Cambiar la educación en Extremadura para transformar la realidad local y global
La educación es un ámbito en el que todas y todos parecemos tener una visión más o menos elaborada al respecto, sobre todo quizá porque hemos pasado gran parte de nuestro tiempo, durante nuestra infancia, adolescencia y juventud, en el colegio y el instituto, aparte de que seamos padres, madres, abuelos/as, tíos/as, educadores/as, docentes y/o tutores/as con menores en nuestro entorno más cercano. Tradicionalmente se ha apostado en nuestro país por un sistema educativo muy academicista y con un anclaje poco trabajado en áreas como la educación emocional y el aprendizaje activo y vivencial.
Con, según datos del Ministerio de Educación, en torno a un 30 por ciento de fracaso escolar en nuestra región durante las últimas décadas (si bien es cierto que la cifra va en regresión), una parte del alumnado desmotivado y un profesorado que se siente, en algunos casos, impotente e incapaz para revertir esta situación, se vislumbran alternativas a este modelo educativo. Un modelo que produce desigualdades sociales pues gran parte del alumnado que abandona el colegio o el instituto reside en barrios desfavorecidos de núcleos urbanos o en zonas rurales y en el campo, y no poseen las mismas posibilidades socioeconómicas, educativas y culturales que otros chicos y chicas. Sus padres, madres o tutores/as cuentan, por lo general, con escasos recursos y poca instrucción educativa, por lo que se generan enormes brechas sociales a la hora de continuar estudios medios y universitarios.
Como explica Elena Trujillo, maestra y miembro de la asociación Espacio Libre Candil de Badajoz, sobre los y las chavales que continúan dentro del sistema educativo hemos de fijarnos en “qué grado de participación y de felicidad, de objetivos en la vida tienen, de conciencia social…”. “Y la escuela pública no está dando resultados a esta problemática”, prosigue. En opinión de Trujillo, “hay que parar ya con un excesivo academicismo que invita a competir”, que genera desigualdad de base y sufrimiento no solo entre el alumnado (hace que alumnas y alumnos se queden fuera, incluso antes de acabar 4º de ESO) sino también entre el profesorado, que sobrelleva la presión de estándares y niveles, una excesiva burocracia pero, a la vez, indica esta maestra, “tampoco se pueden tirar balones fuera” pues son, en su opinión, los y las docentes responsables de lo que ocurre en el centro y “no vale escudarse solo en las familias”.
Candil tiene claro en su esencia su firme apuesta por una pedagogía activa y vivencial, en que la persona es la protagonista del proceso de aprendizaje, en este caso las niñas y los niños de hasta seis años. El rol del maestro y de la maestra es el de acompañar y favorecer ese aprendizaje, teniendo en cuenta que el aprendizaje también es espontáneo. Otro aspecto fundamental es el llamado “desarrollo holístico” de la persona, es decir, no solo centrarse en el plano mental (como ocurre en las escuelas tradicionales) sino también en el plano corporal, artístico, emocional, moral y espiritual. Algo que está muy relacionado con las inteligencias múltiples sobre las que “entendemos que somos muy diversas, hay mucha diversidad, y que cuando atiendes a todos los planos del desarrollo hay niños y niñas que se enganchan más por lo corporal, lo emocional... más que por lo mental, y puedes desarrollar lo mental más fácilmente porque tienes en cuenta todo su ser”.
Desde la asociación Espacio Libre Candil, y su proyecto pedagógico colectivo de educación infantil y alternativa al sistema educativo estatal, tienen claro qué se entiende por educación transformadora. “La educación no solo es transmitir conocimientos sino que también se trata de transformar el mundo: transformamos lo que creemos y entendemos que la sociedad está en proceso de transformar: la coeducación, la solidaridad, el ecologismo, la participación ciudadana, el empoderamiento de las personas…”.
A la transformación en educación se llega desde lo vivencial pues, por ejemplo, “de poco sirve que celebremos el día de la paz si luego nos damos gritos en clase, en el patio…; para generar e interiorizar paz es necesario estar continuamente en ambientes pacíficos”, indica Elena Trujillo, que sentencia “primero lo vivimos y luego lo verbalizamos”.
Incidencia con la Consejería de Educación
Desde el grupo de Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global (EpDCG) de la Coordinadora Extremeña de ONGD (CONGDEX) existe desde hace varios meses un proceso abierto con la consejera del ramo Esther Gutiérrez y con otros altos cargos de este departamento de la Junta, además de algunos/as docentes, educadores/as y miembros de distintas organizaciones, para que haya avances tangibles y reales y se establezcan estrategias planificadas para transversalizar, de verdad, la perspectiva transformadora en la educación pública y formal en Extremadura en sus diferentes etapas: Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, para lo cual es importante hacer un diagnóstico previo de la situación. Desde distintas ONGD ya se vienen tratando, desde hace décadas, diferentes temáticas de desarrollo y ciudadanía global en centros educativos de la región (colegios e institutos fundamentalmente) pero ha de haber un compromiso por parte de la Administración educativa.
En este punto resulta fundamental seguir una cultura de coherencia de políticas, muy en la línea de la nueva política de cooperación internacional para el desarrollo de la Junta de Extremadura (de la AEXCID) y la nueva agenda global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde la CONGDEX nos preocupa que no se tenga en cuenta el conocimiento y la experiencia de ONGD extremeñas en este trabajo de EpD en centros educativos y que, como ha ocurrido hace unos meses, se rompa esa supuesta coherencia de políticas al promover por ejemplo formaciones en Centros de Profesores y Recursos (CPR) en torno a cultura de la paz y de la no violencia a nivel global impartidos por militares o adscritos al Ejército (Instituto Español de Estudios Estratégicos, un organismo del Ministerio de Defensa). Resulta algo intolerable e inaceptable si tenemos en cuenta el grado de incoherencia que supone.
Una de las claves de todo esto se situaría en lograr un enfoque socioeducativo para una pedagogía transformadora, como mirada que pone énfasis en la capacidad que las personas, los grupos y las instituciones tienen de transformar la sociedad, la educación y las culturas. Es un proceso de aplicación de una práctica política comprometida con la humanización de las personas, con la búsqueda permanente del bien común, con el ejercicio de una ciudadanía corresponsable, y una acción audaz, a favor de la inclusión y la equidad.
Se trataría de integrar en el sistema educativo desde los históricos modelos de educación en valores hasta las propuestas punteras de comunidades educativas, en España, y de educación popular, tan desarrollados en América Latina, así como otras experiencias innovadoras y transformadoras. Algunos de los enfoques que conforman el marco poliédrico de la EpDCG tienen nombres propios, como son: enfoques de paz, intercultural, ecológico, de coeducación, afectivo-emocional, sistémico, popular, para la ciudadanía, para la participación, para la ternura y los cuidados, y otros tantos enfoques transformadores que se puedan ir agregando.
Respecto a temáticas, pueden ser numerosas, variopintas e ir sumándose otras: educación medioambiental y sostenibilidad, educación con perspectiva de género y feminismos, derechos LGTBIQ+, movilidad humana y flujos migratorios, comunicación social y transformadora, etc. La idea es la de construir desde lo personal y lo colectivo, para desarrollarnos como personas críticas y comprometidas con nuestro entorno, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo interdependiente y globalizado. Hay un axioma que lo resume muy bien: “que la educación puede cambiar el mundo, desde lo local a lo global”.
Proyecto “Escuelas Solidarias” en Navarra
Navarra puede ser un ejemplo de cómo se ha transversalizado la educación transformadora en la enseñanza reglada de una comunidad autónoma, siguiendo un trabajo impulsado desde la coordinadora regional de ONGD y la Administración educativa, a través de “Escuelas Solidarias”.
Este proyecto surgió, nos cuenta Marian Pascual, técnica de Educación en la Coordinadora de ONGD de Navarra, ante la demanda de centros educativos de enseñanza formal que querían introducir la EpD pero el profesorado no sabía cómo hacerlo. Tras una investigación de la Coordinadora Navarra de ONGD se vio esa necesidad y surgió “Escuelas Solidarias”, como forma de coordinar a las ONGD ya que “muchas organizaciones llamaban a la puerta para trabajar dentro del aula sustituyendo al profesorado en una o dos clases y se iban”, algo que no era EpD pues no suponía un proceso, no había continuidad y podía haber posteriormente mensajes contradictorios por parte de algunos/as profesores/as. Existía, por tanto, un objetivo claro de incidir en la calidad de la EpD en la educación formal preuniversitaria.
Desde 2009, en “Escuelas Solidarias”, diferentes ONGD forman al profesorado sobre distintas temáticas para que sean los y las docentes quienes introduzcan esta educación transformadora, y no los técnicos y técnicas de ONGD, como había venido ocurriendo. Con estas actuaciones se lograba que las ONGD no fueran a los mismos centros y que otros, por el contrario, quedaran con demandas. Además, estas formaciones a maestros/as y profesores/as se fijaron con el departamento de cooperación internacional y el de educación del Gobierno de Navarra, a través de los Centros de Aprendizaje del Profesorado (algo similar a los CPR en Extremadura).
“Escuelas Solidarias” nació con una demanda de solo 3 centros y ahora son 47 centros y 12 organizaciones quienes participan. Entre los temas abordados se encuentran los ODS, los flujos migratorios, el cambio climático, la lucha contra el racismo y la intolerancia, la educación para la paz, los derechos de la infancia, el consumo responsable y el comercio justo, la igualdad entre sexos o la solidaridad con el pueblo palestino.
Experiencias transformadoras de docentes en Extremadura
Afortunadamente no son pocos los y las maestros/as y profesores/as extremeños/as que, en su práctica docente, quieren hacer las cosas de otra manera, huyendo de lo clásico (el libro de texto, la pizarra, el bolígrafo y el cuaderno o los pupitres y las sillas) y que emplean otros espacios, materiales y metodologías, que buscan en suma transformar.
Es el caso, por ejemplo, de Inés Mª Tapia, maestra de educación especial en el IES “Virgen de Gracia” de Oliva de la Frontera (Badajoz), centro que forma parte de la Red Solidaria de Jóvenes de Extremadura, de la ONGD Entreculturas. En esta red participa alumnado de entre 12 y 18 años (de ESO y Bachillerato) que, en el caso de este instituto, se reúnen fuera del horario escolar, una vez a la semana en los recreos y algunos días por la tarde para establecer su agenda solidaria. El objetivo, según Inés, es “crear chavales activos, preocupados por la realidad que tienen a su alrededor y que sean agentes de cambio”. Lo más interesante es quizá que “no son los profesores quienes les dirigimos sino que acompañamos al grupo en el proceso de formación, sensibilización y acción”. En los últimos cursos se han abordado temáticas como los menores soldados o la ecología, esto es, el cuidado del medio ambiente, el cambio climático y cómo nuestro paso por la Tierra está haciendo que el planeta sufra y que haya muchas desigualdades.
Aunque este proyecto educativo no está dentro del currículum de las materias (sí se refleja en la programación general del centro), se han implicado, fuera de su horario de clase, docentes de manera desinteresada, de materias como biología, lengua castellana y literatura, religión católica, matemáticas, educación especial o el departamento de orientación.
Durante este curso, por ejemplo, y tras una formación de la técnica de Entreculturas Extremadura, se ha profundizado en cómo son los países en desarrollo los que están sufriendo más los efectos del cambio climático, surgiendo la figura del refugiado climático. Este año se va a diseñar, por parte de los chicos y chicas participantes, una campaña para transmitir este respeto al medio ambiente al resto de centros de la red, además de a otras clases de su instituto.
Por su parte, Jofe Morenas, profesor de matemáticas del IES “Los Moriscos” de Hornachos (Badajoz), tuvo claro, tras participar en la anterior red de Entreculturas, que quería transformar no como una actividad extraescolar sino desde su asignatura y siguiendo metodologías activas; todo ello después de haber seguido él un proceso de formación intenso en pedagogía activa y vivencial.
El pasado curso, Jofe Morenas y un compañero profesor de música se formaron e iniciaron el proyecto Cometa, sobre cooperación y metodologías activas, con el fin de que el alumnado tuviese un papel más activo en su aprendizaje. Desde sus respectivas asignaturas, se comenzó a trabajar en 1º de ESO asuntos de educación emocional y colaboración con la comunidad educativa.
A este proyecto se han ido sumando más docentes del instituto y a partir de ciertas necesidades están surgiendo nuevas iniciativas innovadoras en el centro. Por ejemplo se ha detectado que hay alumnos y alumnas que en los descansos y en los recreos están solos y se está intentando dar respuesta con una ludoteca que se está poniendo en funcionamiento, de forma que esos alumnos sean los protagonistas en esos espacios. Igualmente se ha solicitado una formación, para docentes y alumnado, sobre tutorías entre iguales, de manera que surja la figura de alumnos/as tutores/as, que tutoricen a otros estudiantes más pequeños, por ejemplo de 3º de ESO tutorizan a 1º de ESO, cada alumno/a de este curso tiene como un hermano o hermana mayor que vela por él o ella. Este proyecto pretende crear una red, tanto de profesorado como de alumnado y alcanzar así que ciertos alumnos cambien de rol, dejen de ser abusadores y ahora se encarguen de cuidar de otros compañeros menores.
Por último Jofe Morenas ha impulsado, junto a otros profesores/as de plástica y matemáticas y alumnos/as del centro, una campaña de reciclaje (de recogida de latas) para crear una estructura fractal, que colgarán en el instituto. Todo se inició con una charla sobre desarrollo sostenible, tras lo cual siguió una campaña de reciclaje, la elaboración de cajas poliédricas para recoger latas, además de cerrar contactos con el consejo escolar del centro, el Ayuntamiento de Hornachos y con diversas entidades que pudiesen patrocinar esta pieza geométrica. Este trabajo nos sirve, explica Jofe Morenas, para que “los alumnos vean que se puedan hacer cosas con repercusión en la localidad, aparte de ponerlos en contacto con agentes del pueblo y, sobre todo, que perciban que cuando se mueven se logran hacer cosas interesantes”. “Mientras hacen esta estructura se produce un desarrollo que va más allá de las capacidades matemáticas y afecta al trabajo en grupo, la colaboración, las competencias sociales o el espíritu emprendedor”, culmina Jofe.
Desde la CONGDEX y, en concreto, desde su grupo de Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global (EpDCG), se demanda el compromiso de la Consejería de Educación, la AEXCID, y la Junta de Extremadura en general, para transformar la educación extremeña en este sentido, para que todas estas acciones que se relatan no sean experiencias aisladas, sino coordinadas, e impulsadas con voluntad por parte de la Administración, implicando a los equipos directivos, el profesorado y con una participación activa de toda la comunidad educativa y de la sociedad civil, que tanto tiene que aportar y que decir del mundo que soñamos.