Acoso a enfermeras y fisioterapeutas en La Rioja: el 87% no denuncia ni lo comunica en el centro de trabajo
Las enfermeras y fisioterapeutas riojanas siguen sufriendo acoso en el entorno laboral. Así al menos se desprende de una encuesta realizada por el Sindicato de Enfermería SATSE en la región. El 46,59 por ciento de enfermeras y fisioterapeutas riojanas han sufrido comentarios y/o chistes sexistas ofensivos; el 26,14 por ciento una invasión deliberada de su espacio personal y se han sentido menospreciadas, y el 22,73 por ciento un contacto físico no solicitado ni deseado. Situaciones, apunan desde el sindicato “que pueden ser constitutivas de acoso sexual o por razón de sexo que se repiten de manera permanente y que violentan y agreden a estas profesionales sanitarias”.
La encuesta se ha realizado durante los meses se octubre y noviembre y forma parte de la estrategia de información y sensibilización que, bajo el lema “Sí que pasa…Es acoso”, ha puesto en marcha en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Desde la formación sindical subrayan que dos de las múltiples manifestaciones de la violencia contra las mujeres son el acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Conductas, explica la secretaria autonómica, Patricia Mogena, “a menudo normalizadas o silenciadas que muestran una desigualdad estructural y un ejercicio de poder de género, y que son las más frecuentes, ocultas e impunes en el ámbito laboral”.
Esta realidad provoca conductas violentas y abusivas que agreden y perjudican especialmente a las mujeres y a colectivos profesionales mayoritariamente femeninos. “Las profesiones dedicadas al cuidado han sido históricamente estereotipadas y sexualizadas, lo cual se agrava por la cercanía física y la percepción errónea de que estamos ‘al servicio’ de otras personas”, denuncia.
SATSE califica los datos extraídos de la encuesta de “muy precupantes” por lo que sugieren la necesidad de “continuar concienciando a profesionales, administraciones públicas, empresas privadas y a toda la sociedad para acabar con la violencia en el trabajo”.
Petición que justifican en que el 22,73 por ciento afirma haber sufrido contacto físico no solicitado ni deseado (una mano en la cintura, abrazos y/o tocamientos en los glúteos u otras zonas sensibles o íntimas…), y el 12,50 por ciento asegura haber experimentado intentos no deseados de tener una cita y/o proposiciones para tener actividad sexual a pesar de sus intentos de disuasión.
De la misma encuesta también se desprende que el 32,95 por ciento dice que ha sido tratada de manera diferente por su sexo; el 28,41 por ciento ha sufrido miradas insinuantes e inapropiadas de carácter sexual; al 26,14 por ciento de las personas encuestadas han llamado su atención de forma sexual (silbidos, piropos ofensivos…); al 22,73 por ciento le han contado historias o bromas sexuales que le resultaron ofensivas; y al 21,59 por ciento les han intentado tocar o rozar.
La encuesta también concluye que el 41,51 por ciento asegura haber sufrido estas situaciones o similares entre 2 y 5 veces, y en el caso del 18,87 por ciento de las encuestadas, más de 10 veces a lo largo de su vida laboral. El 54,72 por ciento ha sufrido alguna de estas situaciones en los últimos 3 años.
Y ante estas conductas, ¿qué es lo que ocurre?. La gran mayoría, el 86,7 por ciento, no denuncia y ni lo pone en conocimiento del centro. Los motivos, el desconocimiento del procedimiento y derechos existentes (43,48 por ciento) y/o la falta de confianza en la eficacia del procedimiento (21,74 por ciento). El 84,42 por ciento de las enfermeras y fisioterapeutas encuestadas desconocen si existe un protocolo de actuación frente el acoso sexual y por razón de sexo al que acogerse, y solo el 11,69 por ciento afirma haber recibido información y/o haber tenido la posibilidad de formarse al respecto.
Ante esta realidad, SATSE urge a la Administración riojana a que elabore de una vez un protocolo de acoso sexual ya que en la actualidad está sin desarrollar. “En La Rioja falta mucho trabajo por hacer para poder contar con entornos laborales seguros”, afirma Mogena. Y también demandan medids preventivas que promocionen una cultura de “tolerancia cero al acoso” mediante la difusión e información del procedimiento existente, así como formación obligatoria para todo el personal y campañas de sensibilización permanentes.
Otras demandas de SATSE son la inclusión de estos acosos en las evaluaciones de riesgos laborales como riesgo psicosocial; la protección integral a las víctimas frente a represalias y su acceso a apoyo psicológico y a la asesoría jurídica por si sus derechos laborales se han visto afectados, y la implementación de todas las actuaciones necesarias para restituir su salud psicológica y física.
Y es que concluyen que “el acoso por razón de sexo es un trato hostil o degradante hacia una persona por el hecho de ser mujer. Su propósito o consecuencia es atentar contra su dignidad y crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo. Por su parte, el acoso sexual se define por su carácter sexual explícito. Es cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual, que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona”.
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