“Ha sido un peligro para todas las personas que trabajan al aire libre. También para quienes utilizan aire acondicionado sin un filtro adecuado”. Con esta contundencia se manifiesta Ángel López Encuentra, doctor especialista en Neumología, sobre las repercusiones en la calidad del aire de Madrid a raíz del incendio de Tres Cantos que arrasó 2.000 hectáreas este mes.
El médico es coautor de un estudio que analiza el episodio de contaminación que vivió Madrid del 11 al 12 de agosto, mientras el fuego se cebaba con el municipio tricantino: dejó una víctima mortal y obligó a desalojar cientos de viviendas. “Existe bastante evidencia sobre la repercusión en salud de la contaminación aérea por inhalación del humo de incendios forestales. Se generan varios gases y partículas, algunas de pequeño tamaño que, inhaladas, pueden atravesar los pulmones y llegar al torrente sanguíneo. Un tipo de partículas contaminantes son las de pequeño tamaño (PM2.5). Su concentración (cPM2.5) se expresa en unidades µg/m³ de aire”, detalla el escrito.
Las mediciones, reflejadas en una gráfica, muestran que la concentración de esas partículas . La Unión Europea lo fija en 10 µg/m³ (para 2030). En las 24 horas siguientes al fuego de Tres Cantos, los datos registrados en una vivienda del barrio de Batán (en el distrito de Latina) llegan a multiplicar por más de 20 esas recomendaciones, así como los datos habituales de la ciudad.
De este modo, al comienzo o al final del estudio (a las 22.30 del 11 de agosto y a las 22.00 del día 12) los datos se sitúan en unas 10 µg/m³. Sin embargo, en mitad de ese tramo, cuando los estragos del fuego se dejaron sentir en la calidad del aire antes de que fuera controlado, los niveles se dispararon. En torno a las 9.30 del 12 de agosto, la concentración de partículas llegó a rozar las 250 µg/m³. López Encuentra matiza que el aparato de medición del que disponen, con tecnología AirB y sistema óptica, cuenta con una gran precisión hasta unas 30 µg/m³. “A partir de ahí es menos exacto, pero desde luego se rebasaron los 200 µg/m³”.
El neumólogo lamenta que, aunque el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad o el Ministerio para Transición Ecológica compartieron datos similares en sus páginas web, no emprendieron campañas de comunicación más masivas o eficientes: “Nadie avisó del peligro. Recibimos la información quienes estamos suscritos a los canales de difusión pertinentes y la cuenta de Emergencias Madrid publicó un mensaje en redes, pero no ha habido alertas generalizadas para trasladar a la población el peligro de la situación”. Para López Encuentra, el contexto habría requerido una comunicación similar a la que se ejecuta en episodios de fuertes lluvias.
Más riesgo de infartos y mayor mortalidad
El doctor explica que estos niveles de partículas en suspensión implican “mayor riesgo de infartos” y que “la influencia de estos episodios cada vez se reconoce más en el aumento de asistencias sanitarias”. Un reciente estudio de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC), como parte de su proyecto SEC-FEC Verde, ha demostrado por primera vez en toda España que la exposición a la contaminación del aire se asocia con un aumento en el número de infartos y en la mortalidad por esta causa durante el ingreso hospitalario.
“Nuestros resultados resaltan que concentraciones de PM2.5 superiores a 10 microgramos por metro cúbico [µg/m³] en los tres días previos al ingreso se asocian con un incremento significativo en los ingresos hospitalarios por infarto agudo de miocardio. Esto son 22 infartos más por cada 1.000 ingresos”, detalla la doctora Raquel Campuzano, primera firmante del estudio junto con el doctor Julio Núñez Villota.
López Encuentra señala como grupo especialmente vulnerable a aquellas personas que trabajan al aire libre, en obras públicas o en la construcción. Pero advierte también de que estas partículas se introducen en el aire acondicionado si este no cuenta con un filtro adecuado (HEPA): “También ha llegado a muchas casas y oficinas, aunque en una concentración menor”. El doctor lamenta como conclusión que, con esta información en manos de la administración, no se desplegase una campaña acorde a los riesgos que el panorama entrañaba: “Las mediciones estaban hechas, simplemente no se comunicó para la población”.