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“El fin último de algo que se escribe es compartirlo”

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Hace unos meses que María José Marrodán abandonó la presidencia de Ateneo Riojano. El tiempo libre y, sobre todo, las ganas y el gusto por escribir han hecho que se lance a una nueva aventura literaria. El resultado ha sido 'Imprevisible azul', un libro de relatos para adultos que esconde numerosos secretos para el lector. A través de estos cuentos, los unos muy breves, los otros un poco más extensos, pero inspirados siempre en una gama del color azul, María José conseguirá, sin duda, despertar la sorpresa en su público.

María José, ¿es el primer libro de cuentos para adultos que escribe?

Sí, es el primero. Y espero que le quede ganas a la gente porque ya voy en camino de otro. Yo tengo confianza en que sí, que les va a gustar.

Cuénteme, ¿cómo surge la idea de un libro de relatos para adultos?

No tenía intención de escribir un libro de relatos cortos, no me lo había planteado. Lo que ocurrió es que yo sí que tenía muchas historias en la cabeza que quería contar. Historias que has visto que han pasado, historias que te han contado, historias que tú has deducido...cosas que de repente surgen en tu imaginación. Pero tampoco me había puesto a ello y las veces que me había puesto no me convencía lo que me salía. Sobre todo me pasó con una historia que hay en el libro, 'Una historia familiar', un día me puse a escribirla y me gustó cómo había quedado. Me pareció que ese era un buen camino y a partir de ahí empecé a intentar reproducir otras historias que tenía en la cabeza. Después, en el espacio de “Buenas tardes La Rioja”, Lucía me invitó a leer, leía poesías y cuando empecé con los cuentos probamos con ellos. Luego, por la calle, la gente decía: “te he escuchado, o me ha gustado”, y eso creo que fue lo que más me animó. Una cosa es que tú te sientas satisfecha y otra que la gente lo valore o te anime de verdad.

¿Cuál es la estructura del libro?

Son relatos muy breves, pueden durar desde el medio folio a lo que pueden ser tres folios, la más historia amplia. En un principio cada relato tenía un subtítulo, todos relacionados con el azul: azul verdoso, azul marino, azul grisáceo, azul clandestino...

¿Por eso el título del libro?

Sí, por eso se llama así, 'Imprevisible azul'.

Cuando empecé a tener bastantes relatos me planteé que podían ser un libro. Me faltaba todavía un poco más de cuerpo y seguí trabajando en otros cuentos. Al final vi que al ampliar el número de relatos, eran ya muchos azules, azul celeste, azul violáceo, era demasiado para la gente. Así que, lo que hice fue agruparlos bajo mi perspectiva en un tema más común a ellos: bien por amor, por misterio, por ser imprevisibles, por romanticismo, o por algo relacionado con la infancia, y así surgieron los bloques.

En su libro las ilustraciones tienen especial importancia, ¿cómo decidió quién las iba a realizar?

Tengo buena relación con algunos artistas y algunos de ellos me habían dado en su día algún cuadro. Al escucharme por la radio, cuando estaba yo haciendo el libro, alguno se interesó por un relato determinado y me dijo: “yo te puedo mandar un dibujo”. Fue muy bien aceptado por su parte y por la mía, porque es lo que hicimos con una serie de cuadros o dibujos que ya tenía o que había visto que me gustaban. Hablé con ellos para ver si querían colaborar con el libro y bueno, espero que queden encantados.

¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?

Pues en lo que pasa en la vida diaria, desde lo que puede ser un hecho tangible y concreto a lo que puede ser un sentimiento que has tenido en un momento determinado, o simplemente algo que se te ocurre. Otras son cosas que has visto, que has vivido, que has intuido o que has supuesto que han podido pasar. La vida.

El mercado del libro está muy saturado, ¿cuál es la peculiaridad que hace de éste un libro único?

Creo que el título hace gala al contenido. Claro, no te puedo desvelar mucho... Tiene muchas cosas que te esperas y otras que no te esperas. Yo creo que eso es lo que lo hace diferente y también lo que a las personas de la editorial es lo que les animó a arriesgarse. Creo que alguno de los relatos tienen un aliento poético, es decir, en una escritura en verso no desmerecerían. Se podrían pasar a verso. Además, entre los relatos hay uno que ganó un premio en un concurso de Uruguay, 'Botellas del mal', que consistía en la publicación del relato.

Y, personalmente, ¿cuál es el cuento que más le gusta?

Tenemos que mantener el secreto, pero creo que uno de los relatos que más gustan y por el que más me han felicitado es 'Un hombre de pocas palabras'. Luego hay otros que son muy entrañables, por ejemplo '20 años no es nada', al que tengo un especial afecto por la connotación que tiene para mí, por la relación que yo hago de ese relato con una historia de un momento determinado de mi vida. Aunque no es una historia fidedigna. Yo creo que muchas veces, sobre todo en los relatos cortos, no son todas las historias fidedignas, sólo son el espíritu de algo, una historia verdadera y luego un arrope. En eso consiste la literatura, en arropar algo que a lo mejor no ha sucedido, que va a suceder, o que sucedió y que lo cuentas con otra perspectiva.

Especial afecto le tengo al primer relato porque fantasea, o no, una historia y me trae el recuerdo de cuando empecé yo a contar cuentos. Yo empecé a contar cuentos con diez años, se los contaba a las compañeras cuando estaban tristes. En el colegio me gustaba mucho la literatura y mi ilusión era escribir, lo que pasa que han tenido que pasar muchos años hasta que dijera pues voy a escribir y voy a escribir historias. Bueno, y esto es en realidad también uno de los secretos que tienen los libros, la historia de sus autores.

¿Hay parte de autobiografía en su libro?

Digamos que hay menos de lo que se cree. Cuando los lectores cogen un libro de poesías o cuentos siempre hay algún indicio para decir: aquí cuenta su vida. Yo siempre digo lo mismo, un libro, o un poema o un relato, nunca cuenta todo, no escribimos todo lo que vivimos ni vivimos todo lo que escribimos afortunadamente. Biográfico es todo en la vida hasta lo que se niega, porque si no viviéramos no podríamos crearlo.

Hoy en día, ¿es muy difícil abrirse camino en el mundo de la literatura?

Sí, es muy difícil. Es muy difícil en general abrirse camino en la vida. Yo por ejemplo todos los libros que he sacado, incluso los pedagógicos, he tenido que ir con mi maletín de cosas ya preparadas y explicarlas directamente para que vieran lo que había y la verdad es que cuesta. En esta ocasión no puedo decir que he tenido muchos “noes” porque no es verdad. Pero sí es cierto que tienes que oír muchas veces “no” hasta que alguien ve o se fía de ti y entonces es “sí”. Además, es difícil porque cada vez somos más los que escribimos y cada vez está todo más ocupado. También es cada vez más difícil buscar algo original que te diferencie y yo creo que en este sentido el libro pretende eso, ser algo, unos relatos, diferente. No todos, claro, todo no puede ser original, pero sí hay un gran contenido diferente. Y también la forma de contarlo yo creo que es distinta, por lo menos distinta a los relatos que conozco o que he leído de las personas contemporáneas o de otros estilos.

¿Qué público prefiere, el adulto o el infantil?

Yo prefiero el que me prefiera a mí (jeje).

Pero, ¿qué público es el más agradecido?

Me gusta mucho escribir para todos, no te puedes imaginar cuánto, aunque más agradecidos yo creo que son los niños, porque también son más exigentes. Cuando un niño te dice “me gusta” tienes un alto porcentaje de fiabilidad, porque son tal cual. Mientras que los adultos somos un poquito más, a veces educados, a veces cumplidos pero eso no te ayuda mucho porque si todo parece bien, si no hay una crítica constructiva, te cuesta crecer literariamente. Hasta ahora tampoco puedo tener queja de mis lectores mayores. Incluso algunas veces he recibido correos, me acuerdo de uno de Argentina que se ponía en contacto conmigo porque había leído a través de la web de los amigos de la poesía de La Rioja Baja unos poemas, para decirme que le gustaban, eso me pareció inaudito. Y las personas cercanas, yo creo que son también un buen público, valoran y tienen su punto crítico de decir “me gustó más aquel otro porque...” y bueno tú te lo replanteas.

Después de estos meses creo que es una pregunta obligada, ¿cómo es la vida fuera de la presidencia del Ateneo?

Pues te tendría que contestar que “fuera del Ateneo la vida existe”. Existe porque descubres que tienes más tiempo para tu familia, que en esta ocasión me ha venido bastante bien. Me dedico más a mi familia y de alguna manera me puedo dedicar más a lo que tanto me gusta, que es escribir, y a poder estar con los amigos y a poder ir a algún lugar porque quiero ir, porque me apetece mucho ir.

¿Lo echa de menos?

Pues mira, en general diría que no. Hombre, hay veces que dices: “ay, yo tendría que estar haciendo...” Y bueno, hay cosas que me han gustado mucho, que he disfrutado mucho, que me he implicado mucho, pero también eso ha dado pie a que dejes con garantías de que siguen las cosas, y ves que están siguiendo. En ese sentido estás como tranquila y no echas nada de menos... En general no lo echo de menos porque tengo todo el tiempo muy ocupado.

Gracias a esto, ¿podremos disfrutar de más libros suyos?

¡Espero que sí! Mira, el lunes me voy a Sevilla porque vamos a presentar el libro del III Premio Apolo de poesía, donde quedé finalista con un poemario. Han editado ya el libro y como empieza la feria del libro en Sevilla se va a presentar allí. Además, ¡ya ha salido un nuevo cuento para niños!

Y por último, ¿algo que quiera decirle a nuestros lectores para animarles a leer su libro?

Que se animen a leerlo porque ninguna historia que encuentren va a ser igual. Sreo que van a pasar un rato entretenido, que la literatura no es sólo entretenimiento pero que también es entretenimiento. Y que su opinión, su ánimo, es el que me da a mí ánimo, si ellos no leen no tiene sentido escribir. La teoría de algunos autores es “yo escribo para mí mismo”, pero yo y otras muchas personas no la compartimos porque en realidad uno escribe para sí mismo quizás para ayudarse, para salvarse, para desconectarse pero el fin último de algo que se escribe es que lo puedas compartir con las otras personas. Mi objetivo último, “a las resultas”, como dicen en mi pueblo, es poder compartir con alguien estas historias. Además, algunas historias están dedicadas a ciertas personas porque son cosas sugeridas por ellas o porque se han cruzado en un momento de mi vida donde se ha escrito una historia... Esto lo dice todo, sin las demás personas no pueden existir los libros y sin que ellos los lean no hacen que tú vuelvas a querer escribir historias.

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