El UD Logroñés saca su lado más competitivo
Competir. Pese a que aún restan tres semanas para el debut liguero, Carlos Pouso sigue avanzando en la puesta a punto de los suyos. Si ante el Eibar se dio buena imagen y ante el Peña Sport se vio la cara más amable de la pretemporada, en el campo de El Prao de Laguardia el UD Logroñés sacó su lado más competitivo, más serio, más ordenado para medirse a un equipo de superior categoría, el Alavés de Segunda división. Por un lado, el empate a cero demuestra el buen hacer de los blanquirrojos en las tareas defensivas, evidentemente faltó algo de pegada arriba; y, por otra parte, levantar el XV Trofeo Villa de Laguardia obedece al mayor acierto en la tanda de penaltis, algo buscado. Guillermo, Adrián León, Íker Alegre y Jordan no desperdiciaron su oportunidad, mientras que Miguel detuvo la primera pena máxima y el larguero, en el tercero de los alaveses, facilitaba la labor de los riojanos para llevarse una copa a sus vitrinas.
Más allá del resultado, que también es relevante, lo más destacable fue la imagen de bloque rodado -pese a los numerosos cambios durante los 90 minutos-, de conjunto que sabe lo que tiene que hacer en cada momento y cómo debe llevarlo a cabo. Máxime cuando, de inicio, el cuadro riojano sorprendió con un esquema diferente al de los dos partidos anteriores.
Con una línea de 5 defensas, Pouso quiso cerrar espacios en un campo de dimensiones más reducidas. Quería ganar las segundas jugadas ante el posible juego directo o los posibles centros laterales que hubiera -gran labor el impedirlos-. Para ello, los 4 centrocampistas debían trabajar a destajo. Los dos de las bandas tenían que sacrificarse para cerrar tanto por el medio como para socorrer a su lateral, mientras que los dos más centrados no podían perder el sitio para evitar huecos y que el equipo se partiera.
Con ese panorama, la UDL cortocircuitó a un Alavés pobre en ataque -mérito de su rival- y con poca pegada. De hecho, las mejores ocasiones de los vitorianos fueron casi consecutivas, al poco de iniciarse la segunda mitad. Tres oportunidades francas para adelantarse. Primero, tras una pared entre Asier Benito y David Torres, Miguel frustraba el remate del segundo con una buena salida fuera del área jugándose el tipo. Un minuto después, una gran acción de Kiko Femenía por el costado diestro era rematada de cabeza por David Torres, pero Titi despejaba sobre la línea. El rechace le llegó a Asier Benito y Miguel salvaba 'in extremis' cuando la animosa afición alavesa cantaba el gol. Minutos 51 y 52, ahí se le acabó la pólvora el cuadro de José Bordalás.
Intensidad y dureza
Previamente, se había vivido una primera parte que comenzó con mucha intensidad, demasiada para ser pretemporada, con entradas duras, alguna incluso a destiempo, en el que cada equipo se fajaba para obstaculiza que su oponente ganara un metro. Con Herreros de hombre libre, Zubiri y Santelices como marcadores de los dos arietes vitorianos. Miguel Santos y Arza gozaban de más recorrido, pero debían sacrificarse para regresar al punto de origen. Arnedo -fajador y valiente en todos los lances- y Julio Rico iban y venían, presionaban, ayudaban... Míchel y Joel Valencia tenían trabajo extra para salir raudos al ataque y guardar el sitio, bascular e impedir la progresión de sus adversarios. Por su parte, Camochu, entonado, se ofrecía en apoyo, pero también en ruptura, aguantaba y daba aire a los suyos.
Que la primera acción peligrosa de los vitorianos llegara a los 25 minutos habla del buen hacer blanquirrojo en las labores de contención. Salvo un centro de Manu García y el posterior remate, desviado, de Asier Benito, los de Bordalás sólo encontraban a Miguel gracias a las acciones a balón parado -falta lejana de Manu García y remate de cabeza de Toquero en un córner- y de un tiro desde 30 metros de Carpio.
Por encontrar un pero a la UDL en ese tramo, es como si la fatiga de algunos futbolistas unido a los cuatro cambios -Carlos Fernández no estuvo entonado y Titi, es de imaginar que afectado por el reciente fallecimiento de su padre, dejó más espacios por su parcela- que introdujo Pouso a la media hora hubieran bajado el nivel de intensidad que necesitaba un encuentro áspero, trabado, más propio de liga que de pretemporada. No era cómo jugar en El Prao. Mucha presión, y a buen nivel, la que desempeñó el conjunto riojano. Mucha anticipación para robar y salir con velocidad. No había remate, pero sí intenciones: las conducciones de Joel Valencia, los pases de Míchel, las dejadas de Camochu, la incorporación de Arnedo...
Nuevo once tras el descanso
Como viene siendo habitual, Pouso controló los minutos de los suyos y puso en escena otro once, salvo Miguel. Jacobo Trigo era ahora el que mandaba en el centro de la zaga. El gallego anduvo despistado, achicar o retroceder, tirar o no el fuera de juego. Gajes de variar de lugar habitual. Borja -es como si se estuviera adaptando y le falta algo de presencia- y Adrián León -da la sensación de sentirse desaprovechado en una demarcación que le hace más vulnerable- fueron los acompañantes del gallego, el cual ganó en jerarquía cuando pasó al centro del campo -el juego del equipo también creció-. Mientras que Titi y Paredes eran los laterales. Birane Ba, al que la falta adaptarse, y Chevi estaban en el medio, Íker Alegre -activo y peligroso con espacios- y Pere Milla, a pierna cambiada ambos, eran la amenaza por los extremos, mientras que Carlos Fernández -no estuvo fino- era el ariete.
Resultó un inicio de segunda parte incómodo para la UDL. Más metida en su campo, más agobiada, con menos balón y a merced de un Alavés que pudo adelantarse hasta en tres ocasiones. Después del susto, Bordalás movió su banquillo y Pouso introdujo juventud: Eloy -central-, Guillermo -el centrocampista ejerció de lateral diestro-, Adrián -lateral izquierdo- y Jordan -delantero-. Casualidad o no, el cuadro riojano fue quitándose el dominio albiazul hasta el punto de que los minutos finales se jugara, casi en exclusividad, en zona vitoriana. Jacobo Trigo mandaba en el medio y permitía liberar a Chevi. Pere Milla se metía hacia dentro para que Guillermo explotara su perfil y Jordan daba pinceladas de habilidad y desborde. Faltaba el remate.
Un mal despeje de Pelegrín, unido a una desafortunada salida del imberbe Quesada, pudieron dar el Trofeo a los blanquirrojos. Borja acarició el tanto con un remate invalidado por fuera de juego, mientras que un tiro de Pere Milla hizo lucirse al meta rival. Lo demás, fueron intentos que morían en cuanto se pisaba área alavesa.
El Alavés estaba como encogido, timorato, sin ideas en la construcción, desasistido en ataque. Todo lo contrario que un UD Logroñés intenso y consciente de lo que tenía que hacer. Una muestra más de que este bloque sabe de qué va esto, maneja variantes, prueba sin miedos, no escatima en dar oportunidades a todos sean jóvenes y veteranos. En conclusión, un equipo con carácter, con hechuras, competitivo pese a ser 1 de agosto, intenso que no duda en meter el pie y partirse la cara, pero que a su vez demuestra valentía y oficio. En este sentido, el alzarse con el Villa de Laguardia es un premio al trabajo, a la solidez y al acierto en ambas áreas en determinados momentos. Un trofeo que no da puntos, pero que sí da autoestima, confianza y ganas de volver a presenciar al UD Logroñés.
UD Logroñés: Miguel; Miguel Santos (Titi, min. 30), Zubiri, Herreros (Birane Ba, min. 30), Santelices, Arza (Paredes, min. 30); Míchel, Julio Rico, Arnedo, Joel Valencia; y Camochu (Carlos Fernández, min. 30). Segundo tiempo: Miguel; Titi (Adrián, min. 62), Borja, Jacobo Trigo, Adrián León, Paredes (Eloy, min.62); Pere Milla, Birane Ba (Guillermo, min. 62), Chevi, Íker Alegre; y Carlos Fernández (Jordán, min. 62).
Alavés: Pau Torres (Quesada, min. 46); Carpio (Estrada, min. 58), Borja, Einar (Pelegrín, min. 57), Carbonell; Toquero (Kiko Femenía, min. 46), Beobide (Aranda, min. 71), Manu García (Sergio Mora, min. 57), Altair (Guichón, min. 57; Asier Benito y David Torres (Manu Barreiro, min. 71).
Goles: No hubo.
Penaltis: 4-2. Por el Alavés: Estrada, para Miguel; Asier Benito, gol, Pelegrín, al larguero; Kiko Femenía, gol. Por el UD Logroñés: Guillermo, gol; Adrián León, gol; Íker Alegre, gol; y Jordan, gol.
Árbitro: Aitor González. Amonestó a los alaveses Beobide (min. 47) y Manu Barreiro (min. 73) y a los blanquirrojos Arnedo (min. 35), Pere Milla (min. 73), Eloy (min. 83) y Borja (min. 87).
Incidencias: Unos 1.500 espectadores en El Prao en el XV Trofeo Villa de Laguardia. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del padre del jugador blanquirroja Titi. Parte de los aficionados alaveses ocuparon el córner del ataque derecho de los blanquirrojos durante el segundo tiempo e invadieron el terreno de juego durante la tanda de penaltis para presenciarlos desde el centro del campo.
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