La amapola, la flor indomable temida por los agricultores
Con la llegada del mes de mayo, esta flor se multiplica en nuestros campos y, como no podía ser de otra forma, en las redes sociales. De forma paralela al entusiasmo que provoca entre los 'instragramers', crece la preocupación entre los agricultores ante su presencia. Las amapolas son malas hierbas, que roban nutrientes a los cultivos y cada vez más difíciles de eliminar.
Esta flor suele crecer entre cultivos de cereales y compite con éstos por el suelo, los nutrientes, la luz y el agua. Su aparición, por tanto, supone una merma en la cantidad de la cosecha final. Y no sólo la amapola, más presente en La Rioja en la zona de Valpierre (Alesanco, Hormilla...), sino también el vallico, una hierba que abunda en el área de Badarán a Santo Domingo de la Calzada.
¿Por qué aparecen estas malas hierbas en los cultivos? Lo cierto es que tanto la amapola como el vallico son cada vez más resistentes a los herbicidas, como indica el técnico de Asaja-Rioja Abel González García. De hecho, La Rioja es una de las zonas más resistentes a ambas hierbas.
González cree que la falta de rotación es una de las razones que explica la aparición de estas nocivas hierbas. “Sería necesario alternar la siembra de cultivos otoñales con primaverales, para no dar tiempo a que germinen las malas hierbas”. Argumento en el que también insiste Jorge López-Davalillo, profesor de agricultura ecológica de la UPL. “Si todos los años pones el mismo cereal y labras de la misma manera, especializas el terreno a las malas hierbas y se hacen fuertes. Los agricultores, su maquinaria y sus fincas están especializadas al cereal y deberían rotar”.
Otro de los motivos de la extensión de estas hierbas es, para González, el abuso de herbicidas de acción química similar. “Los productos son tan buenos, que los agricultores tienen la mala costumbre de no cambiar de herbicida cuando éste funciona”. Así, hierbas como la amapola y el vallico se han hecho muy resistentes a los productos químicos. De hecho, “la investigación no prevé encontrar una solución nueva contra el Vallico hasta dentro de 10 años”, asegura el técnico de Asaja.
La lucha contra las malas hierbas debería basarse, por tanto, en el uso racional de prácticas como la rotación de cultivos o la variación en el uso de familias de herbicidas distintas. También, según López-Davalilllo, en la puesta en marcha de otras técnicas como la falsa siembra, el uso de materia orgánica compostada o el aumento de la densidad de siembra. Todo ello para luchar contra esta hierba que alegra la visión de caminantes y fotógrafos pero no tanto de agricultores.
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