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El ailanto y la mimosa, las otras invasoras incluidas en la lista mundial de especies más dañinas

Mimosa / CICYTEX

Jesús Conde

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No hay una conciencia ciudadana suficiente, o al menos no existe la percepción de que se trata de invasoras. El ailanto y la mimosa, dos especies arbóreas, fueron introducidas en España como plantas ornamentales sin tener en cuenta sus efectos en el entorno.

También se usaron por su rápido crecimiento en infraestructuras viarias (márgenes de carreteras, vías férreas o medianas de autopistas), y de ahí invadieron campos agrícolas y otros entornos.

Están reconocidas mundialmente como invasoras y se incluyen entre las 100 especies más dañinas en Europa. Ambas están presentes en Extremadura.

Riesgo ambiental

Investigadores del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) explican que poseen una elevada capacidad de reproducción, lo que aumenta el riesgo de invasión, al mismo tiempo que entran en competencia con las especies autóctonas. Provocan el descenso de la biodiversidad en la zona invadida y por lo tanto causan daños en el entorno.

Los expertos han detectado su presencia en numerosos espacios naturales protegidos con las figuras Zonas de Especial Conservación y de Protección para las Aves, así como en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura. Ademas están presente en Reservas de la Biosfera (Monfragüe) o Hábitats de Interés Comunitario.

Desde CICYTEX han elaborado dos manuales sobre la gestión de ambas especies. Se incluye en el proyecto “Lucha contra la especies invasoras en las cuencas hidrográficas del Tajo y del Guadiana en la Península Ibérica”, a través del Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal.

El trabajo les ha permitido participar en el Proyecto LIFE+ INVASEP. Se trata de una herramienta de cooperación entre España y Portugal que sienta las bases para generar una estrategia ibérica para el control y prevención frente a especies exóticas invasoras (animales y vegetales).

En la Comunidad, además del ailanto y la mimosa, hay otras especies invasoras, tanto o más preocupantes que éstas y cuyo estudio también se incluye en el proyecto INVASEP.

Para los manuales fueron seleccionadas éstas dos especies porque el ámbito de actuación del instituto se centra en las arbóreas. También porque son “especialmente preocupantes por su alta plasticidad ecológica”, adaptándose fácilmente a nuestro entorno, aclaran fuentes del instituto extremeño.

Los efectos negativos

El ailanto y la mimosa se caracterizan por tener una gran capacidad de adaptación a las características de suelo y clima de nuestro medio natural. Los investigadores del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas aclaran a este diario que, más que afectar a especies concretas, su amenaza es para el funcionamiento general del ecosistema en el que se asientan.

Aunque cada una de ellas supone un riesgo específico, podrían resumirse en un desplazamiento de la vegetación autóctona por su mayor capacidad de germinación y rebrote, la emisión de sustancias alelopáticas que impiden la germinación de otras semillas. Provocan la alteración de las propiedades químicas del suelo y de las comunidades biológicas que lo habitan, “alteran la disponibilidad de alimento de las poblaciones animales y compiten fuertemente por la luz, el agua y los nutrientes del suelo”.

A ello se suma un impacto económico considerable, ya que pueden producir daños en el alcantarillado y en los cimientos de los edificios por el rápido crecimiento de las raíces y reproducción vegetativa. Pueden además tener efectos nocivos sobre la salud humana, ya que su polen es un potente alérgeno. Su erradicación es difícil y costosa.

Protocolos preventivos

Para prevenir su extensión existe una página web con información detallada en la web www.invasep.eu. También hay una Red de Alerta (www.invasep.eu/red_alerta.php), a través de la cual cualquier ciudadano puede notificar la presencia de invasoras en cualquier punto de Extremadura.

Tras la localización y confirmación de su presencia se le comunica al responsable qué hacer y, si la competencia corresponde a la Administración Pública se procede a aplicar el protocolo de control y erradicación.

En sus publicaciones los investigadores detallan diferentes métodos de control que existen para hacer frente a las especies invasoras, así como recomendaciones para su uso. Se trata por tanto de un plan de actuación que incluye el control y erradicación de estas especies a nivel regional.

Existen en su control métodos físicos, que pueden ser manuales o mecánicos; junto a otros químicos, que implican el uso de herbicidas. A ellos se unen métodos biológicos, que utilizan organismos vivos para controlar a otros.

En esta línea el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal (centro adscrito a CICYTEX) ha diseñado un método de control alternativo mediante el uso de hongos saprofitos autóctonos: Ganoderma lucidum, Trametes versicolor y Pleorotus ostreatus. La técnica consiste en inocular el tronco con clavijas de madera infectadas con dichos hongos para impedir que el árbol vuelva a crecer una vez talado, sin necesidad de recurrir a productos químicos.

La técnica de inoculación de hongos saprófitos ya se utiliza en otras comunidades autónomas para otros fines. Desde CICYTEX detallan que en Extremadura se ha estudiado su adaptación y aplicación para la erradicación de las invasoras ailanto y mimosa. “No sabemos si podría utilizarse como método para erradicar otras invasoras, para ello habría que hacer ensayos previos que demostraran si es o no eficaz”.

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