Dios es mujer y se llama Petrunya
En una pequeña localidad de Macedonia, cada mes de enero el sacerdote del pueblo arroja una cruz de madera al río. Se trata de una ceremonia en la que cientos de hombres se lanzan al agua para conseguirla, ya que quien se haga con el crucifijo tendrá garantizada la buena suerte durante todo el año. Pero esta vez la cruz la ha cogido Petrunya (Zorica Nusheva). El resto de competidores están furiosos ¿cómo se atreve una mujer a participar en este ritual tradicionalmente masculino? La tormenta estalla, pero Petrunya se mantiene firme: no está dispuesta a devolver la cruz.
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