La hostelería riojana factura un 15% menos que en 2007

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La amenaza de una crisis económica en ciernes se está dejando sentir en el consumo privado. El endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito, el repunte esperado en la tasa de paro y la dinámica menos expansiva de la riqueza inmobiliaria ante la caída del precio de la vivienda son obstáculos que están condicionando el avance del consumo de los hogares españoles, según el último informe de coyuntura de Caixa Cantalunya.

La entidad financiera anticipa así una ralentización del ritmo de crecimiento del consumo sin excepciones en ninguna región española. En concreto La Rioja, con un 1,8% de avance esperado, será una de las comunidades que menos crezca en consumo privado en 2008, según sus estimaciones.

Ese lento desarrollo del gasto ciudadano se está dejando notar en diversidad de sectores. Basta con observar la negativa evolución de las ventas de automóviles, de las que hablábamos recientemente o, simplemente, pasear por las calles de Logroño.

Traspasos, ventas... Muchos comercios del centro cierran sus negocios; también algunos bares. “Desde luego -reconoce Aurelio San Casimiro, presidente de al Asociación de Hostelería y Restauración de La Rioja (Arbacares)-, el futuro no es nada halagüeño”. Sólo en lo que va de año, el sector en La Rioja estima que las ventas han descendido en torno a un 15 por ciento. Logroño, como no podía ser de otra forma, ha sido el lugar más castigado. No en vano, la capital riojana alberga más de la mitad de los establecimientos hosteleros de la región.

Sin embargo, muchos se preguntarán cómo, entonces, se llenan terrazas y bares todos los fines de semana. La respuesta, según San Casimiro, es sencilla: “La gente elige entre las opciones que tiene para repartir su dinero al ocio y quizás prefiera tomar algo en una terraza que ir al cine, pero recorta gastos”. Es decir, el que antes se tomaba un par de pinchos acompañados de una o dos frescas cervezas, opta ahora por prescindir de la tapa. Y eso se está notando.

“Hay establecimientos, alrededor de un diez por ciento, por los que la crisis no pasa”, asegura el presidente de Arbacares. Están consolidados y tienen una fiel y numerosa clientela. “Sin embargo, hay otros, cerca de un 70 por ciento, que están instalados en el umbral de la rentabilidad”, afirma. Es el caso de los bares periféricos o “de barrio”.

A pesar de todo, Arbacares no espera gran número de cierres. “Más bien, lo que habrá, como en los últimos años, será 'fracasos empresariales'”, matiza. Así denomina Aurelio San Casimiro a los traspasos de titularidad. La asociación estima que en 2008 un 20 por ciento de los establecimientos hosteleros se traspasarán. “Apenas un 5 por ciento cerrarán por otras causas como la jubilación de su propietario, por ejemplo”, prevé el presidente de Arbacares.

Pero continúa existiendo la idea de que la hostelería puede ser un buen negocio. Por eso, muchos de esos traspasos encontrarán nuevos inversores dispuestos a reabrir el negocio. “A ciertas edades, encontrar un puesto de trabajo puede ser muy difícil y muchos ven en esto una salida”, afirma. “Algunos lo consiguen, pero otros muchos no”.

Por eso, el presidente de Arbacares aconseja no embarcarse en la hostelería sin experiencia previa. Más aún, en Logroño. “Ésta es una ciudad saturadísima de bares”, asevera. De ahí, el debate enconado que la asociación ha mantenido contra la anulación de la distancia entre bares en la capital riojana y que San Casimiro califica de “cacicada y demencia”, aunque el Ayuntamiento de Logroño ha atribuido a un “error”. Y es que, asegura, “la tarta” ya no da para todos.

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