La generación perdida de la investigación gallega
En el año 2006 el Gobierno gallego lanzó el plan INCITE de promoción de la investigación, que incluía convocatorias de contratos pre-doctorales y dos tipos de post-doctorales: el programa Ángeles Alvariño (para doctores y doctoras que acababan de defender su tesis y con una duración de tres años, de los que dos debían ser fuera de Galicia) y el programa Parga Pondal (una segunda fase, para investigadores/as con experiencia fuera, una duración de cinco años y un compromiso de estabilización). Al amparo de este plan, hubo tres convocatorias de Ángeles Alvariño (2007, 2008 y 2009).
El objetivo de este tipo de planes de promoción es ofrecer oportunidades de desarrollar una carrera investigadora en Galicia. Sin embargo, la llegada al poder del Partido Popular y los recortes aplicados en I+D+i desde el año 2010 significaron un bloqueo para muchas de estas carreras, en especial para estas promociones de nuevos y nuevas doctoras (los Ángeles Alvariño), que en condiciones normales deberían haber accedido a la posibilidad de competir por un contrato Parga Pondal (o la denominación que tuviera), entendido como contrato de continuidad y de retorno a Galicia. Hubo una última convocatoria de Parga Pondal en 2010, que ya en su momento fue calificada de pseudo-Parga Pondal, pues su duración era inferior (3 años en lugar de 5) y no incluía un compromiso de estabilización).
La Xunta lanzó en ese momento un nuevo plan, para sustituir al INCITE, denominado Plan Gallego de Investigación, Innovación y Crecimiento (I2C), de cuatro años de duración (2011-2015). En teoría (así fue presentada), en el marco de esta iniciativa debían lanzarse contratos postdoutorales para los nuevos y nuevas investigadoras (equivalente al Ángeles Alvariño: dos años fuera y uno de retorno a la universidad gallega), y un tipo de contrato postdoctoral-2 que permitiría dar continuidad a aquellos que ya habían tenido el primer contrato (equivalente al Parga Pondal).
Al amparo del IC2 se lanzaron los correspondientes contratos postdoutorales de primer nivel. Sin embargo, la primera convocatoria de contratos postdoutorales de segundo nivel todavía se acaba de publicar este mes, cuatro o cinco años más tarde de lo prometido. Además, las bases sólo permiten concurrir a ellos a los investigadores e investigadoras que acaban de completar el contrato postdoctoral-1 lanzado por la Xunta en 2012. Y dejan fuera, por lo tanto, a las tres generaciones de Ángeles Alvariño (2007, 2008 y 2009) que, por culpa de los recortes, nunca tuvieron la posibilidad de participar en este tipo de convocatorias en Galicia.
“Ya sospechábamos que nos podían excluir. Y por esto en noviembre comenzamos a movernos y nos pusimos en contacto con la Xunta y con los vicerrectorados de investigación de las tres universidades. Viendo el retraso en el lanzamiento de esta convocatoria, pensábamos que estaban esperando al año en el que terminaban la post-doc 1 los que habían comenzado con el plan I2C, para que fueran ellos los que pudieran optar”, explica una de las investigadoras afectadas. Efectivamente, la convocatoria salió en marzo y está destinada a la gente que termine ahora. Y no puede participar nadie más, aunque en el curriculum conste una formación equivalente (por ejemplo las Ángeles Alvariño), un contrato de características similares, pero de un gobierno anterior.
“Este ya está convocado, por lo tanto ya no tenemos opción, pero sí pedimos que publiquen otra convocatoria, en la que sí tengamos cabida, y en la que nos den una posibilidad de continuidad en la investigación”, dice. “Normalmente tienes varias oportunidades, pero nosotros estuvimos desde 2010 hasta 2016 sin ninguna convocatoria autonómica en la que poder participar. Ellos alegan que nosotros ya les llevamos muchos años de diferencia a los que terminan ahora. Sí, pero no tuvimos oportunidades en las que poder competir”, denuncia.
Desde que la primera generación de Ángeles Alvariño terminó su contrato en 2010 han sido escasas las oportunidades que el Gobierno gallego les ha ofrecido para continuar su carrera investigadora en Galicia. Sí hubo esa convocatoria de pseudo-Parga Pondal en 2010, aunque abierta a todo el mundo, en la que tuvieron que competir con personas que tenían muchos más años de experiencia y méritos acumulados. En 2012 la Xunta publicó también una convocatoria para los Ángeles Alvariño, que les ofreció un contrato de un sólo año.
Entre 2008 y 2013 la inversión en I+D descendió 115 millones de euros en Galicia, casi un 20%. De los 6.683 investigadores e investigadoras que en 2010 trabajaban en Galicia se pasó a 5.397 tres años más tarde, un 19% menos. Los presupuestos de la Xunta de 2010 y 2011 significaron un recorte de más treinta millones en lo dedicado a I+D. A pesar de que desde entonces hemos asistido a cinco años consecutivos de ascensos, la cifra total sigue lejos de las cantidades previas al inicio de la crisis. La consecuencia es que Galicia dedica a I+D+i alrededor del 0,9% de su PIB, lejos del promedio español (1,3%) y aun más lejos de los objetivos propuestos en el referido plan IC2 de la Xunta: “asume como objetivo general la convergencia del esfuerzo gallego en I+D+i con el esfuerzo del conjunto de España, que en ningún caso debe ser inferior al 2% del PIB en el año 2015, cifra que nos pondrá en la senda de conseguir el objetivo fijado por la UE para el año 2020 del 3% del PIB”, señala el texto
“Algunos afortunados estamos en grupos de investigación que tienen financiación por otras vías, por ejemplo a través de proyectos estatales o europeos, y por lo tanto hemos podido mantener nuestros contratos. Pero mucha gente tuvo que marcharse o se ha quedado por el camino”, explica la investigadora. “La Xunta ha invertido mucho dinero público en nuestra formación, y ahora se corre el riesgo de perderlo por completo, porque si no tenemos posibilidad de trabajar aquí, tendremos que marcharnos a otro lugar”, dice.