Para Maca, un plan perfecto de sábado empieza con un despertar sin resaca, algo de deporte y arreglarse para salir a tomar el aperitivo con sus amigas. Después, puede haber un tardeo en el que se tome una copa “pero a las siete como tarde estoy en casa, así puedo llegar tranquilamente, me da tiempo a poner la serie que esté viendo en ese momento y aprovechar el domingo”, confiesa. Un día de lo más corriente, en el que lo único que puede sorprender es que Maca tiene 24 años.
“Tengo amigas que piensan como yo, la mayoría, y otras a las que les apetece salir todos los fines de semana. Siento que algo está cambiando bastante en nuestra generación. Antes parecía que salir de fiesta era casi obligatorio, si decías que no te apetecía salir tus propias amigas te decían: ‘tía, sal, no seas aburrida’. Y ahora, al menos en mi entorno, esto ya está cambiando y estamos empezando a elegir otros planes”, cuenta agradecida de quitarse la etiqueta de ‘aburrida’.
Si en su juventud, más del 25% de la generación X –nacidos entre 1965 y 1980– aseguraban salir a bailar o a discotecas el fin de semana, el porcentaje se reduce a menos del 12% entre quienes podrían ser sus hijos, la generación Z –que comprende a los nacidos entre 1997 y 2010–, según la Encuesta Joven de 2023, recogida en el Informe de Juventud de España 2024.
Las nuevas generaciones están cambiando de manera muy significativa algunas de las prácticas y hábitos más relacionados con la socialización en general. Los espacios físicos de relación entre amigos que antes formaban parte del día a día, ahora cambian
“Es un hecho que, en la actualidad, las nuevas generaciones están cambiando de manera muy significativa algunas de las prácticas y hábitos más relacionados con la socialización en general. Los espacios físicos de relación entre amigos que antes formaban parte del día a día, ahora cambian. Los jóvenes sustituyen esos espacios de interacción presencial por entornos más líquidos, donde ellos quedan con los suyos en el plano virtual o ‘en red’. Este nuevo modo de entender las relaciones sociales podría encerrar una de las principales causas sobre esa reducción de las horas de fiesta de los jóvenes tal y como lo concebíamos hace décadas”, reflexiona Leticia Porto, doctora europea en Ciencias de la Comunicación y Sociología e investigadora en temas relacionados con la socialización y los jóvenes. “También es verdad que la casuística es variada y podríamos hablar de otros cambios: culturales, económicos, tecnológicos… que han transformado la forma en que socializamos hoy en día”, añade.
Que salir haya perdido atractivo es fácil de entender si se tiene en cuenta la proliferación de planes alternativos disponibles sin salir de casa. “Además con muchas ventajas, ya que son más baratos, más cómodos y socialmente gratificantes”, apunta Porto.
“La generación de los 80 teníamos incorporado salir todos los fines de semana, pero también es verdad que las alternativas de ocio y de consumo estaban mucho más limitadas y las discotecas eran como la plaza pública donde la gente se reunía, entre otras cosas porque ni había redes sociales ni ese permanente contacto a través del grupo de WhatsApp”, rememora Vicente Pizcueta, portavoz de Noche Madrid, la principal asociación de empresarios del ocio nocturno de la capital. “Ahora mismo la interacción social es exponencial en comparación y es verdad que la frecuencia de salidas se ha podido ver reducida pero también diría que cuando salen, salen a por todas y el tema de los consumos abusivos es algo relativamente habitual”, destaca Pizcueta, que también hace hincapié en el cambio demográfico y poblacional entre generaciones a la hora de comparar. Si en 1981, 6.205.500 personas tenían entre 15 y 24 años en España, en 2023, la cifra cae a 5.065.800, según datos del INE recogidos por Injuve.
“Además, está la irrupción del tardeo, que explota durante la pandemia de Covid, cuando estuvimos un año y medio de forma intermitente con toques de queda que obligaban a estar a las diez en casa. En ese momento, los fenómenos sociológicos que estaban apareciendo tuvieron un efecto catalizador”, apunta.
A diferencia de las generaciones previas, en la Z el uso de Internet lo cambia todo. Mientras que, con su edad, los de la X elegían ver la televisión, quedar con los amigos, escuchar la radio, salir de fiesta o ir al cine; para los Z, Internet es el elemento central alrededor del que articular la vida y su principal actividad de ocio: el 90% pasa dos o más horas al día online, según el mismo informe de Juventud. Para estos nativos digitales, Internet se utiliza para comunicarse, para consumir cultura o entretenimiento a través de plataformas o redes sociales, para informarse, para estudiar, trabajar, pero también para jugar e incluso para ligar.
“Un plan que involucre salir a una discoteca se convierte en un evento excepcional que probablemente se planifique con unas semanas de antelación. A día de hoy prefiero algo tranquilo, ir a un bar o a la casa de un amigo. En eso coincido con prácticamente todas las personas de mi círculo”, asegura Gonzalo, de 23 años. “Mi tiempo libre lo suelo pasar residiendo en Internet y las redes sociales”, reconoce y añade que también le gustan los videojuegos y entrenar en el gimnasio. Seguramente, Gonzalo saldrá de fiesta estas Navidades como algo puntual, pero para él un sábado normal es quedar con sus amigos en casa y pasar la noche hablando, “si no es en persona, es online”.
Seguramente, Gonzalo (23) saldrá de fiesta estas Navidades como algo puntual, pero para él un sábado normal es quedar con sus amigos en casa y pasar la noche hablando, 'si no es en persona, es online
“No me gusta salir de fiesta en mis 20”, “normalicemos no salir” o “normalicemos cancelar planes” son búsquedas sugeridas por TikTok. Incluso Lola Lolita, considerada la reina española de esta red social ha dado su opinión al respecto: “La fiesta me parece una pérdida de tiempo. Bebes alcohol, que no hace nada bueno para tu salud, te destrozas el estómago, pierdes toda la noche y al día siguiente eres inservible”.
Esta idea de que salir “no compensa” y es “una pérdida de tiempo” apunta hacia un cambio de prioridades entre los jóvenes, en donde la productividad, la disciplina personal, la salud y el culto al cuerpo cobran relevancia por encima del mero disfrute. La caída del interés por la fiesta coincide con el auge de la tendencia del bienestar y la proliferación en redes sociales de contenido relacionado con las rutinas de entrenamiento, el cuidado la piel, los retiros de yoga o los batidos detox.
A Daniel, de 25 años, nunca le ha gustado mucho salir hasta tarde. “Hacer ejercicio es una parte importante de mi vida y el salir, la falta de descanso, el alcohol, etc., ralentiza muchísimo el progreso... entonces, lo que ganas y te esfuerzas por un lado lo pierdes por el otro, es bastante contraproducente”, considera. “Prefiero actividades que no me afecten negativamente al día siguiente, en vez de salir a tomar un cubata, voy por la tarde a tomar un café; o en vez de ir a la discoteca, descanso y al día siguiente voy a jugar al pádel. También es verdad que ahora se interactúa menos en persona que nunca, los chavales ya no quieren ir a ligar a la discoteca, lo hacen siempre por Instagram y se quedan el sábado en casa jugando al ordenador, por lo que aunque un porcentaje decida llevar una vida más sana, un porcentaje grande sale menos por la evolución que están sufriendo las relaciones interpersonales”, desarrolla.
En vez de salir a tomar un cubata, voy por la tarde a tomar un café; o en vez de ir a la discoteca, descanso y al día siguiente voy a jugar al pádel
“El auge del wellness lo noto en mi ambiente desde hace muy poco, hace tres años o así. Yo ya entrenaba desde antes, pero la mayoría de mis amigos empezaron en ese momento”, cuenta el joven. “Al fin y al cabo ahora tenemos más información que nunca y haciendo una breve búsqueda online tienes a tu acceso cien rutinas para lo que quieras de cien influencers diferentes”.
¿Es el wellness la nueva vida nocturna?
En una encuesta en la que el boletín de tendencias estadounidense The Newsette preguntaba a sus suscriptoras por el tipo de fiesta de cumpleaños a la que preferirían ser invitadas, la mayoría (42%) eligió la opción de pasar un día de spa y usar antifaz y la opción menos popular (16%) fue la que incluía champán y bailar hasta tarde. Incluso lugares turísticos tradicionalmente de fiesta como Miami o Ibiza están tratando de posicionarse como destinos de bienestar a través de eventos específicos como las ‘Wellness Week’ o los retiros y hoteles enfocados a servicios fitness. También la última temporada de la premiada serie The White Lotus, siempre ácida sobre las vacaciones más exclusivas y privilegiadas, incluía esta tendencia hotelera de los tratamientos de bienestar personalizados e incluso el asesoramiento espiritual.
“Todas estas nuevas tendencias del bienestar corporal, el autocuidado, el culto al deporte… son corrientes que se promueven muchísimo desde las redes sociales. Los influencers y los creadores de contenido venden muy bien esos ideales de consumo y cuidado, muchas veces patrocinados por las marcas, sin mayor criterio, sin aportar argumentos científicos o sin mostrar responsabilidad alguna sobre su influencia que ejercen estas ‘verdades’ en los seguidores más vulnerables”, valora la socióloga Porto.
Gonzalo ve en las redes un factor determinante en estos cambios de tendencia. “Las redes sociales son tan polarizantes que TikTok puede darte el mensaje de que tienes que salir y aprovechar al máximo tu vida para, un par de semanas más tarde, decirte que tienes que espabilar, que el ocio nocturno solo es para el que puede permitírselo y que debes invertir todo tu tiempo en ‘mejorar’ y llevar una vida equilibrada con inhibición y siguiendo las pautas que se hayan puesto de moda”, opina.
“Si por algo se caracteriza mi generación, es por la hiperinformación. Estamos constantemente recibiendo información, opiniones ajenas y mil y una sugerencias sobre cómo llevar nuestras vidas. Desde hace unos años existe una corriente de supuestos ‘gurús’ que te arrojan a la cara que si sales de fiesta eres un perdedor, que tienes que vigilar con lupa las calorías que consumes, con todos los problemas que esto trae en relación con los TCA [Trastornos de la conducta alimentaria], que tienes que leer 10 páginas al día, que tienes que leer sobre finanzas, que tienes que llevar tu vida e incluso emociones con control... puede que sean perfiles que no han calado ni van a calar directamente en mis amistades cercanas, pero siento que el mensaje se ha estirado tanto y ha metastatizado en el ideario colectivo hasta el punto de que lo que empezó siendo una moda respecto al fitness y la salud se ha convertido en algo tóxico y potencialmente nocivo”, argumenta el joven de 23 años. “Hay presión, claro que la hay, en mayor o menor medida”, concluye.
“Lo que yo veo en la consulta y un poco en las redes sociales es la preferencia por lo individual. Se habla más de bienestar, que es algo que está genial, pero, como todo, es importante encontrar el equilibrio porque el discurso actual se orienta hacia un bienestar muy individual, cuando también debería implicar estar con los tuyos, saber pedir ayuda o saber disfrutar de una buena fiesta de manera saludable, que también es posible”, asegura María Gómez, psicóloga y divulgadora tras @merigopsico.
“Ahora en las redes sociales hay muchos mensajes de autocuidado y sobre priorizarse dirigidos a las chicas y luego otro tipo de mensajes diferentes para los chicos de disciplina, de ir al gimnasio, con mucha rigidez. Es importante también entender el autocuidado como algo de estar juntos, de compartir de manera colectiva y encontrar el equilibrio”, destaca la psicóloga. “La rigidez para ambos lados se puede convertir en conductas que luego a largo plazo te generan malestar. Hay una frase que me gusta mucho: es más sano salir a cenar con tus amigas un día y estar hablando, compartiendo y pasándolo bien que quedarte en casa y cenar una ensalada, aunque pensamos que lo más sano es quedarse en casa con una ensalada, a nivel de bienestar integral no es más sano”, apunta Gómez.
El discurso actual se orienta hacia un bienestar muy individual, cuando también debería implicar estar con los tuyos, saber pedir ayuda o saber disfrutar de una buena fiesta de manera saludable, que también es posible
De hecho, hay estudios que respaldan los efectos positivos de la fiesta o actividades colectivas similares en la salud emocional, la construcción de vínculos e incluso el compromiso social. Más allá del estigma o del abuso de drogas, la creación de ese compromiso y sentimiento de pertenencia explican cómo la cultura rave perdura a lo largo de las décadas. La escritora y académica McKenzie Wark recoge en su libro Raving (Caja Negra, 2023) cómo la fiesta se convierte en un espacio liberador, especialmente para quienes sufren disforia de género. Para Wark, las raves son brechas temporales en el capitalismo, lugares donde refugiarse de un mundo hostil lleno de violencia y necesidad de producir. “El techno saca a golpes toda la mierda que habita en mi cerebro, liberándolo de preocupaciones irritantes sobre emails no enviados. El daño físico de ciertos tipos de trabajo cognitivo y afectivo puede ser temporariamente reparado en la pista”, escribe en Raving.
“Todo en su justa medida y siempre apelando a la responsabilidad y al sentido común. Está claro que es mejor que un joven piense que comer sano es mejor que no hacerlo o que sienta la necesidad de hacer ejercicio como una práctica saludable. Pero esto no puede convertirse en ser esclavo de tu cuerpo, dejar de comer, realizar dietas realmente peligrosas para la salud ni obsesionarse con entrenamientos durísimos en el gimnasio y que sea lo único que nos hace sentir mejor”, resalta la socióloga Leticia Porto.
“Las familias tienen un gran reto y una enorme responsabilidad. Los padres y madres deben saber distinguir, por un lado, qué podría ser un aislamiento social dañino que hay que afrontar y, por otro, qué puede ser un recogimiento saludable y prudente, evitando peligros o riesgos innecesarios”, señala Porto. “Si hubiese más conversaciones reales, escuchando de verdad, entre padres e hijos, entre amigos, en el trabajo… ChatGPT no sería el confidente de tantísimas personas que recurren a él porque siempre nos dice que 'no nos va a fallar' o nos alienta con frases amables e ideales”.