Los medicamentos que vienen

Rioja2

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Los varapalos del periodo que acabamos de liquidar, algunos de ellos de importancia, no han impedido que las compañías farmacéuticas se lancen a 2008 con notables innovaciones. En total son 250 nuevas entidades químicas (NCE, por sus siglas en inglés), en las que se ha depositado la esperanza de compensar los proyectos maltrechos en el año saliente.

Un anticuerpo monoclonal totalmente humano de la factoría de Amgen, denosumab, se perfila como uno de los grandes por venir. Los ensayos que la compañía está llevando a cabo con este agente abarcan diferentes trastornos: osteoporosis, pérdida de masa ósea inducida por tratamientos médicos, artritis reumatoide, metástasis óseas y mieloma múltiple.

Otro potencial agente ‘billonario’ (en billones de dólares) es el inhibidor de la agregación plaquetaria prasugrel, una amenaza en ciernes para clopidogrel (Plavix, comercializado por Sanofi-Aventis y Bristol Myers). Este último ha sido el tercer fármaco más consumido entre la población estadounidense mayor de 65 años, lo que ha supuesto un saldo de 1.700 millones de dólares a la altura del mes de septiembre.

También se cuentan en la lista de inmediatos protagonistas tolevamer, de GelTex, y vildagliptina, de Novartis. Grandes esperanzas se han depositado en las dos nuevas clases de antirretrovirales: los antagonistas de CCR5 y los inhibidores de la integrasa.

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Éstos y otros nuevos agentes tienen encomendada la tarea de hacer olvidar episodios como la sonada retirada de la que ha sido la primera insulina inhalada, el auténtico ‘Santo Grial’ de las terapias contra la diabetes, así como las dudas sobre la seguridad a largo plazo de otros tantos tratamientos antidiabéticos fundamentales para una población de pacientes a la expectativa de mejor calidad de vida.

En el caso de la insulina inhalada (Exubera, de Pfizer), los vaticinios llegaron a asignar un potencial de 2.000 millones de dólares, pero las circunstancias acabaron probando que no todo producto innovador acaba siendo rentable.

Los problemas de Avandia (rosiglitazona, de GSK), han sido muy diferentes pero también fueron haciéndose mayores en 2007. En febrero, la compañía lanzó una advertencia a profesionales sanitarios al observar, en el seguimiento a seis años, una mayor tasa de fracturas en las extremidades en la población de mujeres tratadas con este medicamento. En mayo, la advertencia afectaba a riesgo cardiovascular y su origen era la agencia estadounidense del medicamento, la FDA, aunque la compañía se apresuró a defender el que es su segundo producto en ventas y matizó los resultados de los metaanálisis.

En noviembre, la discordia se saldó con la inclusión obligatoria, a demanda de la agencia, de una advertencia sobre riesgo de episodios de isquemia entre los que se cuentan la angina de pecho y el infarto de miocardio.

Aunque no se encontraron motivos para señalar este agente como especialmente peligroso si se le comparaba con otros antidiabéticos, el mensaje fue que los pacientes tratados con Avandia deberían ser sometidos a un control especialmente estrecho por parte de sus respectivos médicos.

En otras áreas, 2007 también ha sido un mal año, como con los agentes estimulantes de la eritropoiesis. En marzo, la advertencia sobre riesgo de muerte y episodios cardiovasculares graves alcanzó la categoría de aviso enmarcado en negro (etiqueta ‘black box’). La preocupación por efectos en el espectro cardiovascular explican también la retirada de Zelnorm (tegaserod) para el tratamiento de trastornos digestivos. Pergolide, una terapia para la enfermedad de Parkinson, se retiró al compilarse datos sobre daños en las válvulas cardiacas de los pacientes a los que se administró.

Tradicionales medicamentos súper-ventas, como los que se emplean para casos de disfunción eréctil, han tenido que incluir advertencias sobre pérdida de capacidad auditiva (válida para Viagra, Cialis y Levitra).

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