La afección del cambio climático a la seguridad de los embalses: “Estamos a tiempo de mejorar, pero hay que actuar”

Entre las consecuencias del cambio climático se encuentra el hecho de que el régimen de llenado de los embalses varía dependiendo de fenómenos extremos como lluvias torrenciales o de sequías por la disminución de las lluvias, pero ¿esa situación afecta a la seguridad de los embalses? ¿Cómo afecta el cambio climático a la capacidad de almacenamiento de agua? ¿Es necesario construir más embalses para mitigar la situación?

Con el objetivo de responder estas preguntas y de analizar la situación actual de presas y embalses, expertos en la materia se han dado cita en los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) que han tenido lugar este miércoles en Donostia. “El cambio climático está produciendo fenómenos extremos como tormentas o lluvias torrenciales que hacen que realmente no seamos capaces de predecir cómo pueden llegar a afectar a los embalses. Antes predecíamos las afecciones porque considerábamos que el régimen de llenado sería constante, ahora no, porque a la vez que se producen lluvias puede haber en un corto periodo de tiempo una sequía”, ha alertado el ingeniero Asier Pérez,  director de Explotación -quien vela por el control y la seguridad- de las siete presas presas explotadas por el Consorcio de Aguas de Gipuzkoa.

Pérez reconoce que las previsiones, a corto plazo, no muestran un aumento drástico de los caudales de avenida, pero advierte de que es necesario “mantener una vigilancia sobre los modelos hidrológicos y corregirlos con datos meteorológicos actualizados”. “La mejor herramienta para verificar el estado de una presa y su adaptación a la situación cambiante son las revisiones generales de seguridad. Una de las herramientas de mitigación de posibles daños sobre el embalse es la reforestación en la cuenca de aportación y mantenimiento de vegetación autóctona, ya que controlan la desertificación. Pero, por supuesto, debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para mitigar los efectos del cambio climático”, ha aconsejado.

En este sentido, Pérez estima que pueden llegar a existir cinco escenarios diferentes en función de la actividad humana frente al cambio climático. El primero de ellos, es el que ha denominado como “el mundo verde”, en el que “a partir de mañana toda la energía sea verde y se consiga un escenario sin gases invernadero”, algo que ha reconocido que es “poco probable”. El segundo escenario sería un camino entre ese “mundo verde” y el tercer escenario, que uno en el que “las regiones competirán por los recursos disponibles”.

En el cuarto escenario, los recursos disponibles, en lugar de por regiones, se dividirían “entre ricos y pobres, en un escenario en el que los que más tengan, se coman -metafóricamente- a los que menos”. Por último, se encuentra el escenario cinco, el que Pérez considera que es el más factible, que es uno en el que la sociedad confía plenamente en la tecnología y en el que “se utilizaría para fabricar, por ejemplo, sumideros de carbono para que este pueda bajar y gracias a los avances tecnológicos se mejorarían los efectos del cambio climático”, ha explicado.

Entre los efectos perjudiciales para las presas y embalses, Pérez ha indicado que las lluvias extremas por un lado, y el aumento de las temperaturas y la desertificación de los suelos por el otro, pueden provocar inestabilidad de taludes, acumulación de sedimentos, un aumento del volumen de las avenidas, la acumulación de materiales en los órganos de desagüe y daños estructurales.

A pesar de ello, el ingeniero reconoce que es “optimista”. “Estamos a tiempo de mejorar y darle la vuelta a la situación, pero hay que actuar. Debemos ir paulatinamente centrándonos en no aumentar el cambio climático, porque hay efectos que más o menos podemos predecir, pero otros, como los efectos climáticos de segundo orden, no están estudiados, es decir, los que se producen a raíz de otros efectos, como el aumento de los incendios forestales por la desertificación de los suelos”, no obstante, ha añadido que “no existe evidencia cientificotécnica suficiente para incorporar la variable de cambio climático al análisis de las inundaciones fluviales” por lo que ha recomendado mejorar y aumentar la vigilancia para “evitar que presas y embalses fallen y tratar de que el agua no sobrepase las presas”.

¿Qué hacer cuando el problema es la falta de agua?

Ante el déficit de los sistemas de abastecimiento a raíz de las sequías provocadas por el aumento de las temperaturas, otro tema que se ha tratado durante la conferencia, el también ingeniero Miguel Salaverria ha indicado que “si se producen déficits inasumibles, es necesario buscar nuevas fuentes de suministro ya sea por embalse o uniendo varios sistemas de abastecimiento”. “En Gipuzkoa, por ejemplo, existen nuevas fuentes de abastecimiento, como manantiales o pozos de aguas subterráneas, que anteriormente se utilizaron como elementos de abastecimiento a nivel municipal o que nunca fueron considerados por problemas de calidad del agua o de condicionamientos ambientales”, ha explicado.

Existe la posibilidad, según ha detallado, de que fuentes de abastecimiento que hasta ahora no se tenían en cuenta por problemas de la calidad del agua, a raíz de las sequías se busque trabajar en el tratamiento de la agua que contienen para su uso. “Hoy en día el tema del tratamiento de agua y su potabilización se ha avanzado mucho con el empleo de membranas que permiten una ultrainfiltración del agua, lo que permite utilizar fuentes de suministro desechadas”, ha indicado Salaverria.

Por el momento, el experto ha explicado que, al menos en Gipuzkoa no es necesario construir más embalses, sin embargo, sí que ha aconsejado “estudiar el efecto del cambio climático con una metodología centrada en las variables hidrológicas”. “Conocidos los posibles déficits, el primer paso a dar es realizar una interconexión entre los sistemas de abastecimiento, dentro de la misma cuenca y, posteriormente, entre diferentes cuencas hidrográficas. Si aun así los sistemas fallan, se puede pensar en el tratamiento de los manantiales importantes existentes e incluso en la potabilización del agua del mar a base de desaladoras”, ha concluido.