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Sacyr pone Galicia en el punto de mira para reactivar minas paralizadas

Corcoesto, en la actualidad

Miguel Pardo

Sacyr viene por todas. La compañía constructora acaba de llegar a un acuerdo con Macquari Capital, el mayor financiador del mundo en el negocio de la minería extractiva, para ir comprando derechos mineros por todo el Estado y reabrir viejas explotaciones y filones de oro, cobre, wolframio y otros metales. Sus objetivos son terrenos en Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha y Galicia, que es uno de los territorios en los que había fijado sus propósitos.

El acuerdo entre estos dos gigantes surge en un cambio de estrategia por parte de Sacyr, que a través de su filial Valoriza Minería se alía con el gigante Macquari asegurando que su objetivo es el desarrollo económico y el fomento de empleo en épocas de crisis. Las intenciones de la constructora ya habían quedado claras cuando hace meses llegó a un acuerdo con Edgewater para hacerse con una parte importante de los derechos mineros en la zona a cambio de avalar las exigencias económicas que había impuesto la Xunta. Pero los últimos obstáculos legales, como la pérdida de las concesiones, así como el fuerte rechazo social habían imposibilitado el pacto.

La idea de Sacyr Vallehermoso es ir adquiriendo derechos mineros vigentes o explotaciones que ya estén paralizados para reunir una importante cartera rápidamente, por lo que ya hay negociaciones en marcha. El propio consejero delegado de Valoriza, Gonzalo García, confirma en Cinco Días estas reuniones y advierte de que “hay muchos permisos otorgados a pymes e incluso a ingenieros que están paralizados por la imposibilidad de asumir la parte de la explotación”. Y ahí entraría Sacyr, apoyado por Macquare Capital, que cuenta con más de cien acuerdos en distintas industrias y lugares desde hay con una inversión que casi alcanza los 2.000 millones de euros.

Y Corcoesto puede verse amenazado. A pesar de tener Edgewater la Declaración de Impacto Ambiental aprobada -aunque el propio Defensor asegura que ya es totalmente inválida al rechazarse el proyecto- sus intenciones en Cabana de Bergantiños fueron paralizadas por la Xunta tras un fuerte rechazo de la ciudadanía. El Gobierno gallego había argumentado que no cumplía con los requerimientos técnicos y sobre todo financieros, que exigían unos fondos propios de más de 100 millones de euros. Ahora son muchos de los activistas contrarios a la minería salvaje que ven en esta apuesta de Sacyr una seria amenaza.

Pero hay más explotaciones con problemas en Galicia que podrían ser adquiridas por Sacyr y más en un territorio con una legislación minera que pone una alfombra roja a las explotaciones y con un Plan Sectorial de Actividades Extractivas de Galicia (Psaeg) de incidencia supramunicipal que prevalece incluso sobre los planes urbanísticos de cada zona.

La plataforma Salvemos Cabana ya alertó de que la llegada de Sacyr fomentará los conflictos, ya que su intención son “proyectos especulativos” y “acaparar derechos mineros en todo el Estado y la apertura de nuevos filones de oro, cobre y wolframio bajo la excusa del desarrollo económico”. El colectivo cree que, “tanto en Galicia como en otras zonas la minería de gran porte no tiene ni tendrá en el futuro licencia social para su desarrollo, al tratarse de proyectos de escaso horizonte temporal pero que al fin y a la postre de los años pueden acarrear graves impactos ambientales”. Por eso, cree que el concepto empleado de “minería sostenible” no deja de ser “una simple estrategia de comunicación creada por el sector extractivo con el único fin de beneficiar las cuentas de resultados de sus accionistas e inversores”.

Salvemos Cabana insiste en que “el auge del neoextractivismo derivado de la crisis financiera internacional es, en definitiva, un intento moderno de recuperar el espíritu de la África colonial del siglo XIX, continente hoy abatido en la lucha por los recursos y el saqueo de las grandes corporaciones transnacionales”.

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