El Madrid cumple con la tradición
El Real Madrid se llevó el derbi ante el Atlético de Madrid por 0-2 en un partido en donde los blancos volvieron a echar mano de su manual, compuesto por efectividad en ataque y Casillas en la portería, la mejor receta para resarcirse de su reciente eliminación copera ante el Mallorca y para seguir con paso firme por el campeonato nacional liguero, donde ya alcanzan los cincuenta puntos.
Un gol de Raúl y otro de Van Nistelrooy, al principio y al final de la primera mitad, bastaron a los de Bernd Schuster para llevarse un nuevo derbi y para alagar hasta los 3.005, los días que el Atlético no sabe lo que es vencer a su eterno rival y que pese a los intentos de Agüero, no pudo con la eficacia madridista.
El líder no maravilló, pero supo aprovechar sus bazas, a pesar de la tempranera lesión de Pepe, sobre todo la de Iker Casillas, que cada día demuestra su valía como uno de los mejores guardametas del mundo y que frenó las acometidas rojiblancas tras el gol del capitán.
Todavía el aficionado estaba frotándose las manos por la llegada de un nuevo derbi y acomodándose en su asiento cuando irrumpió Raúl para subir el primero del encuentro. Apenas habían pasado 30 segundos cuando un fallo garrafal de Pablo Ibáñez le regaló el balón a Robinho, que inventó una jugada por banda para que el 'siete' rematase a placer.
El 'Atleti' jugó con la losa del tanto en contra y le pesó en exceso ante un Real Madrid que puede presumir del mejor ataque y del mejor portero, pero poco más. La efectividad fue la carta de presentación de los de Schuster, que se defendieron ante un Atlético que proponía en la zona ancha. El trabajo, otra vez, sensacional de Forlán, provocó que rápido se hicieran los 'colchoneros' con las riendas del encuentro.
Las diferencias crecieron con la sustitución de Pepe, que no aguantó más de 15 minutos sobre el césped del Vicente Calderón, que volvió a registrar un ambiente simplemente espectacular. Con la retirada del central portugués, Salgado salió en banda derecha y Ramos ocupó el centro de la zaga junto a Cannavaro. Esto propició que el equipo blanco perdiera proyección en ataque y sufriera atrás.
Fue Forlán quien inauguró el carrusel de ocasiones rojiblancos con un soberbio disparo (min.26) que tuvo un gran parada de Casillas como respuesta. El principal baluarte 'merengue' empezó a exhibirse -como de costumbre-- y sólo tres minutos después fue Motta el que llevó el balón al larguero tras un córner ante un líder impávido, que desprendía fuerza, valentía y acierto, poco más.
Gago se vistió de centrocampista aguerrido, impidiendo el último pase atlético, ése que Guti daba sin mirar. Pero lejos de un Real Madrid con iniciativa, volvió a ser Agüero quien tomó el protagonismo. Primero con un remate de cabeza y después con un lanzamiento al larguero. En ambas ocasiones, Casillas se interpuso entre el balón y la red con dos espléndidas acciones.
GOLPE DE EFECTO.
Y cuando se mascaba el empate, salió a relucir de nuevo la pegada visitante, representada en su goleador, Ruud Van Nistelrooy. Raúl presionó dejándose el alma a Perea para arañar un córner que segundos después tuvo premio. Sneijder lo botó y la conexión holandesa funcionó. Pablo erró en el marcaje y Van Nistelrooy logró el segundo (min.42), que destrozó el buen hacer de los del Manzanares, venidos a menos en los instantes finales del primer acto.
En la segunda mitad, el Real Madrid interpretó mejor sus carencias y regaló menos el esférico a su adversario, que siguió sufriendo las galopadas de Robinho, los contraataques y el muro defensivo que planteó Schuster, tan efectivo como el del Camp Nou, o al menos con idéntica cosecha, tres puntos vitales con sacrificio, pero sin la brillantez que se le exigió al alemán cuando llegó al banquillo de los blancos.
Y es que el equipo de Javier Aguirre continuó desesperándose en ataque. Ni la entrada de Luis García, ni los disparos medidos del 'Kun', hicieron posible que los locales despejaran el temporal, porque hacia mucho tiempo que 'llovía' en el Calderón, exactamente desde que Raúl estampó su huella.
Guti desapareció y sus pases no encontraban destinatario, sin embargo Sneijder se adueñó, con permiso del canterano, del centro del campo, donde los blancos guardaban más y mejor el balón. Poco más creó el Real Madrid ante un Atlético que exprimió su coraje con un zarpazo de Agüero a diez minutos del final y donde el tiempo se convirtió en su peor aliado, fruto de la precipitación y el desacierto, que en esta temporada ha hecho gala.
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