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Sonriendo al caos: Neurocirugía sí, pero, ¿y lo esencial?

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Creo que nadie podrá negar la imagen de afabilidad que la consejera de Salud transmite a diario con esa permanente sonrisa con la que siempre recibe cualquier crítica. Es cierto que siempre nos ofrece una imagen risueña, incluso en los momentos más tensos, pero parece que ese empeño permanente en forzar siempre una sonrisa ha terminado por jugarle una mala pasada.

Sigo pensando que esa sonrisa no es en realidad más que una mueca con la que intenta transmitir indiferencia y desprecio ante la crítica, pero sus recientes declaraciones sobre el caos sanitario de las Urgencias y las listas de espera quirúrgicas han alcanzado el límite del mal gusto, trasladando un desprecio inaguantable hacia los miles de riojanos que sufrimos a diario estas situaciones.

La Sra. María Martín, consejera de Salud y Políticas Sociales del Gobierno del PP, presidido por D. Gonzalo Capellán, acaba de declarar, con su natural desparpajo y exhibiendo su habitual sonrisa, que los riojanos preferimos estar tumbados en la playa que en la mesa del quirófano. ¡Claro, es de una lógica impecable! Todos preferiríamos estar tumbados en una hamaca, -aunque no fuera en la playa-, antes que en la mesa de un quirófano, pero afirmar que el caos sanitario riojano se debe a que cuando nos avisan para la operación que llevas esperando meses, cuando no años, preferimos renunciar para irnos de vacaciones, creo que supera todos los límites admisibles.

Mientras las Urgencias del San Pedro parecen un reality de supervivencia, con las ambulancias aparcadas en la puerta llenas de pacientes esperando, con pacientes en los boxes esperando camas a lo largo de días, mientras la Atención Primaria se desangra con esperas interminables, mientras se desmonta la eficaz estructura organizativa del Hospital de Calahorra y los centros de salud se asemejan a hornos, –¡qué bronceado tan heroico!– la Consejera pinta a los riojanos como unos veraneantes despreocupados.

Recurriendo a la lógica más básica, esa que parece haber huido del despacho de la Consejera: ¿de verdad que alguien con dos dedos de frente, o con un grado de cinismo menos acusado, cree que un paciente que lleva meses, o incluso más de un año, esperando una operación que le cambiará la vida –una cadera nueva, un corazón más calmado…–, cuando le citan para entrar ¡por fin! al quirófano, suspira y dice: “Mejor me voy de vacaciones, que el sol y los baños de mar son muy buenos para la salud”?

Por favor, señora Martín, hasta mi gata, que puede confundir el sofá con un quirófano, sabe que alguien con una intervención pendiente no planea un verano de fiesta. ¿Disfrutar de unas vacaciones con dolor crónico, con problemas de visión, etc.? ¡Qué vacaciones de ensueño!

No, lo que pasa es que esos pacientes están atrapados en listas de espera interminables, sufriendo mientras usted inventa excusas de comedia. La frivolidad con la que la Consejera afronta esta crisis es, francamente, vergonzosa. Culpar a los riojanos de su propio colapso sanitario –¡la culpa es de la gente que no se quiere operar, claro!– es como echarle la culpa al enfermo de gripe por no sanar con una carcajada.

Y mientras, la Sra. Consejera sigue soltando perlas como que “cada vez bajamos más el umbral para denominar colapso” –¡qué alivio, solo son decenas de almas en pausa, no un colapso de verdad!–. Son los propios profesionales los que están denunciando temperaturas asfixiantes, falta de personal y un caos que huele a sanidad de otro siglo. ¿Solución? Ninguna. Solo un desfile de excusas sobre las vacaciones del personal y ese supuesto rechazo estival que parece sacado de un chiste malo.

Pero, de pronto, esta misma semana, el telón se alza con un giro curioso protagonizado por un nuevo actor: ¡el mismísimo presidente del Gobierno!

En el último Debate sobre el estado de la región, el presidente Gonzalo Capellán anunció (con escaso entusiasmo a mi juicio), que los próximos presupuestos incluirán una partida para crear una unidad de neurocirugía en el Hospital San Pedro. ¡Magnífica noticia, señor presidente, un aplauso bien merecido! Nadie puede negar que es un avance positivo. Cada año, cientos de riojanos deben desplazarse a hospitales vecinos por esta especialidad, y contar con ella en casa es un paso adelante que todos celebramos con absoluta sinceridad.

Sin embargo, uno no puede evitar preguntarse si esta iniciativa llega en el orden correcto. ¿No sería más urgente y prioritario asentar y consolidar las prestaciones que ya tenemos, alcanzar la excelencia en las especialidades implantadas y, sobre todo, invertir en reforzar la Atención Primaria, que agoniza con listas de espera interminables? ¿No deberíamos priorizar, por ejemplo, la reducción de más de un año de demora en Oftalmología, acelerar diagnósticos e intervenciones en lo que ya existe, o garantizar que no esperemos semanas para ver a nuestro médico de familia?

Desarrollar nuevas unidades está muy bien, pero ¿no es como decorar la fachada de una casa mientras el tejado se cae? Quizás el Gobierno debería empezar por apuntalar lo que ya tenemos antes de anunciar nuevos proyectos.

Seguro que un par de cientos de riojanos y algunos pocos especialistas nos veremos beneficiados por la creación de este nuevo servicio, aunque esto no va a evitar que otros muchos miles de riojanos y cientos de profesionales, continúen sufriendo las consecuencias de una deficiente gestión de algunos servicios que hacen aguas mientras se muerden la lengua cada vez que la Sra. Martín deja escapar nuevas perlas de su garganta.

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