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La sanidad y la leche abren dos vías de agua en la gestión de la Xunta

Inicio de la tractorada en Lugo / Merixo

David Lombao

El Gobierno gallego regresa de vacaciones con dos frentes abiertos que, lejos de calmarse a la vuelta del verano, están más vivas que nunca. Dos enormes movilizaciones, una en Lugo desde primeras horas de la mañana y otra en Vigo por la tarde, llamaron masivamente a las puertas del Gabinete de Alberto Núñez Feijóo con la exigencia de decisiones y soluciones inmediatas para el sector lácteo y de garantías de seguridad y carácter público para el nuevo hospital vigués en particular y para la sanidad pública gallega en general.

Cuando, hacia el mediodía, el presidente del Ejecutivo gallego accedió a su atril para dar cuenta de lo abordado en la primera reunión del Consello da Xunta tras el período vacacional, cientos de tractores rodeaban la Muralla lucense hasta convertir en escaso el espacio de la ronda que la circunda, de unos tres kilómetros de extensión. Familias enteras cuyo sustento principal es la ganadería de leche le exigían la industria y distribución que dejen de “robar” su producto, y a la Xunta, que “gobierne” para garantizar unos precios mínimos realizando las gestiones pertinentes ante el Ministerio de Agricultura y la industria.

Lo que iba a ser una movilización de unas pocas horas se transformó en una tractorada de más de un día de duración. Los vehículos se quedaron aparcados alrededor de la Muralla durante toda la noche después de que, durante la tarde, unos 200 bloquearan la sede de Leche Río en el polígono de O Ceao. Mientras, algunas de las personas que participaron en la manifestación, se marchaban de la capital lucense repitiendo: “Feijóo, no mires a Madrid, el lío de la leche lo tenemos aquí”. “Si no lo arreglas, te vamos a echar”, advertían.

Histórica manifestación en Vigo

La multitudinaria movilización de tractores y ganaderos en Lugo se quedó comparativamente pequeña en relación a la enorme manifestación que, horas después, recorrió el centro de Vigo. La indignación acumulada en torno al proceso de privatización de parte de los servicios del nuevo hospital de la ciudad, que aumentó exponencialmente con el inicio del traslado al nuevo complejo entre denuncias de múltiplas deficiencias, explotó definitivamente en la que ya es una de las mayores marchas de protesta en la historia de la mayor ciudad de Galicia -organización y Policía Local cifran la asistencia en unas 200.000 personas-.

Personal del área sanitaria, organizaciones sindicales, la oposición política en pleno, colectivos en defensa de la sanidad pública y un amplísimo volumen de población de toda la comarca se dio cita en las calles viguesas para clamar por la sanidad pública. El periodista Xabier Fortes y el músico Eladio Santos le pusieron voz a las reclamaciones con la lectura de un manifiesto que tuvo que iniciarse cuando la parte final de la comitiva todavía no había podido ni comenzar a moverse.

La protesta, explicaron, tenía como objetivo exigirle a la Xunta que el Álvaro Cunqueiro deje de ser un centro sanitario “vendido por piezas al mejor postor” y se convierta “en nuestro hospital, donde los profesionales trabajen con dignidad y las personas puedan acudir sin precios abusivos por aparcamientos y servicios”. Se trata, indican, de que la población “reciba la atención sanitaria digna y de calidad que merece” y no padezca las consecuencias de la “desaparición y precarización de muchos puestos de trabajo” mientras las empresas concesionarias ensanchan su “negocio”.

Las protestas de Lugo y Vigo trascendieron, con mucho, la política partidaria e institucional, pero también exigieron responsabilidades en este ámbito. En ambas movilizaciones se escucharon gritos de “dimisión” dirigidos al presidente de la Xunta y a las conselleiras de las respectivas árelas, Rosa Quintana y Rocío Mosquera.

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