La suciedad presente en las calles de Madrid ha sido este martes uno de los puntos principales de fricción en el el Pleno de noviembre del Ayuntamiento, en el que el alcalde ha decidido mantener dos consideraciones a priori poco compatibles: que la ciudad cuenta cada vez menos quejas por la falta de recogida de desperdicios y que, al mismo tiempo, hace falta un plan de choque con 300 contrataciones extra para mejorar la situación.
El alcalde Almeida prometió en el Pleno del pasado mes de octubre un plan de choque para reforzar la recogida de desperdicios en la ciudad, con 300 nuevas contrataciones y un servicio especial de limpieza urgente a disposición de los distritos. Reyes Maroto le echaba este martes en cara que aún no hayan facilitado los detalles de este plan a la oposición: “Supongo que entre tanta basura acumulada no lo han encontrado”, ironizaba al calificar de “campaña de marketing para limpiar su imagen” el anuncio. “Esto no es Gobernar, es engañar”, acusaba al regidor explicando que las anunciadas brigadas ya están incluidas desde el año 2021 en el nuevo contrato de limpieza.
Maroyo citó el dato publicado por Somos Madrid del 46% de aumento en los avisos ciudadanos que reclaman limpieza en sus calles, dentro de un informe elaborado por el Grupo Municipal Socialista. También recordó que estos avisos se tardan en resolver más de cuatro días, “incumpliendo sistemáticamente los pliegos, que exigen actuar en menos de 24 horas”. Y concluyó que, al estar la ciudad “más sucia que nunca”, la gestión del Gobierno municipal “es un fracaso, a pesar de los esfuerzos que hacen los trabajadores y trabajadoras de la limpieza”. Luego dejó el informe en el atril, para que lo pudiera leer el alcalde.
José Luis Martínez-Almeida subió al estrado mirando la portada de dicho informe y, sin abrirlo, contestaba a la portavoz socialista: “Madrid es la ciudad de España que más gasta en limpieza”, citando el dato de 82 euros por madrileño, después de haber aumentado un 33% el gasto en contratos para esta labor, comparado con los firmados por Ana Botella en su época como alcaldesa. El alcalde destacó que las quejas han disminuido un 55% desde que él está en Cibeles, aunque reconoció el dato de subida en los avisos, que achacó al buen funcionamiento del servicio: “Los madrileños saben que pueden avisar”, argumentó.
“Queremos que Madrid esté aún más limpia, por eso hemos adoptado medidas”, siguió explicando a la vez que detallaba que las brigadas anunciadas solo cambiarán de entidad que les den las órdenes, ya que pasan a depender de los distritos en lugar del área de Medio Ambiente.
Luego, puso el foco en la política nacional para confirmar irónicamente que en el PP “no hay ni chistorras ni lechugas”, para dirigirse a Maroto exponiéndole que iba a parafrasear a la 'fontanera' Leire Díez cuando dijo que “hay que limpiar sí o sí”, unas palabras pronunciadas por “la mayor experta en limpieza del PSOE”. Luego espetó a Reyes Maroto que no hay nadie como ella “en términos de suciedad” y que está rodeada de “corrupción esférica”. Poco antes, la socialista le había pedido que no sacara “el comodín de Bildu y no siga con una mentira como el caserío”.
“¿Nos va a decir alguna vez a los madrileños por qué está de suciedad hasta el cuello? Usted tiene un problema de corrupción esférica?”, ha lanzado a la portavoz socialista, para remarcar que “no ha habido trama de hidrocarburos en este Ayuntamiento”. “Yo no conozco a Koldo o Ábalos, ni ha habido ninguna reunión para tramar una cuestión corrupta. Yo no estoy implicado en ningún viaje a Georgia, ni fui a San Petersburgo. La corrupción la acecha, es una corrupción esférica, la miremos por donde la miremos”, proseguía. Pero después de las últimas palabras del alcalde, se mostraba “harta” de que Almeida le acusara de corrupción: “Cuando quiera, va a los tribunales y me denuncia. Ya está bien de manchar mi imagen”. Acto seguido se marchó del salón de Plenos y volvió cuando el alcalde dejó de hablar.