La Justicia da la razón a la familia de Adrián: el niño podrá estudiar en un centro ordinario

El pasado mes de octubre, la familia de Adrián plantaba cara públicamente a la consejería de Educación para mostrar su desacuerdo con la decisión de la administración de derivar a su hijo de 11 años a un centro de educación especial. Durante sus primeros años de escolarización, el niño, aquejado de epilepsia y hemiparesia (parálisis en la mitad de su cuerpo) había estudiado en un centro ordinario para pasar después a una modalidad combinada a camino entre el centro ordinario y el especial. Finalmente, la consejería decidió que Adrián debía continuar en un centro especial, a pesar de la oposición de su familia.

Sus padres siempre han tenido claro que el sistema mixto aportaba grandes beneficios a su hijo que había experimentado grandes mejoras gracias a esta modalidad. De hecho, llegaron a recopilar más de 27.000 firmas, empezando por los propios padres de sus compañeros de colegio. Pero eso no fue suficiente. El entonces consejero de Educación, Abel Bayo, aseguraba que la mejor respuesta educativa para el niño era la educación especial.

Finalmente ha sido la Justicia la que ha resuelto el conflicto al fallar a favor del recurso presentado por la familia. La sentencia “anula los actos administrativos impugnados, por haber vulnerado el derecho a la igualdad (...) en el ejercicio del derecho a la educación” y reconoce además literalmente el derecho “a su escolarización en un centro de educación ordinaria”.

Se trata del segundo fallo en este sentido en La Rioja ya que se produjo un caso similar el pasado año, ambos casos liderados por el letrado Juan Rodríguez Zapatero, con la contribución de la Fundación Gerard, a través de infomes que evidencian “la viabilidad, la sostenibilidad y el beneficio de la educación inclusiva para cualquier alumno con diversidad funcional”.

Destaca además en la sentencia la alusión a la “segregación educativa” que “se justifica y es consecuencia de malas prácticas educativas y administrativas con una carga importante de prejuicios y creencias erróneas sobre la diversidad”. La Fundación Gerard adegura que “esto es así en todos los casos porque, cuando la educación se orienta a las buenas prácticas y se proporcionan los ajustes necesarios, la participación y el éxito del alumno con diversidad funcional está garantizada”.

De hecho, la sentencia afirma que “no resulta acreditado, a la vista de lo señalado, que para adoptar la resolución de escolarización en un centro de educación especial, que es objeto de impugnación, se haya acreditado que es inviable la integración del hijo de los recurrentes en un centro educativo ordinario, ni que los apoyos que precisa el alumno solamente puedan ser proporcionados en un centro de educación especial; tampoco que los apoyos recibidos no hayan dado lugar a una evolución del alumno, ni tampoco que sea previsible que su adaptación e integración social será reducida en un centro ordinario”.

A la espera de concretar cómo va a materializarse esta decisión, la familia de Adrián se ha mostrado muy satisfecha con el fallo que les da la razón tras duros meses de lucha.