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“Hay que convertir a Euskadi, que ya es un país ciclista, en un destino cicloturista”

Un cicloturista, por Euskadi

Andar en bici

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La Grand Départ del Tour de Francia de 2023, que recorrerá Euskadi en tres etapas repartidas por los tres territorios en los primeros días del mes de julio, está ya a la vuelta de la esquina. Con esa fecha marcada en amarillo en el calendario, diferentes agentes del entorno de la bicicleta y la movilidad y el turismo sostenibles se han dado cita este jueves en el II Foro Internacional de Cicloturismo, que se ha celebrado en una concurrida sala del Museo Artium de Vitoria, y han puesto algunos deberes para que la anticipada salida de la prueba por excelencia del calendario ciclista sea “una gran ola” que impulse el deporte en Euskadi y no “un tsunami” que arrolle con todo por delante por la falta de previsión y preparación. “El principal reto es convertir a Euskadi, que ya es un país ciclista, en un destino cicloturista”, ha condensado uno de los ponentes de una de las mesas redondas, experto en marketing turístico.

“Tenemos la tradición con la Itzulia y las etapas de la Vuelta a España, tenemos los grandes eventos, tenemos los grandes profesionales y campeones de la historia, tenemos las carreteras seguras y espectaculares, tenemos la comunidad, tenemos la industria, tenemos la calidad de vida... Este es un país ciclista, pero no es aún un destino cicloturista”, ha explicado Jaume Marín, dedicado al marketing turístico, que también ha moderado una de las mesas redondas que han copado el programa del foro. A los aficionados a ambos lados de la carretera empujando a los ciclistas a pleno pulmón y enarbolando la ikurriña, que ha asegurado que nunca van a faltar porque esa pasión está enraizada “en el ADN”, ha señalado que hay que unir una serie de factores que aún no se han terminado de abordar. Es necesario posicionar a Euskadi como destino cicloturista de referencia, y para ello desestacionalizar con citas que cubran todas las hojas del calendario, deslocalizar a todas las comarcas del mapa y no solo a las tres capitales y también comercializar propuestas que pongan a la bicicleta en el centro. “Los aficionados y ciclistas amateur mitifican las pruebas profesionales y quieren emular aquello que han hecho sus ídolos, de modo que el legado va a estar ahí”, ha apostillado Marín, que ha ahondado también en la importancia de crear un estilo de vida.

Javier Hurtado, consejero de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno Vasco, ha inaugurado la jornada y ha subrayado que “Euskadi cuenta con todos los factores para ser un referente internacional” tanto del ciclismo como del turismo en bicicleta. Están los paisajes, está la cultura, está la gastronomía, está el respeto por el medioambiente y está la economía, ha señalado. “El impacto de la Grand Départ va a ser enorme, incluso tiempo después, y hay que aprovecharlo”, ha señalado. La región de Flandes es uno de los espejos en los que Euskadi se mira desde que recibió el cometido de organizar la salida del Tour de Francia y ahora que ansía también darle un impulso a toda su estrategia cicloturista y en particular a las rutas en carretera, “algo que no se había trabajado hasta ahora”. Por Flandes, meca ciclista, discurrió con éxito en 2021 el Campeonato Mundial de Ciclismo en Ruta, y cada año desde 1913 se corre también el Tour de Flandes, que, pese a ser una carrera de día, favorece el ingreso de millones de euros con cada edición. La línea que separa el éxito del fracaso y la piedra angular sobre la que se sostiene la vitalidad de esta prueba centenaria es el legado. “Es todo historia, todo ADN. Los héroes de hace 100 años siguen viviendo”, ha abundado Geert Bruyneels, de Event Flanders, agencia que se dedica a impulsar el cicloturismo por la región. Aunque la carrera tiene su hueco reservado en la primavera, siempre y sin fallo el primer domingo de abril, la experiencia la pueden replicar los aficionados en cualquier otro de los 365 días del año y, además, se está trabajando ya en crear una realidad virtual que la recree, porque, según Bruyneels, no hay nada más importante que “catalizar el legado”: “La gente va a recordar lo que ha visto durante su estancia y va a hablar de ello, por lo que hay que aprovechar a mostrar los rincones más desconocidos”. Pero... ni siquiera en Flandes es todo color de rosas, pues el gran impacto medioambiental representa la otra cara de la moneda. “Sería fácil no medir la huella de carbono, pero queríamos saber la verdad y lo cierto es que no es un acontecimiento verde, y se ha de trabajar en ello”.

En otra de las mesas han coincidido Silvia Brinati, de Trek Travel; Bizi Cycle Tours, la agencia de viajes en bicicleta de Virginia Berasategui; Xisco Lliteras, del evento Mallorca 312, y Aitor Jiménez, de Octagon Esedos. Todos han coincidido en que Euskadi ha de estar preparada para “la ola que viene”, que sin duda “va a aportar, no a quitar”, y que se debe aprovechar la oportunidad para huir de los estereotipos y para tratar de difundir y transmitir la historia propia, en vez de calcar lo que otros han hecho ya. “En Mallorca hemos apostado por el turismo cultural, el gastronómico, el de eventos... pero el único que ha logrado abrir hoteles ha sido el turismo ciclista. El ciclismo nos hace mejores y más sanos”, ha explicado Lliteras sobre su experiencia con una carrera que en Mallorca ha conseguido doblar el número de licencias en la isla y atraer a cerca de 9.000 participantes, con un cuarto de ellos locales. “El impacto económico sirve para que las administraciones sepan que se ha de seguir adelante con un evento, pero el legado va mucho más allá”, ha explicado Jiménez, que gestiona la organización de pruebas ciclistas de la talla de la Quebrantahuesos. “La alcaldesa pasa todo el año esperando a que llegue la prueba; el participante llega con el maillot de una edición de los noventa, el voluntario quiere repetir un año más en el mismo puesto de avituallamiento”, ha añadido. Y Joseba Beloki, que sabe lo que es correr el Tour de Francia y se ha involucrado personalmente en la confección de las etapas que corren por suelo vasco, ha zanjado instando a alejarse de “estereotipos clonados”: “Los vascos estamos todo el día comparándonos. Tenemos que valorar lo que somos: si no conocemos lo que somos, no podemos prescribirlo. Hemos de creer en lo nuestro”.

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