auspiciado por el residencial, que ha caído en un 16,6%, mientras la ingeniería ha hecho de amortiguador. No obstante, según las previsiones, se espera que la construcción de viviendas de obra nueva vuelva a crecer hasta el 14,5% en 2028.