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Israel contrarresta las críticas de la UE con alianzas con gobiernos de Europa del Este acusados de antisemitismo

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Javier Biosca Azcoiti

“Quiero equilibrar el enfoque poco amistoso de la Unión Europea hacia Israel para recibir un trato más justo”, afirmó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en agosto del año pasado durante una visita a los países bálticos. “Lo estoy haciendo a través de contactos con bloques de países dentro de la UE”, añadió. Sus esfuerzos continúan, pero a menudo le han llevado a forjar extrañas alianzas con gobiernos nacionalistas de Europa del Este acusados de alimentar retórica antisemita y, en ocasiones, de tergiversar la historia para minimizar su papel en el Holocausto.

Esta semana, Netanyahu, ha recibido al primer ministrio lituano, Saulius Skvernelis en Israel. Lituania está entre una serie de países de Europa del Este que han intentado minimizar su papel en el Holocausto al tiempo que conmemoran y ensalzan la figura de líderes anticomunistas involucrados en el asesinato de judíos. Prácticamente toda la población judía de Lituania, unas 200.000 personas, murieron en el Holocausto.

Skvernelis ha predicado durante su viaje a Israel “tolerancia cero” con el antisemitismo y su gobierno aceptó en enero de 2018 la definición de antisemitismo creada por la Alianza Internacional para la Conmemoración del Holocausto. Sin embargo, unos meses después, en abril, el ejecutivo anunció una ley que prohibiría libros y otros productos “que distorsionan la historia de Lituania”. El objetivo, según el Gobierno, era limitar la influencia rusa en el país, pero la comunidad judía expresó su temor a que, al igual que en Polonia, sirviese para reinterpretar el papel de Lituania en el asesinato de judíos.

“Dados los esfuerzos consistentes del Gobierno de Lituania para esconder, o al menos minimizar, el importante papel jugado por los colaboracionistas nazis lituanos en el asesinato de judíos durante el Holocausto, la aprobación de esta ley no es sorprendente”, denunció entonces Efraim Zuroff, historiador del Holocausto y director de asuntos de Europa del Este de la organización israelí The Simon Wiesenthan Center. “Es un intento de silenciar a aquellos historiadores que han escrito objetivamente sobre el Holocausto en Lituania, como el libro Mūsiškiai, que expone la colaboración de todos los estratos de la sociedad en la implementación de la Solución Final”, añadió.

El mes que viene, la institución pública de Lituania Genocide and Resistance Research Center of Lithuania será juzgada por distorsionar y esconder deliberadamente el papel de Jonas Noreika en el asesinato de judíos. Noreika fue nombrado en 1941 alcalde de la ciudad de Sialiai bajo la ocupación nazi y está considerado como un héroe nacional por su lucha contra la Unión Soviética. “Hizo todo lo que pudo para ayudar a los nazis a matar judíos”, señala su nieta, que ha pasado dos décadas investigando al “general tormenta”.

Amistades incómodas con Polonia y Hungría

Netanyahu mantiene también una peculiar amistad con los gobiernos del conocido como Grupo de Visegrado, compuesto por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia –los dos primeros nacionalistas y ultraconservadores con un oscuro historial en memoria histórica y antisemitismo–.

En 2017, el primer ministro israelí participó en la cumbre de Visegrado y un micrófono abierto captó unas declaraciones que él creía que solo escuchaban sus interlocutores. “La Unión Europea es la única asociación de países en el mundo que condiciona las relaciones con Israel con requisitos políticos. Los únicos. Tenemos una relación especial con China y a ellos no les importan los asuntos políticos”. Dos años después, Netanyahu será el anfitrión de una nueva cumbre con sus colegas de Visegrado, que se reunirán el 18 y 19 de febrero en Jerusalén.

El año pasado, Polonia aprobó una ley que castigaba con hasta tres años de prisión a quien acusase a Polonia de complicidad en el Holocausto o que usase el término “campos de concentración polacos”, en un claro intento por negar su papel en la matanza de judíos. La presión internacional hizo recular al Ejecutivo, que finalmente eliminó la pena de prisión.

Sorprendentemente, Netanyahu salió en defensa del Gobierno de Polonia. “Hemos acordado que el término 'campos de concentración polacos' es descaradamente erróneo y reduce la responsabilidad de Alemania en establecer esos campos. Rechazamos las acciones que pretenden culpar a Polonia o a toda la nación polaca por las atrocidades cometidas por los nazis y sus colaboradores de todas las naciones”, afirmó entonces el líder israelí.

Polonia ha nombrado recientemente a un antiguo líder de un grupo ultranacionalista y racista para combatir el odio en internet. Adam Andruszkiewicz presidió entre 2015 y 2016 el grupo All Polish Youth, considerado homófobo, ultranacionalista, racista y ultracatólico. En el pasado, la organización señalaba que “los judíos son un grupo extranjero racista” y “la política polaca hacia los judíos debería ser aislamiento económico, cultural y político y la mayor reducción de su número en el Estado”, según ha denunciado la rama polaca del Comité Judío Estadounidense.

En cuanto a Hungría, son ampliamente conocidas las campañas de su primer ministro, Viktor Orban, contra el magnate judío George Soros, que en muchas ocasiones llevan consigo una clara retórica antisemita. Netanyahu ha apoyado continuamente a Orbán y se ha situado a su lado en su particular cruzada contra el magnate. Orbán también ha elogiado a Miklos Horthy, gobernador de Hungría desde 1920 a 1944 que introdujo leyes contra los judíos y que colaboró con los nazis.

“Legitima el antisemitismo y roza el negacionismo”

“Es una pérdida de todo orgullo nacional y nos causa daño en el escenario internacional”, escribió en Twitter Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid, tras conocerse la celebración de la cumbre de Visegrado en Jerusalén. “El primer ministro debe superar su ansia de fotos de campaña y cancelar la cumbre”, añadió.

“Es una maniobra específica que legitima el antisemitismo y roza el negacionismo”, denunció Tamar Zandberg, líder del partido izquierdista Meretz, en declaraciones recogidas por la agencia AP.

Esta aproximación permite a líderes como Orbán mejorar su imagen de antisemita al tiempo que permite a Netanyahu influir en la toma de decisiones de la UE a través de gobiernos con una visión más favorable a la política y los intereses de Israel.

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