Portu declara ante el juez que le metieron la cabeza en un río

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El presunto miembro de ETA Igor Portu declaró en la tarde de ayer al juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska que sufrió malos tratos por parte de agentes de la Guardia Civil después de ser detenido y esposado, según la declaración que publica 'Gara' en su edición digital. El arresto, añade el presunto etarra, no se produjo a consecuencia de un control y en ningún momento ni él, ni el otro detenido, Mattin Sarasola, intentaron fugarse a la carrera.

Según el relato del presunto terrorista, los agentes no lo condujeron directamente al cuartel de Intxaurrondo sino que le condujeron a un río y que allí y durante los dos trayectos recibió “golpes duros” en cabeza, costillas, vientre y pies.

Igor Portu, acusado de participar en el atentado de la T-4 en el que murieron dos personas, dijo al juez durante su declaración en el Hospital Donostia, que tras requerirle los agentes el DNI y comprobar lo que llevaba en la mochila, lo introdujeron en un vehículo y que “al poco tiempo de su detención, en menos de 50 minutos”, empezó a recibir “puñetazos y tortazos”, por parte de los agentes que viajaban en el Nissan Patrol, en especial por uno que viajaba de copiloto.

En otro punto, asegura que empezó a recibir golpes “enseguida, mientras estaban en marcha”. A partir de ahí, según el presunto etarra, lo conducen a una carretera que estaba a uno o dos kilómetros de Mondragón, “a una especie de puerto”. Junto a un río, continúa, coincidió con el otro detenido, Mattin Sarasola.

A partir de ahí, continúa su relato, le condujeron junto a un río y oyó un disparo, pensando que se trataba de “una simulación de ejecución” de su compañero de comando. Junto al río, dice, le propinaron “golpes duros” en el vientre, costillas y cabeza, mientras permanecía esposado con las manos a la espalda. Después, continúa el presunto etarra, le metieron dos o tres veces la cabeza en el agua y le obligaron a tragarla. Según su relato, en el supuesto camino de regreso al Patrol le volvieron a golpear.

EN EL CUARTEL

Ya en Intxaurrondo, asegura el presunto terrorista, vio en un calabozo a Sarasola. Allí le obligaron, añade, a hacer flexiones y recibió más golpes. También, dice, le enroscaron unas mantas alrededor del cuerpo y alguien se subió encima “presionando”.

Portu dice que no pidió ver a ningún médico porque la actitud de los guardias “era de todo lo contrario” y le decían “que le iban a matar, que al único médico que iba a ver era al forense. También dice que los agentes le amenazaron con que ”se atuviera a las consecuencias si contaba algo de todo esto“

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