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El veto de la derecha a la joven ecologista Greta Thunberg en la Eurocámara calienta las movilizaciones del clima del 15 de marzo

Las estudiantes flamencas Kyra Gantois (izquierda) y Anuna De Wever (derecha) acuden al Parlamento Europeo esta semana.

Andrés Gil

Habló en Davos, ante las élites políticas y empresariales. Intervino en el Consejo Económico y Social de la UE, ante las más altas instituciones comunitarias. Pero, según los populares, liberales y la extrema derecha la activista ecologista sueca de 16 años Greta Thunberg no puede intervenir en el Parlamento Europeo. ¿Por qué? “Porque no es una autoridad institucional ni un cargo electo”.

Así, sin más, los presidentes de los grupos parlamentarios europeos del PP, ALDE, ECR, ENF y EFDD ventilaron el 21 de febrero la solicitud de los Verdes –apoyada por el S&D y el GUE– para que Thunberg tomara la palabra, cinco minutos, ante el Parlamento Europeo en esta semana en Estrasburgo, en la que se debatirá una resolución en vísperas de las movilizaciones por el clima convocadas en medio mundo para el 15 de marzo.

El veto llegó justo después de una intervención de Thunberg ante el Consejo Económico y Social Europeo que agitó a los funcionarios de las instituciones europeas.

“Sabemos que la mayoría de los políticos no quieren hablar con nosotros”, dijo entonces nada más comenzar. “Bueno. Tampoco nosotras queremos hablar con ellos”, afirmó en una sala llena de políticos de la UE, entre ellos el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

“Queremos que hablen con los científicos en su lugar –prosiguió Thunberg– que los escuchen, porque solo estamos repitiendo lo que están diciendo ellos desde hace décadas. Queremos que se cumpla el acuerdo del clima de París y del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). No tenemos otras exigencias, sólo seguir lo que dice la ciencia”.

“Nos dicen que somos jóvenes, pero no hay tiempo para esperar a que crezcamos y nos hagamos cargo”, dijo, citando el último informe del IPCC, que establece que las emisiones deben alcanzar un máximo en 2020 y luego caer abruptamente con el fin de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC. “Eso es el año que viene”, subrayó: “Están deseando que dejemos de hablar de la crisis del clima y que hablemos de otras cosas, porque saben que no pueden ganar esta pelea. Porque saben que no han hecho sus deberes. Nosotros sí hemos hecho nuestros deberes, háganlos ustedes y escuchen a los científicos”.

“Según el informe del IPCC, estamos a unos 11 años de llegar a un punto de no retorno. Para evitar eso, deben realizarse cambios sin precedentes en la próxima década. Si la UE quiere mantenerse dentro de los límites de emisiones, necesita una reducción mínima del 80% para 2030. Y eso incluye los transportes aéreos y terrestres, de personas y mercancías. Debemos dejar de competir unos con otros. Necesitamos cooperar y trabajar juntos para compartir los recursos del planeta de una manera justa”.

Invitación extensiva

La respuesta de Verdes, Socialdemócratas y la Izquierda Unitaria (GUE), ante el veto de la derecha, fue convocar esta semana a medio centenar de activistas a reuniones, ruedas de prensa y la tribuna de invitados del Parlamento. Entre ellos, hay varios españolews: Ander Congil, Lucas S. Barrero, María Pardillos y Miguel Gallardo.

El miércoles acudirán al pleno a primera hora, al debate de emergencia climática –que irá acompañado de una resolución que se vota el jueves–, que seguirán desde la tribuna de invitados de la Eurocámara. Posteriormente, atenderán a los medios en una rueda de prensa a las 11.30.

Pero antes, este lunes a última hora está previsto que lleguen a Estrasburgo, y al Parlamento Europeo el martes a primera hora. El mismo martes mantendrán una reunión interna del movimiento aprovechando que se juntan  activistas de varios países para debatir los próximos pasos, y también mantendrán reuniones con los diferentes grupos políticos que les han invitado: Verdes, Socialdemócratas e Izquierda Unitaria (GUE).

Fuentes organizadoras del viaje confirman que no esperan la llegada de Thunberg a Estrasburgo, pero sí las de Kyra Gantois y Anuna de Weber, dos de las caras más visibles del potente movimiento juvenil contra el cambio climático en Bélgica, junto a activistas llegados de media Europa. 

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