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Estos abuelos cumplen su sueño de ver el mar sin salir de la residencia

Playa de la Malvarrosa, en Valencia

José Manuel Blanco

Mercedes se crió en el mar de Valencia. Con 12 o 13 años, el novio de su hermana la enseñó a nadar en playas como la de Nazaret (desaparecida tiempo después) o la de la Malvarrosa, allá donde les llevara el tranvía. “He nadado siempre muy bien”, cuenta a HojadeRouter.com. Ahora, viviendo en una residencia de ancianos, lejos de allí, ha vuelto a estar en la playa, sintiendo las olas o tocando la arena. Pero sin salir del centro.

La asociación levantina ByL Edu llevó a una residencia de Valencia unas gafas de realidad virtual con un vídeo muy especial: tres minutos de la playa de la Malvarrosa en 360 grados. Las olas, el horizonte, los paseantes en la arena, los bañistas en el agua… Personas que llevaban años sin pisar la playa pudieron hacerlo así, con un añadido: el de tocar al mismo tiempo arena y agua del lugar.

Los protagonistas de la jornada lo recuerdan con emoción. “Estuvo muy bien. Fue una cosa que nadie esperábamos, porque tampoco estaba dicho. Nos sentamos y nos pusieron la cosa esta”, rememora a HojadeRouter.com Pepa, de 88 años y que se ponía por vez primera unas gafas de realidad virtual. “Yo, además, he vivido siempre en Ruzafa, y la Malvarrosa y todo eso lo conozco mucho”, cuenta.

Con la arena y el agua, el resultado era atractivo, “es que te hacía el efecto de que lo tocabas”. El que nadie los avisara de la actividad también ayudó: “Como vino así de golpe, nos hizo más efecto, creo yo, por lo menos a mí”. Y Pepa, encantada de repetir: “Por mí no hay ningún inconveniente. Además eso es una cosa que te instruye un poquito y te distrae”.

Su compañera Mercedes, la que aprendió a nadar gracias al novio de su hermana y que luego se convirtió en su cuñado, también lo aceptó de buen gusto. “Te hace recordar cosas de tiempos pasados”, añade a sus 81 años, 20 de ellos sin ir a la playa. Aunque acatarrada en el momento de la entrevista, se iría a la playa “ahora mismo”, porque la playa “ha sido mi vida”.

Todo partió de ByL Edu. El objetivo de esta asociación es acercar la tecnología a todas las personas mediante actividades que ellos organizan. Por ejemplo, enseñar a personas mayores a usar el teléfono y el ordenador o a pedir cita en el centro de salud. Con los jóvenes, acuden a colegios e institutos para dar charlas de programación y robótica. Ahora, se han lanzado al mundo de la realidad virtual y aumentada para llevarla a residencias y hospitales. Es así como han terminado en el centro residencial Comunidad de Valencia.

“Como la mayoría de ellos no pueden irse a la playa a verla y disfrutarla, se nos ocurrió acercarles. La mejor manera que se nos ocurrió fue en realidad virtual”, explica Loli Iborra, fundadora y voluntaria de la asociación. Dos voluntarios se fueron a la Malvarrosa y grabaron el vídeo. También, recogieron arena y agua en sendos recipientes, algo que resultó ser todo un éxito después. “Decían [los residentes]: ‘Agua tocamos muchas veces, prefiero la arena, que eso no se toca tanto'”, narra la también profesora.

“Estaban encantados. La sensación de poder estar ahí aunque sabes que estás en la residencia, que no estás dentro de la playa, la sensación de poder estar dentro… La verdad es que les moló”. Y no fueron los únicos: “Nosotros [los voluntarios] de verdad disfrutamos, yo disfruté un montón con ellos”.

El uso de la realidad virtual se completó con otras técnicas. “Se me ocurrió grabar un 'pen' con música para los que no estaban en ese momento viendo la imagen”, cuenta Pilar Navío, animadora de la residencia, a HojadeRouter.com. Ya que solo había unas gafas, los que aguardaban hacían mientras tanto un ejercicio de relajación con los sonidos del mar. También proyectaron unas luces azules, para simular el agua. Todo ello ayudaba a que, junto a Mercedes y Pepa, otros compañeros se animaran los brazos como si estuviera nadando en la Malvarrosa: decían que querían bañarse.

ByL Edu no cuenta con subvenciones para este tipo de proyectos, solo sus recursos. “Tenemos una cámara que nos compramos entre unos cuantos de la asociación y ahí grabamos y hacemos las actividades”, explica Iborra. Ya habían experimentado con ella filmando el refugio escolar de la Guerra Civil en el actual ayuntamiento de Valencia y su exposición.

Después de acercar el mar a los mayores, quieren en el futuro hacer lo mismo con museos que no sean accesibles, con el fin de acercarlos a aquellas personas que tienen problemas para llegar a ellos. Asimismo, están hablando con artistas falleros para comprobar si es posible aproximar su trabajo, tanto en realidad virtual como en aumentada. “También tenemos pensadas algunas rutas de Valencia, pero depende del tiempo del que disponemos. Y, si alguien nos pudiera financiar, aún podíamos hacer más cosas”. Mientras, Navío contempla que en mayo, una vez pasen las fallas, sus residentes puedan ir a pasar un día a la playa. Pero esta vez de verdad. Y Mercedes podría así regresar a su añorada Malvarrosa.

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de Toni y ByL InEdu.

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